Nuestro sector, eternamente postergado a la hora de debatir presupuestos y decidir prioridades, hoy pide a gritos el reconocimiento que merece la enorme tarea que venimos llevando adelante. Con una sobrecarga laboral extrema, sin vacaciones ni licencias, con enorme exposición al contagio y la muerte, el equipo de salud está dejando todo para cuidar a la población frente a la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años. La provincia de Buenos Aires ha destinado en lo que va de la pandemia unos $14.000 millones en insumos e infraestructura, sin dudas una cifra histórica. Es lo que permitió pertrechar rápidamente al sistema de salud con elementos de protección personal en cantidad e incrementar el número de camas y respiradores a más del doble de lo que teníamos hace pocos meses atrás. Ese crecimiento no ha sido de la misma magnitud en materia de recursos humanos, que como alertó recientemente la SATI se ha transformado en el cuello de botella del sistema. La imagen de camas y respiradores fuera de servicio en el peor momento de la pandemia son ilustrativas del desbalance en la designación de los recursos.
Mientras el sistema de salud de la provincia creció en 1.500 camas y 1.132 respiradores, la cantidad de profesionales que ingresaron al sistema es de 700. En muchos hospitales tenemos cargos disponibles pero no podemos conseguir postulantes. Como lo venimos diciendo hace tiempo, el origen del problema está en los bajos salarios y el pluriempleo. Con un salario inicial de $46.800 en los hospitales y de $32.000 en los centros de salud va a ser muy difícil remontar los meses que tenemos por delante, con un personal sanitario agotado por el cansancio físico, mental y emocional. A esto se agrega la pérdida sostenida de personal por infecciones y muertes provocadas por la alta carga de exposición viral, la falta de medidas de protección y las malas condiciones laborales que padecemos en muchos establecimientos.
Si queremos superar lo que nos queda por delante y evitar el colapso del sistema de salud son necesarias algunas medidas básicas. En primer lugar es necesario un monitoreo preciso de la situación epidemiológica de cada distrito para regular adecuadamente las aperturas y restricciones en cada lugar. No hay margen para flexibilizar apresuradamente. La situación de provincias como Jujuy y Río Negro son ejemplos de esto. Ambas provincias actualmente están ofreciendo cifras mayores a $200 mil a los médicos que estén dispuestos a viajar como bomberos para sofocar el incendio y aún así no consiguen personal. La dinámica de la pandemia no puede ser subestimada porque el precio es muy alto. Cuando se pierde el control es muy difícil volver a recuperarlo como lo vimos meses atrás en Europa.
Nadie desconoce la delicada situación económica en la que nos encontró la pandemia ni las graves consecuencias que la misma está provocando en nuestra economía. Será el momento para que la historia no se repita y la salida de la crisis no sea por el doloroso camino del ajuste. Quizás sea el momento de equilibrar las cargas buscando los recursos en los sectores más concentrados recomponiendo el salario como elemento clave para dignificar el trabajo y para reactivar un mercado interno que actualmente está en terapia intensiva y sin respirador. La paritaria es un derecho de los trabajadores y es la herramienta para mejorar salarios y condiciones laborales.
Pablo Maciel, Secretario Gremial de CICOP