Nos seguimos organizando, transformando el dolor en lucha y diciéndole al Estado que nos dé respuestas porque no estamos dispuestas a seguir contando muertas por la violencia machista patriarcal que a diario nos arrebata las vidas.
A pocos días de la convocatoria para esta movilización nacional, la masividad de la misma muestra la decisión de las mujeres que no queremos ni un femicidio más, porque las políticas y los presupuestos que se aplican no alcanzan, necesitamos medidas que garanticen la integridad de nuestras vidas. Ser mujer es un factor de riesgo que nos expone a innumerables formas de opresión y violencia, que ponen en peligro nuestras vidas hasta la muerte.
El femicidio de Úrsula no es un hecho nuevo, se viene repitiendo y se ha agravado en los inicios de este 2021, porque reina la impunidad y legitimación y complicidad estatal respecto de los crímenes de género. Y nuestro reclamo es al Estado, no solo por Justicia, sino para que dejen de matarnos.
Las casas de las mujeres, las promotoras en violencia de género, a diario contienen y acompañan a mujeres que se encuentran en situación de riesgo. Pero esto no alcanza. Necesitamos la Declaración de Emergencia en Violencia contra las Mujeres, que venimos peleando hace varios años para que sea aplicada de forma urgente, para garantizar la integridad de nuestras vidas.
La jornada, en las condiciones que impone la pandemia, volvió a mostrar la fuerza y masividad del movimiento de mujeres y feminismos de la Argentina.
En CABA, frente a los Tribunales, una multitud expresó su dolor y bronca por Úrsula y por las que ya no están.
Con la presencia de la mamá de Úrsula y de madres de víctimas, de organizaciones de mujeres y disidencias, sociales, sindicales y políticas, el pronunciamiento fue masivo porque frente a los femicidios el Estado está ausente.
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