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27 de julio de 2021

28 de julio de 1821

Un jalón de la primera liberación de Sudamérica

Hace 200 años, la declaración de la independencia del Perú proclamada en la ciudad de Lima, el más poderoso bastión español en América del Sur, marcó un punto decisivo en la lucha anticolonial.

Desde el desembarco de los europeos en el continente, no hubo un día sin la resistencia de los pueblos originarios.

Muy cerca de Lima, el Cuzco fue a fines del siglo XVIII el epicentro de la gran sublevación de Túpac Amaru que abarcó el territorio de  lo que hoy son Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

El levantamiento de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809 dio inicio a la última etapa de la larga y cruel guerra liberadora, que continuará hasta la batalla de Tumusla en 1825.

En ese marco, la independencia del principal virreinato de América, solo pudo ser el fruto de la más grande convergencia jamás vista en nuestros países.

Los Ejércitos de Bolívar y Sucre que han logrado la independencia de Venezuela, Colombia y Ecuador desde el Norte.

Por el mar, argentinos y chilenos, comandados por el Gral. San Martín.

Por el Sur la gran guerra popular de 16 años sostenida por 100 caudillos del norte argentino y el Alto Perú (Bolivia).

Y aunque sea deliberadamente olvidada, la lucha de originarios y criollos del Virreinato del Perú en toda su extensión.

Desde 1812, año en que se produce la insurrección de Huánuco, donde aparece el fantasma del “Ynga” Castelli.

En 1814 el levantamiento de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua en el Cuzco y la primera declaración de independencia en 1814 en la ciudad de Cangallo. Y luego en Supe, Tarma, Ferreñafe, Piura, Moyobamba….

La resistencia no parará, y se potencia cuando el General argentino Juan Antonio Álvarez de Arenales, establece la unidad de las tropas que sitian a Lima y los guerrilleros del interior para controlar el camino al Cuzco, la otra gran capital de los realistas.

El orgulloso y asesino general español Carratalá con sus tropas de elite, morderá el polvo de la derrota en la batalla de Sachabamba. Tanto es su odio que ordena el incendio de la ciudad de Cangallo y el degüello de todos sus habitantes.

 “Queda reducido a cenizas y borrado para siempre del catálogo de los pueblos el criminalisimo pueblo de Cangallo…. en terreno tan proscripto nadie podrá reedificar…. mayores castigos dictará aun el brazo invencible de la justicia para que no quede memoria de un pueblo tan malvado que solo puede llamarse nidero de ladrones, asesinos y toda clase de delincuentes, Sirva de escarmiento a todas las demás poblaciones del distrito”. Gral. Carratalá. Cuartel general en Putica”.

El morochuco Basilio Auqui Huaytalla dirige los principales combates hasta que a los 75 años es fusilado junto a su mujer, su hijo y sus nietos en una plaza de Ayacucho, pocos días antes de que también sea ajusticiada la heroína María Parado de Bellido.

Muchas son las razones para conmemorar el 28 de Julio.

Y para profundizar en las causas por las que tanto sacrificio de criollos, originarios y negros, hombres y mujeres,  fue aprovechada por la clase reaccionaria de los grandes hacendados y comerciantes que castraron la revolución.

Sobre todo en momentos en que  todos los pueblos y naciones que protagonizaron esa gestas, se producen grandes luchas y grandes avances en la conciencia de lo necesario.

No es una mera casualidad que el mismo día 28 de julio asume la Presidencia del Perú un maestro del norte olvidado que ha prometido luchar “para que no haya más peruanos pobres en un Perú rico”.

Si miramos de frente a nuestra realidad y a nuestra historia no podemos pensar en caminos fáciles, sin vueltas y revueltas.

Pero se abre una creciente esperanza para una segunda y profunda independencia en América del Sur.

Escribe Luis Molinas

Julio de 2021