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15 de septiembre de 2021

Ocupación de tierras en el barrio de Retiro, CABA

Una toma con fuerza de mujer

Conversamos con Lorena, Yanina, Juan Carlos, Valeria y José, compañeros de la CCC de Retiro, quienes, junto a un centenar de familias, están ocupando un pedazo de tierra para tener un techo para vivir.

Tras atravesar las innumerables construcciones precarias de tres o cuatro pisos que se elevan sobre el cielo porteño, de uno de los barrios más numerosos de la Ciudad de Buenos Aires, detrás de la fachada urbanizada y pintoresca para el tour villero for export, llegamos a la toma Fuerza de Mujer. Un predio de escombros y ruinas, donde un centenar de familias, en su mayoría mujeres, ocuparon hace dos meses, para poder resolver el drama habitacional que viven.

Es que el problema no es de hoy, ni de hace dos meses, sino que es el resultado de una política de abandono del gobierno de Larreta, que ofrece soluciones temporarias –y a algunas ni a eso- que en definitiva dejan en la calle a las familias en situación de mayor vulnerabilidad.

El drama de estas familias se agravó con la pandemia: falta de trabajo, de changas, violencia en el hogar, pusieron en crudo el drama de miles. Sin embargo, gracias al Comité de Crisis que se armó en el barrio, y al ejercicio solidario desde organizaciones sociales como la CCC, varias familias encontraron un camino para resolver el drama de mujeres y de niños, que fueron los más castigados en estos tiempos de Covid-19.

Lorena es una compañera dirigente de la CCC del barrio, encabeza el Comité de Crisis de Retiro,  y apoya la toma  junto a los otros compañeros del comedor comunitario Color Esperanza y de la Casa de las Mujeres y Diversidades Daiana. “la toma comenzó por un problema que hay en el barrio de que a las mujeres con chicos no se les alquila”, introduce la compañera. “No hay alquiler para mujeres con chicos ni con mascota. Hace dos meses y medio que las familias están luchando. Se han mandado varios escritos a la Fiscalía, a la Legislatura, al día de hoy no hay respuesta de nada. Ya pasaron dos meses y el gobierno de la Ciudad no da respuesta. Entonces se tomó la decisión de hacer la toma ya que es un sector del barrio que hace cuatro años que está lleno de escombros, basura, ratas, arañas, bichos. Ahora se ha limpiado porque ya varias familias se han instalado a vivir acá”.

Nylon, madera, alguna chapa, resto de algún aglomerado de un mueble de oficina del Microcentro, forman parte de una improvisada construcción, a la que el temporal de la noche anterior voló en pedazos. Sin embargo, era lo que sus habitantes tenían hace unos días como techo.

“Hay familias que no tenían donde ir, que están en situación de calle, por ahí tienen la mamá o una tía, cuando llueve se resguardan en las noches, pero de día están acá”, agrega Lorena.

 

Larreta persigue a mujeres sin techo

Fuerza de Mujer es el nombre que le pusieron a la toma. Y su nombre no es casual, porque de las 100 familias que participan, el 80% son mujeres que sufrieron violencia de género, que se les complicó su situación durante la pandemia, donde “creció la violencia, se quedaron sin trabajo y no tenían para comer”.

Según cuentan las compañeras, hay muchas vecinas que están acompañando, y también varias organizaciones nucleadas en el Comité de Crisis que han venido garantizando la higiene en el barrio durante lo más álgido de la pandemia.

Las cosas no son fáciles en temas de salud: hay 170 niños, muchos de ellos se han enfermado con neumonía, se han quemado con fuego en las noches de frío intenso. En los días de lluvia se cae todo, a muchas familias se ha inundado, una familia quedó con medio metro de agua.

Indiferencia, falta de respuesta es lo que impera desde el gobierno de la Ciudad. Los compañeros cuentan que vienen pidiendo ayuda insistentemente a la Secretaría de Vivienda, pero para los niños, mujeres en situación de violencia y discapacitados, el gobierno de Larreta no tiene nada para decir.

Lorena agrega: “Larreta dice que los compañeros están incumpliendo la ley, pero la realidad es que no hay recursos. Acá lo único que llega es la solidaridad cotidiana de 30 compañeros de la CCC que estamos de lunes a lunes, sosteniendo la olla popular en la toma para 150 familias, porque a los de la toma, se agregan otros vecinos que están pasando hambre también”.

 

Con hijos no te dejan entrar

Juan Carlos, como la mayoría de sus compañeros, se dedica al cartoneo en el centro. Relata lo que vive la mayoría que tiene hijos: “me alquilaban pero sin hijos. No iba a dejar el hijo en la vereda… me aceptaron el alquiler con la nena no más. Ahora ya nos están queriendo correr. Entonces estamos acá”.

Cuentan los compañeros que por una habitación de cuatro metros por cuatro, baño y cocina compartida, los valores rondan entre los 9 y 11 mil pesos. Una casa completa está a 25 mil pesos. Muchos de estos compañeros, cuentan que luego de un trámite engorroso, consiguen un plan Habitacional del gobierno de la Ciudad, por 11 mil pesos por familia, el que transcurridos los tres meses se cae, y la familia vuelve a la situación anterior.

“Del gobierno te dicen: nosotros ya te dimos un Habitacional, ahora fijate cómo hacés para conseguir un alquiler. No te dan una solución para que no te quedes en la calle”, dice Vanina.

Yanina cuenta “estamos hace dos meses en la toma porque me ofrecieron un habitacional, y después de tres meses, la dueña me dijo que necesitaba el lugar. Llamé para pedir otro lugar, y me dijeron que no, que no pueden darme, que ellos ya habían cumplido”.

Agrega Juan Carlos: “Estamos todo el día con la gente del comedor, luchándola, a la gente se les han volado los techos, tenemos que salir a la madrugada a clavar chapas. Nosotros no podemos dar la espalda como hacen las secretarías de gobierno. Nosotros tenemos que ir a ayudar. A alguno le hace falta un pañal para la criatura, entre todos ponemos”.

 

No se acepta mujer sola con niños

Yanina cuenta que “en todos los lugares con alquiler hay carteles que dicen que no con los chicos. Que solo aceptan personas solas”.

Vanina tiene 18 años, con sus dos hermanas y su mamá viven en alquileres separados, cuenta: “Nosotras fuimos a alquilar, y no nos aceptaban por mi hermanita que tiene 13 años. Otro problema que yo veo es que hay que tener cuidado con ir a un lugar desconocido. Hay veces que sin aviso previo te corren de la habitación. A veces en el mismo momento te tenés que ir porque ‘te tenés que ir’, y si no te vas te sacan, no importa si es de noche, lluvia. Hay veces que la gente no te ayuda, si no te conoce. Con mi mamá nos tuvimos que ir de una casa porque el tipo que nos sacó nos acosaba a mí y a ella. En cambio en la toma nos apoyamos, estudiamos.

“Ser mujer y vivir acá es caro –agrega Vanina- desde tener para el alquiler, la carne, los elementos de higiene, el pan, no te alcanza, te matás trabajando y lo que te pagan no te alcanza. Y para tener un trabajo en blanco necesitás experiencia o tener el secundario. Yo tengo 18 y me piden experiencia”.

Lorena que participa de la Casa de la Mujer y Diversidad Daiana, cuenta que desde el Ministerio de la Mujer, trajeron el programa Acompañar al barrio, “nos dijeron que para que les dieran algo, las mujeres tenían que hacer denuncia. Pero muchas de ellas han perdido cosas estando acá”, por lo tanto, las compañeras no pueden resolver sus trámites, y nuevamente desde las organizaciones, como Casa de las Mujeres y Diversidad Daiana y CCC se acompaña y buscan los recursos para resolver lo que necesiten.

Además de la situación de vulnerabilidad que viven esas compañeras, también sufren persecución: “Si estás en la toma, tenés la causa penal por usurpación. Nosotros tememos que saquen nuestros datos para criminalizarnos. Muchas compañeras han ido a otros comedores a pedir comida, y les han negado la comida por estar acá, porque les bajaron la orden del Gobierno de la Ciudad. Nosotros estamos reclamando un derecho de tener una vivienda digna. Es un abandono total lo que están haciendo”.

Cuentan las compañeras que desde el Comité de Crisis estuvieron recogiendo y entregando montón de donaciones. Y que paradójicamente, el gobierno de la Ciudad estaba juntando firmas para sacar a las familias de la toma. “Pero los vecinos de acá les negaron la firma, porque están apoyando la toma -agrega Juan Carlos-, vi cuando una señora los echó, que les dijo: ustedes me han pagado muy mal, con la casa que nos dieron, encima tenemos que pagarles más plata.

Al finalizar la visita, se acercó José, un compañero que trabaja en la olla de la CCC quien se sumó a la ronda: “carecemos de muchas cosas, que no deberíamos. Y si leemos la Constitución son derechos que están ahí planteados. Dejando de lado la mala voluntad de Larreta, nosotros de lo que no carecemos es de la predisposición de colaborar, de ser solidarios entre todos.

Al despedirnos, Vanina y su hermana prometieron recibirnos nuevamente en el barrio para contar cómo trabajan con los chicos en la Toma, dando entrenamiento al equipo de fútbol que se llama El Playón de Retiro.

 

Hoy N° 1881 15/09/2021