En una de las marchas en estos más de 15 días, una manifestante llevaba un cartel en el que se lee: “En Colombia hay un virus de antes de la pandemia, que se llama Duque”. Una buena síntesis de la bronca acumulada ante el gobierno fascista que ha llevado a una crisis “multidimensional, económica, social, sanitaria, ambiental, política, cultural, que la pandemia del covid19 potenció” como escribió Alejandro Tapia en el número pasado de hoy.
El 12 de mayo, el Comité Nacional de Paro (CNP) que integra entre otros la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) convocó a una jornada de movilización en todo el país, tras una fracasada reunión con el gobierno de Duque.
Volteada la reforma tributaria, aparecen entre las demandas más urgentes el cese de la militarización y la brutal represión por parte de policías y paramilitares, que contabiliza al 14 de mayo más de 1.000 heridos en las marchas, 831 detenidos arbitrariamente, una cifra de desaparecidos que varía entre 87 y 312, 39 asesinados, centenares de torturados y más de una decena de violaciones a mujeres.
Se suman a las luchas gran cantidad de demandas de vastos sectores populares que se han ido sumando a la protesta, entre ellas los jóvenes estudiantes, los originarios, y el sector de trabajadores de salud, que reclama el retiro de una reforma que avanza en la privatización de la salud y deteriora aún más las condiciones de trabajo de médicos, enfermeras y técnicos. A los reclamos de los sectores urbanos se agregaron los pequeños productores agropecuarios que reclaman que el gobierno compre parte de las cosechas y frene la importación de arroz, lácteos, carnes, papa, cebolla, entre otros productos.
La jornada del 12 de mayo fue masiva, y se extendió nacionalmente, mostrando la rebeldía popular ante la creciente miseria y hambre de millones de colombianas y colombianos, responsabilidad del gobierno y los poderosos grandes burgueses y financieros.
La continuidad de la lucha ha acrecentado la disputa entre distintos sectores de las clases dominantes, y dentro del propio gobierno. El 14 de mayo renunció la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Claudia Blum.
De las protestas no se ha escapado ni el fútbol. El gobierno colombiano, en connivencia con la Conmebol, mantiene las fechas de los partidos de la Copa Libertadores, así como la realización de la Copa América a partir de junio. En los encuentros de los últimos días se sucedieron los enfrentamientos de manifestantes con las fuerzas policiales en las afueras de los estadios. Incluso algunos partidos fueron suspendidos por el gas lacrimógeno lanzado por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) contra los manifestantes, que llegó dentro de la cancha. El Esmad ha sido denunciado reiteradamente por torturas, empalamientos, violaciones, hasta por el uso del proyectil Venon sobre manifestantes.
El viernes 14 en Popayán manifestantes indignados incendiaron una Unidad de Reacción Inmediata (URI) donde la policía agredió sexualmente a una joven de 17 años, quien luego se suicidó. La policía volvió a reprimir causando la muerte de otro joven.
Damos toda nuestra solidaridad a la lucha del pueblo colombiano y redoblamos el trabajo por pronunciamientos solidarios en todos los organismos de masas en los que participamos, y en cada instancia de frente único y sector que trabajamos ¡Viva la heroica lucha del hermano pueblo colombiano!
Hoy N° 1864 19/05/2021