Mikis, como lo llama el pueblo griego que hoy lo llora, nacido en 1925 en la isla griega de Chios, comenzó a hacer música cuando su patria estaba ocupada por los nazis, a comienzos de la década de 1940. Participó en la resistencia como parte del Frente de Liberación Nacional, impulsado por el Partido Comunista Griego. Fue arrestado, encarcelado, torturado y más tarde liberado, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Luego de la Segunda Guerra, Theodorakis fue parte de la guerra civil que, entre 1946 y 1949, enfrentó a los seguidores de los sectores conservadores (con el apoyo de los EEUU y Gran Bretaña), contra los sectores populares encabezados por los comunistas. Derrotados estos últimos, Theodorakis sufrió nuevamente la cárcel.
Luego de su liberación se asiló unos años en Francia, donde ya comenzó una gran producción de música para cine, sinfonías, conciertos, óperas, cantatas, ballet y una gran cantidad de canciones. Theodorakis revalorizó las raíces folclóricas griegas y les dio otra dimensión. Compuso canciones que se transformaron en himnos de la resistencia popular, de la que él siguió formando parte, como durante la dictadura que asoló Grecia entre 1967 y 1974, cuando volvió a ser encarcelado.
Theodorakis fue alcalde de Atenas, parlamentario y ministro, se alejó del PC revisionista, tuvo idas y vueltas en sus posiciones políticas en los últimos años, pero ante todo fue el músico más amado por el pueblo griego.
Si bien se lo conoce internacionalmente por la música de películas como Zorba, Zeta o Estado de Sitio o su musicalización de Canto General de Pablo Neruda, su obra es inmensa, lo mismo que su compromiso con el pueblo griego. Trabajó con algunos de los más importantes poetas, cantantes, compositoras y compositores de Grecia. Se recuerda su paso por la Argentina, en 1973, donde brindó masivos recitales.
En una de sus últimas entrevistas afirmó “Tengo que irme, pero quiero irme como comunista. Siempre estaré contigo. Estaré en los naranjos y limoneros de Creta. Amo a mi pueblo griego”.
Pueblo griego que, en su homenaje, a su muerte puso su música en sus hogares y en las calles, y recogió ramas de naranjos y limoneros, que lucían en los frentes de las casas.
Hoy N° 1880 08/09/2021
