Hemos conocido hace unos días las declaraciones, infames pero no sorprendentes, del pretendido nuevo “jefe” y aglutinador de la más retrógrada derecha argentina, el exgobernador mendocino Alfredo Cornejo (actualmente diputado nacional y presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical), referidas a una pretendida separación de Mendoza del Estado nacional.
En su arremetida contra la Nación argentina, Cornejo dijo que “Mendoza tiene todo para vivir como un país independiente” y que “podría ser un país con un programa común de su élite política y empresaria para desarrollar ese camino de independencia”.
Según él, desprendidos de la calificación de riesgo de la Argentina, una Mendoza “independiente” podría atraer capitales internacionales para que exploten nuestras riquezas, es decir, un “modelo” de economía entregada al capital financiero internacional, asociado a las oligarquías locales. Cornejo nos retrotrae con su propuesta a las épocas de la anarquía de la primera mitad del siglo 19, las que en la situación actual son totalmente funcionales a proyectos de las potencias imperialistas que someten nuestra patria y nuestro pueblo.
No escapa a nadie que estas declaraciones a favor de una ruptura territorial de la Argentina, dichas en las tierras donde bajo la conducción del general José de San Martín se gestó buena parte de la independencia americana, tienen una enorme gravedad para nuestra patria.
Cornejo pretende confundir basándose en algunos elementos reales, pero los estira y distorsiona al extremo. Otros directamente los inventa, mintiendo alevosamente. El problema de la coparticipación que nos afecta es real, pero cuando Macri benefició a la CABA durante cuatro años no dijo nada y firmó mansamente el “Consenso Fiscal”. Miente también sobre las capacidades autónomas de la provincia, la que él no sólo no pudo hacer avanzar, sino que la hundió aún más en la pobreza y la desigualdad. Este griterío le sirve también para ocultar la herencia real que dejó a su correligionario Suárez: estancamiento, endeudamiento, pobreza. Hace culpables de la situación en que se encuentra nuestra provincia al presidente Alberto Fernández y a la cuarentena, cuando lo que enfrentamos es la conjunción de una provincia arrasada por el macrismo y el cornejismo, a lo que se sumó el Covid-19.
Tampoco pueden escapársele a Cornejo, además de la grave crisis sanitaria, económica y social que hoy atraviesa la Argentina, las frágiles condiciones geopolíticas generadas por la mutilación de su integridad territorial (ocupación británica de nuestros territorios australes, poderosa base militar británica en Malvinas, la amenaza sobre nuestra plataforma continental, sobre la proyección antártica y sobre la Patagonia), y por la instalación de bases militares extranjeras en nuestro territorio (base militar china instalada en Neuquén, las bases concedidas a Estados Unidos en el Noreste, Noroeste y sur argentino).
Pero para Cornejo los enemigos y causantes de la crisis económica y social (nacional y provincial) no son las políticas de los imperialistas, los terratenientes y grandes monopolios, sino otras provincias y la Nación argentina (otros Estados nacionales, más poderosos, serían amigos según él). Todo fascismo generó odios contra “otros” reales o inventados. La canallesca perorata cornejista más que el fascismo de potencias imperialistas como Alemania e Italia del siglo 20, recuerda al separatismo de la Liga del Norte. Algunos de sus escasos seguidores invocan al separatismo catalán, pretendiendo ignorar que Mendoza sólo representa el 4% del PBI argentino.
Nuestro Partido repudia firmemente las canallescas declaraciones de Cornejo y exige que sea ejemplarmente sancionado como corresponde, de acuerdo con su condición de diputado nacional.
Hoy N° 1822 08/07/2020