Frente a un gobierno reaccionario que no ha dado respuesta alguna ante graves problemas que aquejan al pueblo chileno, que pedía desde hace mucho tiempo mejoras en sus condiciones económicas, una salud y educación de calidad, igualdad y derechos para las mujeres, reformas en relación a los fondos previsionales y un reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, se generó el estallido social histórico durante el 2019 que movilizó al pueblo en su conjunto, hecho que no ocurría en Chile hace mucho tiempo.
Muchos de los derechos que reclamaba el pueblo estaban, en cierto modo, bloqueados por la constitución pinochetista de 1980. Es por eso que, con el desarrollo de la heroica gesta popular, el cambio de la constitución se transformó en una de las principales demandas.
La aparición de la pandemia hizo más evidentes los reclamos que habían llevado al estallido social, manteniendo así una situación de descrédito y desaprobación por parte del pueblo al gobierno de Piñera y al papel del Estado.
En octubre del 2020 se desarrolló el plebiscito. Aproximadamente el 55% del padrón electoral votó, que en términos absolutos fue una de las más grandes votaciones donde el pueblo se expresó en las urnas con un contundente victoria del apruebo para cambiar la constitución de Pinochet, alcanzando casi el 80% de los votos en contra del 20% del rechazo, así también la opción de convención constituyente que obtuvo una victoria aplastante en contra de la convención mixta, con similares porcentajes.
Posteriormente a esta votación histórica los movimientos, fuerzas y partidos a favor de cambiar la constitución no establecieron un frente o un programa en común, lo que hizo que fuesen separados debilitando una opción contundente y amplia. De todas formas en el caso de independientes muchos formaron alianzas aunque algunos independientes fueron en listas de partidos o frentes de otros partidos políticos.
Elecciones de constituyentes, gobernadores y alcaldes
Este 16 de mayo se realizaron las elecciones que no solo eran de constituyentes, sino también de alcaldes, gobernadores y concejales. Está vez la votación fue menor a la del plebiscito, lo que hacía pensar en muchos sectores que la diferencia existente entre las fuerzas de derecha que querían mantener la estructura política previa al estallido y las fuerzas de izquierda, progresistas y socialdemócratas que quieren cambiarla no iba a ser tan grande, pero el resultado sorprendió a muchos. Expresó la clara determinación del pueblo por cambiar profundamente las cosas en Chile.
La gran derrota la sufrió el oficialismo, a través de su frente Chile Vamos, donde se aglutinaron los diversos partidos de derecha tradicionales, nuevas fuerzas de derecha ya sea “liberales” como Evopoli o abiertamente fascistas como el Partido Republicano. Este frente obtuvo menos del 25% para la convención, es decir que no podrá vetar artículo alguno de la futura constitución por sí sola al no cumplir el quórum superior del 33% para la aprobación o veto de los artículos. Más allá de la definición general que se puede hacer ahora en base a las listas conformadas y la posición política de los constituyentes y las fuerzas que lo componen, la construcción de la nueva Constitución tendrá diversas alianzas entre fuerzas dependiendo del aspecto que se discuta.
La convención constituyente de 155 representantes quedó formada por 37 integrantes de Chile Vamos; 25 de Lista del Apruebo (ex Concertación, hoy Nueva Mayoría); 28 de Lista Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista); 11 de la Lista Nueva Constitución; 27 de la Lista del Pueblo; 10 independientes más los 17 escaños reservados a pueblos originarios.
Otro aspecto importante ha sido la elección de gobernadores y alcaldes en ciudades emblemáticas e importantes del país como Santiago, Viña del Mar, Valparaíso, Maipú, Ñuñoa, entre otras, donde el Frente Amplio y el Partido Comunista han avanzado, siendo la segunda fuerza más votada. Aunque algunas gobernaciones deberán definirse en segunda vuelta, la lista Apruebo Dignidad obtuvo importantes victorias luchando codo a codo con Chile Vamos y dejando atrás a la ex Concertación.
Diversas conclusiones pueden sacarse de esta votación. El resultado de la misma expresa la profunda crisis social que existe en el país, que se profundiza a pesar de las diversas maniobras que la derecha chilena ha utilizado para manejarla dentro de los márgenes institucionales.
Otro aspecto a destacar es el alto porcentaje de independientes en la convención constituyente, cerca del 30%, lo que expresa el descrédito de los partidos políticos tradicionales y las instituciones del Estado
Un tercer aspecto importante y único ha sido la igualdad de constituyentes entre mujeres y hombres y la inclusión de pueblos originarios, lo que ayudaría a luchar por el reconocimiento de sus demandas y derechos y por último ha sido la falta de un gran frente de todas las fuerzas de izquierda y progresistas que puedan imponer transformaciones profundas para resolver los problemas estructurales que posee Chile, más teniendo en cuenta que a fin de año se vota por presidente de la Nación y por diputados.
Hasta el momento, el pueblo chileno tanto en las calles como en las urnas, ha dado señales claras de que busca cambios profundos y ha dado muestras de que mientras esas transformaciones no ocurran no abandonará la lucha.
Construir un partido revolucionario de vanguardia, forjador de la organización y unidad popular, se vislumbra hoy como una tarea indispensable para que la lucha popular sea coronada con el triunfo.
Hoy N° 1865 26/05/2021