“Uno se divide en dos” repetía Mao incansablemente. Y así es la dialéctica, junto a los horrores y padecimientos vividos durante la pandemia (que aún no ha terminado), han aparecido aspectos positivos, tal vez el más importante haya sido el acercamiento de las y los trabajadores de la cultura entre sí, para luchar contra la caída de sus ingresos y la virtual desaparición de sus espacios. Podría decirse que “los unió el espanto”, pero el resultado ha sido muy bueno.
El país se ha sembrado de redes de ayuda mutua. Ver nota sobre la Red de salas teatrales de la provincia de Buenos Aires en el hoy N° 1873. En la mayoría de las disciplinas se han reunido virtualmente, han discutido, se han organizado en comisiones, han tomado contacto con los ministerios y secretarías y allí han planteado sus reclamos. Muchos de ellos han sido reconocidos como Red y, por lo tanto, interlocutores válidos. Casi todos los subsidios conseguidos de nación y de provincias y municipios, han sido por esa vía. “La salida es entre todes” no sólo fue un slogan de pandemia, también lo fue en la cultura.
Resultantes de esa unidad lograda han sido el Sindicato de la danza, la Federación Nacional de salas de teatro independiente, la aparición de nuevas filiales de sindicatos de músicos en diversas localidades, la creación de redes artísticas estables que ya han empezado a reunirse periódicamente y a profundizar sus reclamos ante el estado. Es como si una gran marea solidaria nos hubiera contagiado y al calor de la lucha (que ni siquiera pudo ser callejera) nos haya hecho notar la necesidad del/a otro/a, eso tan poco frecuente de percibir en el ambiente artístico.
Todo esto trae recuerdos de esa gran movilización cultural que fue el Argentinazo. De esas asambleas permanentes, de ese estado deliberativo, de las ocupaciones de casas abandonadas para transformarlas en espacios de cultura. Esa marea que atrajo hasta a las y los artistas reconocidos y los hizo sumergirse en ella. Pero sólo una pequeña parte de todo ese avance cultural del pueblo pudo sostenerse en el tiempo. Tarde o temprano la propaganda estatal vuelve a meternos para adentro, hacia nuestras obras, nuestros espacios, nuestras pretensiones individuales ¿Pasará lo mismo ahora?
Las y los artistas comunistas revolucionarios tenemos un gran trabajo por delante en esos lugares que hoy están unidos y construyendo. En cada uno de ellos tendremos que luchar por la unidad y advertir la presencia del papel disgregador del Estado, que suele ser muy sutil.
Hoy N° 1884 06/10/2021