Entre el 23 y el 28 de agosto unos 6.000 miembros de 170 pueblos originarios, oriundos en su mayoría de la región amazónica, decidieron acampar en Brasilia contra las medidas de Bolsonaro llamadas «Marco temporal».
Bajo el lema «Lucha por la vida», reclamaron ante la Corte Suprema de Brasil por los derechos indígenas y contra la agenda antiindígena que avanza en el Congreso nacional, en congresos estaduales y en el Gobierno Federal.
El Marco Temporal reconocería como tierras ancestrales sólo las que estaban ocupadas por comunidades indígenas antes de dictarse la Constitución de 1988. Esto abriría la puerta a las grandes empresas para usar esas tierras para tala, ganadería y minería, entre otros.
El movimiento indígena denuncia constantemente el agravamiento de la violencia contra los pueblos originarios dentro y fuera de sus territorios tradicionales.
El 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la APIB (Asociación de los Pueblos Indígenas de Brasil), presentó una declaración ante la Corte Penal Internacional para denunciar al gobierno de Bolsonaro por los delitos de genocidio y ecocidio.
La APIB denunció que no pueden permanecer en silencio frente a un escenario violento, en el cual está presente el Covid 19, y está amenazada la vida de los pueblos indígenas, la Madre Tierra y el futuro de la humanidad.
Es absolutamente injusto tomar como referencia 1988, ya que durante la dictadura militar, de 1964 a 1985, fueron expulsados de la mayoría de sus tierras y para 1988 no habían podido regresar a ellas, por lo que solo tenían un pequeño porcentaje de lo que les pertenecía antes de la dictadura.
Werley Tupayu declaró en Brasilia: «Este gobierno genocida nos quiere exterminar. Somos un pueblo que ha sufrido mucho. No solo hoy. En los últimos 500 años hemos sufrido muchas injusticias».
Tengamos en cuenta que Bolsonaro mostró varias veces su admiración por la dictadura y que empresas madereras y ganaderas lo apoyaron en su campaña electoral.
El relator especial de las Naciones Unidas para los derechos de los pueblos indígenas también expresó su preocupación por el «Marco Temporal». Actualmente unos 900.000 indígenas viven en Brasil.
En otro plano, organizaciones indígenas de Brasil y Perú denunciaron conjuntamente que madereros y otros grupos aumentaron la tala después de abrir un camino ilegal en la ruta que une Nueva Italia, en Brasil, con Puerto Breu en Perú. Denuncian que de enero a julio de este año desmantelaron 22 áreas de bosques y construyeron dos pistas de aterrizaje.
Francisco Plyako, líder del pueblo Ashaninka, denunció en su cuenta de Twiter que se prevé la migración de grupos a lo largo de esa ruta, incluyendo el narcotráfico y otras acciones ilegales en la frontera. Las comunidades indígenas de Brasil están alertas y movilizadas.
Hoy N° 1880 08/09/2021