El primer sacudón de la pandemia lo notamos cuando cerraron las escuelas. Muchas de éstas tienen comedores para los pibes y pibas que asisten. Al cerrar creció exponencialmente la cantidad de los y las que pasaron a buscar la leche y la comida a los merenderos y comedores, donde militamos. Las compañeras estaban muy preocupadas por esta situación, entonces definimos desde la CAAC (Casa de Atención y Acompañamiento) y la Juventud de la CCC reforzar todo lo que estuviera a nuestro alcance para poder garantizar comida para los y las más chicas.
Primero empezamos a trabajar la prevención, para acercar información segura a las familias sobre cómo cuidarnos del virus.
Antes del aislamiento, llegaban noticias de lo que pasaba en países como España e Italia y nos preguntábamos ¿qué hacemos si hay cuarentena obligatoria en Argentina? Estaba claro que no todos y todas la íbamos a poder cumplir a raja tabla. Pero no por capricho, sino por no tener las condiciones básicas de higiene, vivienda y alimento, para poder hacerlo. Sabíamos que se iban a agravar las problemáticas de trabajo, acceso al agua, violencia de género y consumo, factores que condicionan y determinan el cuidado de nuestra salud.
Para alivianar esta dura realidad, los comedores y merenderos armamos una campaña “Cuarentena Solidaria” en la que las y los jóvenes estamos a la cabeza. De esa campaña participó la JCR, el movimiento NiUnPibeMenosPorLaDroga, la CAAC, la CEPA y se fueron sumando otros en el camino. Arrancamos con donaciones de alimentos, productos de limpieza, ropa y armamos unos bonos de contribución para quienes deseaban colaborar de manera monetaria. Nos fue muy bien, pudimos llegar con algunas cosas básicas para los merenderos a barrios de la Área Metropolitana (Capital, Guaymallén, Las Heras y Luján), la gente se prendió en difundir y colaborar lo que demuestra que la solidaridad de nuestro pueblo es inmensa.
En la marcha fuimos sumando iniciativas a la Campaña. Armamos un voluntariado: un grupo hace prevención y relevamiento en las barriadas, organiza las donaciones y distribuye; y el otro hace apoyo escolar desde casa y genera contenido de prevención ante el Covid-19 y para entretenernos durante la cuarentena.
Las medidas tomadas por el gobierno nacional son bien recibidas en los barrios, pero llegan lento a las provincias. Y el gobierno de Suárez (Cambia Mendoza) sigue aplicando ajuste a los trabajadores. Permitió que siguiera el curso de la vendimia y miles de trabajadores golondrinas quedaron varados en la terminal sin poder volver a Jujuy o Salta. Rebajó salarios y los trabajadores de la salud reclaman por insumos en los hospitales para enfrentar la pandemia.
Desde el PCR, la JCR y otras organizaciones venimos planteando la necesidad de un comité de emergencia y el gobierno se niega. Proponemos que se destine un presupuesto extraordinario para enfrentar el Covid-19. Necesitamos que el gobierno provincial tome medidas extraordinarias en momentos extraordinarios para que realmente podamos hacer frente a la pandemia.
Seguiremos dando pelea para que el Estado garantice la salud de nuestro pueblo; apostando a la solidaridad activa en tiempos de distanciamiento físico (como preferimos llamarlo) y a la organización y el protagonismo en las barriadas para hacerle frente a esta grave situación que atravesamos. Reafirmamos nuestra bandera de servir de todo corazón a nuestro pueblo.
Nota de revista Chispa