Mientras Cristina K muestra su inutilidad para evitar que millones de argentinos se intoxiquen con el humo de los pastizales, otro veneno, el cianuro, se expande por nuestro territorio de la mano de su voracidad fiscal.
A fines del año pasado, el gobierno kirchnerista aumentó las retenciones que venía cobrando al sector minero. Ya desde 2002, algunas de las exportaciones venían tributando entre un 5 y un 10%. La medida se aplicaba a las empresas autorizadas a exportar luego del 2002. El cambio es que las retenciones se aplican a empresas cuya autorización es anterior al 2002.
Las nuevas medidas se tomaron en el más absoluto secreto, y ni siquiera consta el número de resolución en la Secretaría de Minería. Se establece que se cobrarán retenciones del 10% al concentrado de cobre (que lleva también oro, plata y otros metales). En cambio, el oro (separado del cobre, plata y otros minerales), pagará sólo un 5%.
El método más barato para separar el oro del resto de los metales es la "lixiviación" con cianuro. Para decirlo en términos sencillos es "lavar" el metal con grandes cantidades de agua mezclada con cianuro, altamente tóxico y contaminante. Obviamente, todas las empresas han dicho que van a pasar a aplicar este método, con el fin de reducir las retenciones. La voracidad fiscal del kirchnerismo, que como buen usurero no deja de "hacer caja", buscó un mecanismo para incorporar entre 600 y 800 millones de pesos anuales a las arcas del tesoro nacional. Esta política es responsable de que cada día sea mayor el envenenamiento de nuestras aguas, nuestro aire y nuestra tierra.
Estas medidas le han provocado contradicciones con las empresas mineras, a las que las leyes menemistas les garantizaban "30 años de estabilidad fiscal". Estas contradicciones no son agudas por las altísimas cotizaciones de estos metales, que les permiten a las empresas imperialistas obtener jugosas ganancias, y porque se mantienen el resto de los beneficios otorgados por el menemismo y ratificados por los K.
También "corcovean" gobernadores hasta el momento hiper oficialistas como el de Catamarca, o el sanjuanino Gioja, que le ha propuesto a Cristina cambiar las retenciones por un aumento al impuesto a las ganancias, debido a que éste último es coparticipable.
02 de octubre de 2010