El 2° Congreso de la OCG envía sinceros y camaraderiles saludos a todos los partidos, organizaciones y movimientos fraternales y amigos, y especialmente a aquellos que nos han honrado con sus mensajes de solidaridad. Extendemos nuestra solidaridad a todos los pueblos en lucha, movimientos progresistas y revolucionarios, fuerzas de resistencia, izquierda y partidos y organizaciones comunistas. Levantemos todos en alto la bandera de la lucha contra el neoliberalismo y el imperialismo: los enemigos de las masas trabajadores, la juventud, y la humanidad toda. ¡Unifiquemos todos nuestros esfuerzos en un amplio frente y en una efectiva unidad en la acción contra nuestros enemigos comunes!
El 2° Congreso de la OCG condena fuertemente toda la políticas de la burguesía mundial y el imperialismo buscando desorientar, reprimir y silenciar a los revolucionarios a través del secuestro, tortura, encarcelamiento, asesinato, guerra psicológica, soborno, guerra de baja intensidad, listas del “terror”, etc. Nuestra organización ha desafiado en el pasado y continuará desafiando todas esas tácticas del enemigo antidemocráticas y contra el pueblo, y nunca aceptará las listas ilegales del “terror” de los Estados Unidos, la Unión Europea y estados imperialistas individuales, continuando con su solidaridad con las fuerzas de la Resistencia y de la Revolución que son acusadas como “terroristas” por los terroristas reales de este mundo, encabezados por el terrorista número 1: el imperialismo de Estados Unidos.
En este sentido, suscribimos y apoyamos una vez más las demandas de los pueblos progresistas del mundo por la liberación inmediata de todos los luchadores progresistas y revolucionarios, el cese de todas las persecuciones contra las fuerzas de izquierda y de liberación y sus líderes, y el respeto en todo el mundo de los derechos políticos y sociales elementales. Más concretamente, en el momento actual, demandamos la supresión de las listas del “terror” a través de Europa, el fin de la represión contra la Izquierda Patriótica Vasca y su líder Arnaldo Otegi, así como también todos los militantes vascos, el cese de la persecución contra José María Sisson, presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas, la detención de las bárbaras agresiones del Estado turco contra los revolucionarios y los pueblos de Turquía y Kurdistán del Norte, así como también de todos los ataques contra el pueblo y las organizaciones progresistas en el anterior Bloque del Este y el Báltico.
Extendemos nuestro apoyo a los símbolos de la lucha por la liberación nacional y social de todo el mundo, prisioneros en los calabozos de la reacción mundial, como el hermano Mumia Abu Jamal y todos los prisioneros políticos progresistas en Estados Unidos, el camarada Ahmad Saadat y los miles de palestinos torturados en las cárceles sionistas, los líderes y cuadros del movimiento democrático nacional y revolucionario prisioneros y asesinados en Filipinas por el régimen de Estados Unidos-Arroyo, los jóvenes luchadores comunistas que se pudren en las prisiones de Rusia, Ucrania y otros países de la ex Unión Soviética.
Un acto de masas
El 2° Congreso de la OCE se inauguró con un gran acto de masas en el Sporting Hall de Atenas, donde se dio lectura a algunos de las docenas de mensajes recibidos de movimientos y partidos de todo el mundo, entre ellos el del camarada Otto Vargas, secretario general del PCR de la Argentina.
Los mensajes fueron bienvenidos con tormentas de aplausos y cánticos que resonaron repetidamente en el Sporting Hall:
“¡Victoria a la Intifada! ¡Libertad a Palestina! ¡Viva la Resistencia!”
“¡De Argentina a Nepal, la historia es escrita por las masas!”
“¡El nuevo siglo pertenecerá a los pueblos, guerra popular contra la guerra imperialista!”
“¡Los pueblos no se rinden, es justo rebelarse!”
“¡Nuestro futuro no es el capitalismo, el comunismo es la juventud del mundo!”
Tras los mensajes siguió un breve discurso del camarada Manolis Glezos, una figura legendaria de la resistencia antifascista: él fue quien tiró abajo la bandera hitleriana de la Acrópolis de Atenas en la noche del 30 de mayo de 1941, justo unos pocos días después que los nazis ocuparan Grecia. El fue condenado 28 veces por la “justicia” reaccionaria (3 veces con condena de muerte) y pasó 16 años en las cárceles por su actividad patriótica y progresista.