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20 de mayo de 2020

Dos meses de lucha del pueblo contra el coronavirus

La cuarentena

Llevamos dos meses de cuarentena, y todo indica que se mantendrá. Su flexibilización en la Provincia de Santa Fe, no puede ni debe  ser inmediata ni total. Acaba de aparecer un nuevo brote en Rosario.  Santa Fe tiene fronteras permeables con tres provincias donde el coronavirus está en pleno desarrollo (Buenos Aires, Chaco y Córdoba). Y nacionalmente están particularmente activos tres sitios de gran contagio: las villas de Bs. As. y Capital, los geriátricos y las cárceles.

El temido pico que sobrepase la capacidad sanitaria del país, hasta ahora se ha evitado, o postergado, sobre la base del esfuerzo de todo el pueblo, apoyándose en la organización que ha logrado en sus luchas. Esfuerzo que hay que mantener y que es más heroico allí donde las condiciones materiales (hambre, hacinamiento, falta de agua, etc.) son peores. Y que tiene su apoyo principal en una red de organizaciones sociales, políticas, sindicales, de las iglesias, de los originarios, etc. que el pueblo argentino ha desarrollado  en sus luchas. En primer lugar la CCC, que ha desplegado un esfuerzo inmenso en todo el país.

Mientras estas condiciones no cambien, resulta totalmente justo seguir priorizando la lucha por la salud, particularmente con la organización y el funcionamiento amplio de los Comités de Crisis por lugar. Enfrentando las posiciones mezquinas y burocráticas, para poder desplegar la participación y decisión de los sectores populares.

La pandemia también se descarga en particular sobre las compañeras,  que ya están en una situación grave producto de la doble opresión. Y que están forzadas en muchos casos al encierro junto con sus agresores. La batalla, encabezada por la Campaña por la Emergencia en Violencia contra las Mujeres, es todo un ejemplo de protagonismo y lucha

 

Los males del pueblo

A la vez, en la misma medida que el pico se posterga, aparecen con mayor relevancia los otros problemas de la Argentina, que son muy  anteriores a la peste y que fueron  maximizados por la política de entrega y ajuste de Macri. Tales como el hambre, la desocupación, la pobreza, el resto de los problemas de salud (como el dengue que sigue creciendo sin control y se ha instalado definitivamente en la Provincia con miles de infectados),  la inflación,  la destrucción de sectores enteros de la pequeña y mediana producción de la ciudad y el campo, la especulación financiera, etc. Males que se siguen descargando sobre el pueblo, en medio de la pandemia, como consecuencia de la concentración y extranjerización de las grandes riquezas que se siguieron produciendo con el trabajo de los argentinos, y de la especulación financiera en medio del desastre.

Estos males han sido agravados por la epidemia y la cuarentena. A pesar de las muchas y justas ayudas dispuestas por el Gobierno Nacional. Medidas que de todos modos todavía son insuficientes y lentas para las necesidades crecientes de los sectores populares.

Aumentaron las suspensiones y despidos, aumentando la desocupación.  Siguió disminuyendo el valor de las jubilaciones en relación a alimentos y medicamentos,  y de los sueldos, al producirse descuentos y postergarse los reajustes y las discusiones paritarias, todo en el marco de una persistente inflación, que se hace mucho mayor en el valor de los artículos de primera necesidad.

Ha disminuido la producción en numerosas ramas de la economía. Particularmente en las pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales han cerrado, algunas definitivamente.

 

La ofensiva de la derecha

Sobre estos problemas han intentado volver a la ofensiva los sectores más derechistas, desalojados por el  gobierno del Frente de Todos, con críticas e iniciativas reaccionarias, hasta ahora fracasadas en lo fundamental. Pero que no tenemos que subestimar.

Son la expresión de los sectores más concentrados de la producción y de los bancos que no solo no quieren perder nada, sino que quieren el fin de la cuarentena para realizar y en muchos casos acrecentar sus ganancias por medio de las cuales han llegado a ser dueños de inmensas, obscenas riquezas.

Repetimos que las medidas que ha tomado el gobierno: alimentos,  subsidios, IFE, APT, etc. son justas y debieran ampliarse para cubrir todas las necesidades. Pero debemos tener siempre en cuenta que se han realizado en lo fundamental, sobre la base de aumentar la emisión monetaria y no sobre el aumento de recursos genuinos. Como no sabemos cuánto va a durar la pandemia, es difícil prever cuánto más se va a agravar la situación económica, social y política.

Debemos en primer lugar, mantener el esfuerzo en la lucha por la vida, denunciando  la línea genocida de los Trump y Bolsonaro, defendidas acá públicamente por los sectores más retrógrados del Pro como Pichetto, Bullrich, Iglesias, pero multiplicadas más hipócritamente por una cantidad de dirigentes sociales y políticos en las redes sociales y en los principales medios de comunicación como La Nación, Clarín, TN, etc., etc.

Pero a la vez, para poder enfrentar realmente la pandemia y prepararnos para las dramáticas consecuencias que traerá sobre el pueblo, tenemos que defender inclaudicablemente las conquistas alcanzadas y no retroceder, particularmente entre los desocupados, los trabajadores y los pequeños y medianos productores.

No es cierto que todos nos empobrecemos. Estamos los que luchamos y nos empobrecemos y están los que se enriquecieron sin medida y ahora piden levantar la cuarentena sin condiciones para seguir haciéndolo sin limitaciones, aún al precio de miles de muertos.

 

Hay salida

No hay soluciones mágicas. Toda solución a favor del pueblo exige obtener recursos genuinos de los que se enriquecieron con pala y  siguen haciéndolo. No podemos resignar la lucha por un país donde se reinstale el derecho al trabajo para todos los habitantes de la ciudad y del campo, única fuente de producción genuina.

Es imposible que exista un sistema de trabajo para todos y mucho menos  un “ingreso universal”, si el producto del trabajo sigue quedando en manos de monopolios y terratenientes.

Volvemos a repetir que no puede haber un país digno y por lo tanto posible, de acuerdo al espíritu de lucha del pueblo argentino, sin tomar medidas de fondo. Que vayan a remover las causas últimas por las que somos un país inmensamente rico, con un pueblo inmensamente empobrecido. De un país que produce alimentos para 400.000.000 de personas, con producciones records de trigo, leche y carne y a la vez que el pueblo sufra hambre. Rechazamos el mensaje del Gobernador Perotti del 1º de Mayo, preocupado casi exclusivamente en garantizar el éxito de las exportaciones agrícolas a costa de cualquier cosa.

No puede ser legítimo, lo que es una injusticia. No se puede exigir que una parte de los pequeños y medianos productores desparezcan, mientras los  grandes sigan dedicándose a acumular fortunas en el exterior y sigan especulando con los dólares que no depositan en el país, mientras se infectan miles de argentinos.

Vicentin, un estafador serial, ha obtenido como Acindar  y otros monopolios, muchos de ellos extranjeros, que el  Gobierno Nacional Estado subsidie parte  sustancial de sus salarios congelados y reducidos por las suspensiones, mientras hay un récord de exportaciones agrícolas.

No podemos depender de insumos médicos de EEUU o de China, que venden lo que quieren al calor de sus objetivos imperialistas, cuando tenemos capacidad de científicos argentinos, algunos de ellos voluntarios que pueden producir hoy, en nuestro país tests comparables a los mejores del mundo, sin exigir patentes ni ganancia alguna.

No puede depender la vida de nuestros trabajadores de la salud, de la oferta de  indumentaria china (como ha dicho el gobernador), cuando en la provincia producimos algodón como para no tener que depender de nadie, y tenemos capacidad técnica e industrial paralizada.

En una época trágica, no pueden ser los medicamentos, los tests y las vacunas bienes para acrecentar las ganancias de los monopolios (una de las más grandes riquezas de la Argentina es la del dueño de los laboratorios Roemmers).

 

La deuda externa

Apreciamos mucho las declaraciones del presidente Fernández, enfatizando la necesidad de proteger a los más humildes, denunciando la extorsión  que nos hacen a través de la deuda externa, y  explicando cómo se financió con esa deuda la fuga  de capitales desde nuestro país.

Por eso ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos y tomar medidas que serían apoyadas por la inmensa  mayoría del pueblo,  y una gran parte de los sectores sociales y políticos. La justicia de esas medidas es más indiscutible aún, en medio del drama de la pandemia y la herencia recibida.

Hay que cerrar definitivamente el drenaje del pago de la deuda externa, al menos hasta que termine la pandemia. Para revisar su carácter ilegal y usurario. Y no hacer renegociaciones  bajo el chantaje de los fondos buitres y el FMI, que hipotecan el presente y el futuro del país por decenas de años. En lo que va del año 2020 llevamos pagados por intereses de la deuda más de 4.000 millones de dólares, bastante más que todo que lo que se recaudaría con el justísimo impuesto a las grandes fortunas, que se está elaborando para presentar en el Congreso Nacional

Hay que nacionalizar el manejo de los depósitos bancarios en dólares y pesos de los grandes bancos y financieras. No se puede volcar plata del gobierno a las grandes empresas y a la vez, mantener carriles legales para la especulación con el dólar, como es el llamado mercado de contado con liqui, que ha llegado a superar los $130 pesos por dólar, presionando hacia la hiperinflación. En la provincia es un escándalo que el grupo privado Petersen siga especulando y haciendo grandes ganancias con la plata que la Provincia pone a disposición de su Banco “Provincial”. Y encima el gobernador “agradezca”  nuevamente en el diario La Capital, que una pequeña parte de esos fondos se los presten a la provincia con un interés del 24%. Debe ser provincializado ya.

Urge la aprobación del impuesto a las grandes fortunas impulsado por el diputado Alderete y la diputada Caliva, así como los proyectos para gravar a exportadoras agrícolas, monopolios y financieras en la Provincia de Santa Fe, impulsados por el Frente Social y Popular.

 

El futuro

Muchos sectores están justamente preocupados sobre lo que va a pasar en el país y en el mundo cuando termine la epidemia.

En cuanto al futuro del mundo, no vemos indicios de un sistema mundial que “se humanice” frente al sufrimiento humano. Sí estamos viendo una mayor y encarnizada disputa de los principales imperialismos, particularmente EEUU y China, para  determinar quién sale mejor parado sobre las miserias de los pueblos.

Imperialismo es capitalismo concentrado. Capitalismo es máxima ganancia. Y máxima ganancia es competencia feroz, por todos los medios, incluso por la “ley de la dinamita”. Es lo que vemos con la despiadada competencia por la propiedad de las patentes de las vacunas, la venta de test truchos, las acusaciones mutuas de cómo se manipularon las informaciones sobre el virus y el aumento constante de los gastos militares de las grandes potencias.

Está en discusión quién paga el costo del crisis económica mundial y como se la descarga en los países dependientes, para ver quién va a predominar en el “nuevo orden mundial”.

Por eso nada bueno va a venir si no es sobre la base de la lucha y la unidad de los pueblos y de los países oprimidos.

En lo internacional y en lo nacional  volvemos a repetir que hay cosas que no sabemos, pero nos afirmamos en las que son evidentes.

En Argentina se trata principalmente de  qué vamos a hacer hoy para que los enormes costos de la pandemia en todos los terrenos, no se vuelva a descargar durante los próximos años sobre las espaldas del pueblo.

Las medidas que proponemos serían el mejor complemento a los sacrificios que hace y debe seguir haciendo el pueblo para superar la pandemia. Permitirían, en medio de esas mismas penurias,  crear las bases para poder salir de esta tragedia en condiciones de poner en pie un país más justo hacia adentro y hacia abajo. Y, en vísperas de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, imponer un país menos dependiente y más digno para pelear su verdadera independencia junto a los demás pueblos de Latinoamérica.

 

Partido Comunista Revolucionario, Comité Regional Santa Fe

17 de mayo de 2020