El pasado 26 de abril el pueblo chileno debería haber participado en un plebiscito con el cual se habría iniciado el proceso de creación de una nueva constitución que remplazara a la heredada de la dictadura y abriera el camino hacia una Carta Magna representativa de la voluntad popular, expresada en las históricas jornadas de rebelión popular iniciadas el 18 de octubre del año 2019.
La pandemia del Covid-19 frustró esa posibilidad, postergando el plebiscito. Pero el peligro real que se cierne contra la lucha por una nueva Carta no viene precisamente del coronavirus sino del gobierno chileno. Piñera intenta utilizar la emergencia sanitaria para frustrar el proceso y mantener vigente la reaccionaria Constitución pinochetista.
También ha aprovechado la tragedia de la pandemia para avanzar en medidas fascistas como las que buscan la impunidad para los brutales crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura de Pinochet, presentando como “ley humanitaria” disposiciones que permitirán enviar a sus hogares a criminales que purgan condenas de cárcel en el penal de Punta Peuco.
Pero el pueblo chileno, a pesar de la pandemia, no ha abandonado la calle. “Llevamos mascarillas pero no bozales”, dicen muchos jóvenes. Desde el lunes 27 de abril se vienen intensificando numerosas manifestaciones populares en diversos puntos del país, principalmente en la “Plaza Dignidad (plaza Italia), punto emblemático del estallido social comenzado en octubre del 2019.
Al respecto, la profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile Carla Peñaloza, señala que las actuales protestas cuentan ahora con algo más: las terribles carencias de un sistema evidenciadas por la pandemia. “Lo que hay aquí es la misma crisis evidenciada pero en una expresión mucho más brutal en el sentido de que las desigualdades se han visto de manera aún más evidente porque pone en riesgo, incluso, la vida de las personas, clarifica el inequitativo acceso a la salud, la precariedad laboral y las profundas diferencias en la calidad de la educación”.
Así también lo señala Cristián Opazo, profesor de la Universidad Católica. Para él, “la pandemia, además de evidenciar aún más las desigualdades, demuestra que la prioridad del sistema imperante es ‘la economía’ y no la vida”. Muestra de ello es la paulatina apertura de comercios, la reapertura de malls [centros comerciales] y, sin embargo, la prohibición de manifestaciones populares. “Hemos visto cómo miles de personas tienen que realizar trabajos que implican cruzar todo Santiago. Lo hacen en transporte público en condiciones indebidas y en un contexto donde se les dice que, por un lado, deben retomar parcialmente las actividades económicas, pero, por otro lado, se les dice que todo espacio de demandas populares está vedado, y yo creo que esa contradicción es una provocación”.
Según Opazo, la imagen de hacer cuarentena en casa descansando o “viendo Netflix” es sólo para una minoría, pues la inmensa mayoría de la población debe seguir generando su sustento económico a costa de su propia salud. Por tanto, las protestas son una fotografía más real que el supuesto descanso hogareño al que algunos aluden”.
Darío Ahumada, un joven trabajador que asistió este lunes a “Plaza Dignidad”, sostuvo que “pese al contexto de crisis sanitaria, el estallido social continúa, es más, la situación generada por el Covid-19 ha reafirmado la necesidad de cambios urgentes en el país”. Y pese a que la represión de la policía fue brutal este lunes en Plaza Italia –hubo manifestantes heridos-, dice que “no dejaré de salir ya que esta es la única manera de que las autoridades escuchen a la gente. Esto no va a parar, se va a venir fuerte de nuevo, pese a las prohibiciones, las medidas sanitarias, el distanciamiento, las mascarillas y el que la policía te lleve por nada”.
En otras regiones del país también se registraron protestas el lunes 27 de abril. En Antofagasta, en varios sectores de la ciudad se efectuaron cortes de calle y barricadas.
Camila Vargas, presidenta de la Agrupación por la Memoria de Antofagasta, sostuvo que en su ciudad las protestas no han dejado de realizarse desde el inicio del estallido y hasta la fecha, incluso con la pandemia.
“Nosotros creemos que acá, en Antofagasta, es difícil que bajen las manifestaciones, en especial si las autoridades no toman en cuenta lo que la gente está pidiendo en las calles”, señaló.
Pese a la represión y las prohibiciones, se sigue saliendo a las calles. La noche del martes 28 también se registraron protestas en varios puntos del país. Así las cosas, continúan las convocatorias para hacer sentir su rechazo al gobierno y al sistema.
El Primero de Mayo
El 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, levantando las banderas del internacionalismo proletario, diversas organizaciones convocaron, “con mascarillas y alcohol gel”, a “Plaza Dignidad” en Santiago, y en Valparaíso, Antofagasta, Concepción, Temuco, Rancagua, entre otras ciudades, para decir ¡Presente!
La jornada de lucha estuvo marcada por una fuerte represión con carros lanzaagua y lanzagases. Según cifras oficiales, hubo en Santiago medio centenar de detenidos, muchos de ellos golpeados, por parte de Carabineros. Al menos una quincena de dirigentes de la CUT (Central Única de Trabajadores) fueron arrestados.
La prensa fue otro blanco de la represión de Carabineros, a pesar de que los periodistas y camarógrafos detenidos y golpeados llevaban sus credenciales y salvoconductos.
Desde la CUT se repudió el accionar represivo, se exigió la libertad de sus dirigentes detenidos y se acusó al gobierno de ordenar el accionar de la policía. Además, llamaron a realizar a las 21 horas del 1º de Mayo un cacerolazo nacional “por la Dignidad”.
Los partidos Igualdad, Progresista, Federación Regionalista Verde Social, Izquierda Libertaria, Humanista, Comunista, Socialista Allendista, Dignidad Popular y Victoria Popular emitieron una declaración en la que se expresa “nuestra total condena y rechazo a la brutal represión policial de parte de Carabineros de Chile en diversas ciudades del país contra trabajadores y dirigentes de la CUT y periodistas de diversos medios de comunicación”.
Sostiene la declaración que “hacemos responsable al gobierno de impulsar un plan represivo en Chile en esta jornada de conmemoración del Día del Trabajador. Llamamos al gobierno a recordar que la mayor crisis social que ha vivido este país sigue sin respuestas estructurales y que en esta pandemia la ciudadanía tiene mascarillas, no bozales”.
Finalmente, se hace un llamado “al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y a los organismos de derechos humanos a nivel internacional, a observar lo ocurrido durante esta jornada con las detenciones y con las víctimas de violencia policial”.
Por su parte, la Mesa de Unidad Social (centro coordinador de las luchas iniciadas en octubre del 2019) presentó en el “Día Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores” un documento titulado “Que la crisis económica no la paguemos los y las trabajadores ni el pueblo”. Señalan en el mismo que “los trabajadores y el pueblo chileno
enfrentamos la crisis social más profunda desde el retorno a la democracia… que en nuestro país ya deja a más de 300.000 desempleados” y advierten que “esta crisis que aún no ha tocado fondo, se ha visto profundizada como consecuencia de la pandemia por Covid-19 que afecta al mundo y se ha transformado en el peor escenario económico, social y sanitario desde la gran depresión del siglo pasado, afectando principalmente a los trabajadores de sectores más desposeídos con muerte, desempleo y falta de recursos básicos para la subsistencia”.
En este contexto, señalaron que a las dramáticas cifras conocidas en Chile hay que agregar “la pobreza y miseria que se han intensificado. Los cortes de servicios básicos, los embargos a familias endeudadas, las amenazas de lanzamiento a la calle por no pago de arriendos, la discriminación y xenofobia hacia los trabajadores migrantes, y la paralización de las micro y pequeñas empresas, han aumentado la angustia del pueblo trabajador”.
“El impacto de la pandemia del coronavirus –agregan- profundizará aún más la grave crisis estructural que vivimos y que están pagando los trabajadores mientras las grandes empresas, bancos y grupos financieros son nuevamente favorecidos por las medidas de salvataje del gobierno para mantener y blindar el modelo económico”.
Finalmente, hacen un llamado a fortalecer la unidad y organización de los trabajadores, promulgar una ley de Ingreso Básico de Emergencia, derogar el decreto “ley” 3.500 que creó las AFP, poner fin a la violación de los derechos humanos, liberar a los presos políticos de la rebelión de octubre y realizar el plebiscito por una nueva Constitución.
Como vemos, la profunda crisis política generada por la histórica rebelión popular aún está en curso y fracasarán quienes especulan con que la pandemia desmovilizará al pueblo. Sus efectos en la salud de la población, en el incremento del desempleo, la precarización y la inestabilidad laboral están configurando un panorama que seguramente hará redoblar la heroica lucha que viene desplegando la clase obrera y el pueblo chileno.
Desde aquí saludamos y nos comprometemos a solidarizarnos y a apoyar al pueblo chileno en su inclaudicable lucha.
Hoy N° 1813 06/05/2020