La compañera Julia Rosales arranca expresando: “Yo me siento absolutamente orgullosa de mis compañeras porque se han puesto al hombro eso de servir al pueblo, en la lucha contra la pandemia”. Y agrega: “Esto no quiere decir de que hubo gente que no haya tenido miedo. Porque así como hay miedo en la sociedad, también lo hay en nuestras filas. Pero es una alegría que nuestra línea prenda entre los compañeros”.
A continuación, la dirigente de la CCC de CABA ilustra cómo viene siendo esa participación: “En Chacharita han participado de comités de crisis, se está haciendo entrega de comida casa por casa a los mayores. Están haciendo comida en el comedor para mil personas. También, la posta sanitaria con control de temperatura a la gente.
“En Saavedra teníamos el único comedor que le daba de comer a nuestros compañeros. Como los compañeros son de distintos lados y no pueden viajar, abrimos el comedor al barrio. Llevamos con un carrito a la gente mayor en el barrio Mitre. Participamos de las postas sanitarias también.
“En Mataderos organizamos una brigada de limpieza, donde vamos fumigando al tiempo que sacamos la mugre de la calle. Aparte del comedor que funciona todos los días, abrimos un merendero los fines de semana.
“Y en la Carbonilla, donde teníamos un solo merendero. Ahí había tres comedores de la Dignidad y uno nuestro. Como los vecinos ajenos a la organización venían a pedirnos de comer, conseguimos que nos dieran el comedor y que nos aumentaran las raciones”. Además, Julia agrega que en Lugano se está haciendo merienda. “También el CAC de la calle Trelles, que atendía chicos con adicciones, tuvo que abrir un comedor porque la gente está desesperada”.
Creció el número de compañeros con hambre
Cuenta Julia que mucha gente que antes trabajaba en la calle, viene a buscar comida a los comedores: “gente que trabajaba de empleada doméstica, de trabajo informal, que vendía tortilla ahora viene porque no tiene otro remedio. Por eso seguimos luchando por aumento de raciones en el orden del 40%”.
El otro tema que preocupa es el número de personas con enfermedades preexistentes, que salta a la luz con el trabajo de atención primaria de las compañeras en el programa El barrio cuida al barrio. “En la puerta del comedor, en la entrada del barrio las compañeras miden la temperatura y derivan a la salita. En La Carbonilla donde habitan 1.500 familias, la semana pasada había 70 casos y ayer (26/6) había 170 con Covid-19. Tenemos varias compañeras con Covid-19, incluso una internada. Por eso en los comedores y merenderos reforzamos las normas y protocolos para evitar la propagación”.
Consultada sobre la situación habitacional en CABA, Julia cuenta: “en Chacarita conseguimos un plan de urbanización al que accedieron a viviendas muchos compañeros, mediante hipoteca. Si bien es una ayuda, es un compromiso para el compañero porque tiene que tener un ingreso fijo para pagar la cuota, más impuestos, algo que está muy complicado hoy.
“El problema habitacional en nuestros barrios es que es que vos no pagás el alquiler y te quedás en la calle, no corre acá la ley de alquileres. Estamos discutiendo en los comités de crisis que el Estado se haga cargo de los alquileres que no se pueden pagar”.
Al terminar la entrevista, la compañera destaca el rol de la Corriente en la lucha para la expropiación de Vicentin: “Ha crecido el hambre. La postpandemia vendrá con muchos desocupados. Hemos planteado lo de Vicentin porque no queremos pagar la crisis, queremos que la paguen los que la generaron. Hay que prepararse a la resistencia de los sectores concentrados, que no van a querer pagar nada. Vamos a abordarla, como siempre lo hicimos, poniéndonos a la cabeza de la lucha, viendo cómo sacarle el collar al perro para cambiar nuestra vida. Porque no hay otra forma”, finalizó.
Hoy N° 1821 01/07/2020
