Las relaciones con España están muy complicadas. El kirchnerismo, sobre todo Néstor, las usó a su favor en la primera etapa. Se paseó junto al rey en el Congreso de la Lengua, tuvo buena onda con Zapatero, mientras incentivaba golpear internamente a YPF Repsol (que jugó en la oposición en las elecciones de Santa Cruz) para pegarle el zarpazo con Eskenazi, como lo hizo, con lo que no ganó el país, sino su propio grupo económico.
En la primera etapa Kirchner jugó para entregar Aerolíneas a Marsans en una reprivatización entreguista y espúrea. La mayoría de los 7 gremios aeronáuticos lo permitieron, y Ariel Basteiro fue el fogonero de esta reprivatización “progresista” contra el país. Moyano acordó, Alicia Castro cedió y tuvo como premio ir de embajadora a Venezuela, y Basteiro fue director junto a los nuevos dueños –recordamos cuando fue apaleado por la patota de la UTA–.
Las cosas fueron cambiando con la derrota de la 125, la situación de Repsol, la disputa por Telecom. La crisis mundial arrastra a España al fango, y a la Argentina también. Estuvo la visita de Cristina a Putin, y existía la posibilidad de que una petrolera rusa comprara Repsol, con lo que Cristina está de acuerdo.
El viaje a España es una visita difícil pero de negocios. Desde ya donde están los Kirchner algo se entrega del país: negocios petroleros seguro. Ni el rey ni Zapatero las tienen todas consigo para retar a Cristina, ella tiene respaldos fuertes y negocios para ofrecerles para hacer las pases.
La presidenta debe mostrar fortaleza interna, por eso lleva a Moyano y a Lascurain de la Unión Industrial. Además de paso les muestra el camino del pacto social que hay que hacer para mantener los salarios bajos, –ni el 8% de los patrones, ni el 22% de Moyano–. El secretario de la CGT empezó reclamando un 30% de aumento, y ahora solo pide el 15%, pero la inflación del 2008 fue del 35%. Quieren enfrentar la crisis descargándola sobre los trabajadores los campesinos y el pueblo.
Volverán de España con el pacto social tejido, desde ya fundado en la experiencia de los españoles, que también muestran el Pacto de la Moncloa como modelo, pero no pueden sacarse de encima los 90 millones de originarios muertos en América, ni devolver las 180 toneladas de plata y las 16 toneladas de oro que se llevaron. Ahora, en esta segunda oleada conquistadora tampoco pueden escribir un triunfo pues los originarios de América están a la ofensiva, a un año del bicentenario de la Revolución de Mayo.
Pero en la pulseada con los españoles están todos juntos, por eso Moyano, que antes ayudó a la reprivatización igual que el traidor de Ariel Basteiro, jugó para la reestatización de Aerolíneas, y acuerda en licuar el golpe con un negocio con Marsans por los aviones.
Mientras, la CTA sigue callada, con Yaski apoyando “por el peligro de que la derecha avance”. Moyano es una pieza en el gran juego, debe garantizar sus negocios y el de la cúpula traidora de la CGT. También la de sus aliados aeronáuticos que ahora gobernarán la empresa, será por eso que manejó el avión el “combativo” piloto Pérez Tamayo secretario general de APLA.
02 de octubre de 2010