Sus palabras al asumir no hacen más que convalidar que “la Argentina va a seguir sangrando por las barrancas del río Paraná”.
Nos dice muy suelto de cuerpo, como si nada pasara, que no dramaticemos y que los argentinos “no vamos por el camino de la estatización” de la mal llamada Hidrovía Paraná-Paraguay. Le solicitamos que no hable en nombre del pueblo argentino. Además a Ud. no lo votó nadie.
Queda claro en sus palabras que el gobierno no tiene como objetivo recuperar la cuenca del Plata: esta unidad hídrica, de carácter estratégico, esa gran autopista fluvial que llega hasta el corazón de América del Sur, por donde circulan 5.000 buques de ultramar y miles de barcazas que se llevan 127 millones de toneladas por año y que las agroexportadoras (en su mayoría extranjeras) estiman que van a aumentar en este 2021 a 33.000 millones de dólares por las exportaciones, o sea 10.000 millones de dólares más que el año pasado, favorecidos por los precios internacionales. ¡A nuestra provincia de Santa Fe y a nuestra querida Rosario no les queda ni un peso!
Lo segundo que Ud. dice es que reconoce que hace 25 años no hay ningún tipo de control en lo que “mal llama” la Hidrovía (porque nos han robado hasta los nombres de los ríos), por donde se efectúa todo tipo de “defraudación de miles de millones a los argentinos”. Un tercio de la cosecha se va en negro. Como si esto fuera poco: falsificación de las cartas de porte; “autodeclaraciones” juradas de las exportadoras, donde un 50% son adulteradas; más aún: triangulación, subfacturación, contrabando con el Paraguay, etc., etc. Todo esto está legalizado por el último filtro a través del control y la administración que le hemos regalado por más de 25 años a la empresa extranjera belga Jan De Nul y EMEPA (mejor ni hablar) en Hidrovía SA. Y Ud. la única propuesta que tiene es una extensión por 90 días a la concesión actual y extenderlo un plazo más, que podría ser hasta un año y medio, a la misma empresa que viene defraudando y robando de manera descarada a los argentinos.
Por otro lado, esos plazos están sujetos y subordinados a estudios de nuestra Universidad Nacional de Rosario sobre el “impacto ambiental”; la “viabilidad económica y estructura de costo” a la Universidad de San Martín; y el “sistema fluvial” a la Universidad del Litoral. Es decir: nuestras universidades públicas, nuestros intelectuales y científicos, no serán los “facilitadores” para la recuperación de nuestros derechos soberanos, sino para la entrega de estos en una nueva licitación internacional, donde lo único que está en cuestión es quién se la queda. O sea, si se la quedan empresas extranjeras holandesas, belgas, chinas, estadounidenses, etc. Todos la quieren.
¿Por qué será Sr. Ministro que los únicos que no la queremos somos nosotros para los argentinos?
El Consejo Federal Hidrovía, órgano creado con el objetivo según Ud. dice de “democratizar”, no es más que un órgano de legitimación de la nueva entrega, es un órgano de carácter “no vinculante”. Esto implica que “escuchamos todo” pero, al no ser vinculante, “hacemos lo que yo digo”.
El argumento de que los argentinos no estamos en condiciones de hacernos cargo por “deficiencias técnicas” es de una falsedad total.
El 100% de los técnicos, científicos y trabajadores son recursos argentinos, pero en una empresa belga. ¿Cómo no vamos a tener los recursos si lo hacen nuestros trabajadores? Hay que aclarar que cualquier decisión que se tome debe garantizar los puestos de trabajo, los salarios, y los convenios colectivos de los trabajadores.
Otro argumento falso es la “imposibilidad del Estado argentino” por el volumen de capital que representa la Jan De Nul. ¿Qué es la Jan De Nul?: siete dragas de succión y una de corte, por un valor de 30 millones de dólares cada una. Es decir que el total del capital representa no más de 250 millones de dólares. Esto es muy poco dinero si tenemos en cuenta que el presupuesto nacional argentino es de 100 mil millones de dólares y que, además, esta empresa tiene una facturación por 300 millones de dólares anuales, con ganancias extraordinarias.
Si Ud. verdaderamente quiere “democratizar” la decisión, convoque a un plebiscito nacional para que seamos los argentinos quienes decidamos sobre un recurso tan estratégico, más aún si hablamos de nuestro futuro por 30 o 40 años.
Llama la atención su falta de sentido patriótico, parece más un gerente de empresas extranjeras. Porque lo que Ud. hace es exactamente lo que piden las exportadoras (Cargill, Bunge, ADM, de EE.UU; Dreyfus, francesa; la china Cofco-Nidera; la anglosuiza Glencore-Renova); el señor Paolo Rocca (de Techint); la Jan De Nul (belga); la Sociedad Rural; el señor Idígoras, presidente del Consejo Agroindustrial “mal llamado Argentino” porque en su mayoría son extranjeros; el señor Zubizarreta, que además de ser Presidente de Dreyfus preside la Cámara de Puertos Privados y Comerciales también “mal llamada Argentina”.
Por eso decimos que sus palabras no hacen más que expresar el deseo y los intereses coloniales de una Argentina que parece no encontrar rumbo frente a una situación desgarradora: una desocupación estructural y 42% de pobreza (pandemia de por medio) donde 9 millones son niños en la pobreza extrema, a quienes les están robando lo más preciado que es la posibilidad de un “futuro”. En este país alguna vez se dijo “primero los niños”, hoy son los “últimos”. En este país en el que por un lado “fluyen los manantiales de la riqueza” (nunca tanto trigo, tanta carne, tanta soja, tanta leche, tanto alimento) vemos la contracara de una “extrema pobreza para este pueblo”.
Quienes trabajamos en el “Frente de Todos” para derrotar a Macri, un gobierno de entrega y saqueo que nos dejó las nefastas consecuencias que seguimos padeciendo, lo hicimos convencidos de avanzar en un sentido nacional y popular de recuperar nuestra soberanía para la felicidad del pueblo, y nunca jamás replicar la política y las acciones entreguistas del menemismo.
En esta situación, Ud. nos dice que no hay que “dramatizar”. La situación es dramática.
Sr. Ministro: O se está del lado de la Argentina y de los argentinos, o se está del lado de las empresas extranjeras. Se está contra el saqueo, o se está a favor del saqueo. Se está contra la defraudación a los argentinos, o a favor de defraudar a los argentinos. Se está a favor de controlar y organizar nuestra riqueza, o a favor de entregar nuestra riqueza y que la planifiquen y organicen otros. Se está a favor de una Argentina independiente, o se está en contra. Parece ser, Sr. Ministro, que Ud. tomó partido.
Sepa que en este país hay paisanos, lo que quiere decir que llevamos “el país adentro”, y que no vamos a parar hasta lograr una Argentina justa, libre y soberana, enfrentando las tremendas desigualdades que padecemos y poniendo en el trono de la vida cotidiana a “la noble igualdad”.
Nosotros, Sr. Ministro, tenemos los sueños de Belgrano, quien sentenciaba que con el “infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria”, que “los países que se dedican a producir materia prima, generan desempleo en su país, y empleo en el país que la compra” y que “toda nación que deja hacer por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes”.
Sr. Ministro, le recuerdo que el 20 de Noviembre es el día de la Soberanía Nacional por ser la fecha en que Lucio Mansilla junto con nuestros paisanos, nuestros gauchos y nuestros indios, regaron con su sangre en la batalla de La Vuelta de Obligado, en el año 1845, la defensa de nuestra soberanía sobre nuestros ríos y nuestro comercio frente a la flota anglo-francesa, de las potencias más poderosas del mundo en ese entonces, “para que la Argentina no sangre por las barrancas del río Paraná”. Parece ser que Ud. no se enteró. ¿O no será que se ha subido, como ya pasó en nuestra historia, a los barcos invasores?
O se está con Lucio Mansilla, o se está arriba de los barcos enemigos como sucedió en la Vuelta de Obligado. Parece ser que Ud. está del otro lado.
Sr. Ministro: siempre se está a tiempo de volcar la posición en la defensa del pueblo y de la Patria. Apelamos a esto.
Citando nuevamente a Manuel Belgrano: “Ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡ningún amo!”