1. Bogado: gran triunfo político
“Vamos a seguir protestando, manifestando. Y quiero que lo tengan en cuenta, porque no tenemos otra salida… Muchos compañeros comen en la fábrica para no comer a la noche y ahorrar un poco. La pasan con mate cocido. ¿Pero cómo le explicamos a una compañera con dos o tres hijos cuyo marido perdió el trabajo porque estaba en una autopartista, o del plástico, o en la construcción, que tiene que vivir con esa plata?” (…) Dos Unimog llenos de gendarmes para llevarme una citación (…) Me hace acordar mucho a la época de la dictadura militar.”, (Ramón Bogado en el juicio por el corte de la Panamericana).
Frente a la judicialización reaccionaria de las luchas obreras y la persecución fascista de sus dirigentes, promovidas por el gobierno kirchnerista y las patronales, es un gran ejemplo la defensa clasista de Bogado de la lucha de las obreras y obreros de Terrabusi-Kraft, la defensa de las obreras y obreros de esa fábrica de su dirigente, la solidaridad de clase de otras fábricas y de la CCC, y la solidaridad popular de numerosas organizaciones y personalidades.
La derrota del gobierno y la patronal imperialista Kraft en el juicio, es un gran triunfo político en la lucha para que la crisis la paguen los monopolios y terratenientes beneficiarios de estas políticas. Y del camino de la unidad para la lucha, la confluencia en las multisectoriales, y soplar las brasas del Argentinazo, para ese objetivo.
2. La crisis se agrava
Una oleada de suspensiones, despidos, cierre de fábricas y comercios sacude al país. El gobierno, luego del total fracaso de los planes de estímulo, lo único que hace es presionar a las empresas para que posterguen las medidas hasta después de las elecciones a cambio del subsidio de $ 600. Pero, hasta la CGT se ha anoticiado de que nuevas oleadas, más duras, vendrán para mayo y junio, haciendo imposible frenar el derrumbe que se anticipa a los planes electoralistas del kirchnerismo. Pero a Moyano lo que le preocupa es la pelea con Ocaña por el manejo de fondos de las obras sociales y meter algunos diputados en las listas oficiales.
En el campo y las localidades de provincias, todo está parado. Las pérdidas en las cosechas de trigo, maíz, girasol y soja, y el derrumbe de la ganadería, el tambo, y las producciones regionales, es muchísimo mayor a las cuentas mentirosas del gobierno. Un ejemplo de esa parálisis es la agroindustria: la fábrica más tradicional de cosechadoras, Vasali, vendió 484 máquinas en el 2008, y lleva vendidas, este año, solo 4. Pero el gobierno sigue con su política de confrontación y “castigo infinito”. La Mesa de Enlace, después del fracaso de las negociaciones con el gobierno, anda de ronda en conversaciones electorales para colocar la segunda línea de sus organizaciones en las listas de legisladores.
Gobierno ladrón
Las finanzas de las provincias están quebradas. Lo que les llega por la miserable coparticipación kirchnerista, no cubre ni la inflación, ni los aumentos salariales del año pasado pese a que quedaron por debajo de esa inflación. El gobierno nacional presiona para bloquear los aumentos salariales, y frena la emisión de bonos provinciales antes de las elecciones. Por eso, provincias como Buenos Aires y otras, ya tienen impresos los “patacones”, para inundar la provincia con esos “pesos basura” al día siguiente de los comicios.
El gobierno nacional se jacta de su “superávit fiscal”. Lo que en realidad hay es un robo feroz de la parte del salario diferido, que se acumula como fondos previsionales en el Anses, el PAMI, de las obras sociales, etc., a los que el gobierno saquea, entregándo a cambio bonos de deuda pública. Son “bonos basura”, con intereses por debajo de la inflación. Algunos de esos bonos se negocian en el mercado al 30% del valor que figura en el papel. La deuda del Tesoro nacional con los organismos estatales “autárquicos” aumentó de $ 28.860 millones en el 2005 a $ 86.950 millones en el 2008 (La Nación, 19/4). Este mes, el gobierno le robará al Anses $ 1.500 millones más, $ 1.000 millones al PAMI.
El gobierno está rascando el fondo de la olla de cajas ajenas, robando a los trabajadores y jubilados, hambreando a los desocupados, saqueando a los campesinos, ahogando a la industria y el comercio nacional y a las provincias. Su objetivo es llegar y no perder las elecciones de junio. No le importa el dengue, como lo acaban de demostrar ordenando al bloque kirchnerista que frene la ley de emergencia sanitaria (por el temor de Néstor Kirchner de que afecte el turismo internacional, golpeando las fuertes inversiones de los K en ese rubro). No les importa el crecimiento del hambre y la desocupación, o la quiebra de la producción agraria, industrial y comercial nacionales, les basta con presionar para que no se divulguen las verdaderas cifras (apretaron a la UIA, y Moreno va con su 9 mm a sus entrevistas con empresarios). Pero la rapidez de la crisis amenaza, cada vez más, con devorarlos. Ya todos se preparan para esa situación.
3. Se deshilacha el gobierno
El avance arrollador de la crisis provoca, también, el deshilachamiento del aparato político-sindical kirchnerista. Como también se deshilachan las alianzas de grupos de poder con los que los K soñaron gobernar largamente.
En Buenos Aires, la incorporación de Scioli como segundo de Kirchner, según las encuestas, no le suma votos al ex presidente, sino que provoca la caída de la “imagen positiva” de Scioli. La mitad de los intendentes K de Conurbano Bonaerense ya habría decidido no figurar, y poner parientes en su lugar. Se retobó el recaudador Montoya y pegó el portazo. Gobernadores e intendentes de provincias agrarias huyen de la foto con Néstor K. Se va reconstruyendo el eje de las provincias sojeras –Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos– con acuerdos de Reutemann, Schiaretti y, con idas y vueltas, Busti.
En la CGT se ahondan las divisiones. El acto del 30 de abril de Moyano cada vez es más un acto de los transportistas en su pelea contra Ocaña y por puestos en las listas. Por su parte, Duhalde lanzó su candidatura a la jefatura del PJ bonaerense, y dijo: “Este gobierno es como un sachet de leche. Uno lo ve y tiene fecha de vencimiento. Hay que pensar que vamos a hacer a partir de 2011".
La Convención de la UCR cerró filas en el acuerdo con la Coalición Cívica y el socialismo.
Mientras los caudillos peronistas se le escurren y se agrupan polos de oposición, el kirchnerismo trata de aprovechar las posiciones de derecha de sectores de esa oposición –es decir, de otras derechas distintas a la del gobierno–, como los reclamos, por ejemplo los de Macri, Carrió y otros de volver al FMI.
En realidad, todos los grupos de poder ya parten de la derrota electoral del kirchnerismo en junio, o al menos, de que el gobierno saldrá muy debilitado, lo que abriría una situación de “ingobernabilidad”. Situación para la cual ya se preparan “platos” para los diversos escenarios, con gobiernos “de transición” o “de salvación”.
4. Torcer y terciar
El triunfo político de la absolución a Ramón Bogado, las movilizaciones contra los tarifazos como en Mendoza, las luchas de petroleros y bancarios, el bloqueo de Salta por los trabajadores de las cooperativas de desocupados que le torció el brazo al gobierno, el triunfo de los desocupados de Loma de la Lata que conquistó puestos de trabajo, los cortes de ruta y movilizaciones que siguen realizando los chacareros por encima de la tregua de la Mesa de Enlace, los secundarios de Cutral Co que salen a la calle para seguir estudiando, son ejemplos de las muchísimas luchas que “no existen” para el aparato publicitario del sistema.
En esta situación, es importante lo que está ocurriendo en el campo, en donde luego de un primer momento, en las bases de las organizaciones agrarias y los autoconvocados, crece la voluntad de no dejarse “arrear” a “corrales” que vienen alambrados y con patrón.
La cuestión central es que la crisis la paguen los que se llenaron los bolsillos con estas políticas y no el pueblo. En diciembre, cuando los nuevos legisladores ocupen sus cargos, ya será tarde para la velocidad con que castiga la crisis. Además, el camino parlamentario, oculta que, por arriba, lo que se está negociando ahora, es quién ocupará el gobierno ante el posible derrumbe de los K.
Por eso, no se puede esperar para torcerle el brazo a esta política K que descarga la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. El camino es unir fuerzas en la lucha contra los despidos, suspensiones y bajos salarios; por el aumento de las jubilaciones y los planes sociales con la inmediata devolución del gobierno de los fondos saqueados al Anses y al PAMI; por la segmentación de las retenciones y medidas concretas de emergencia para los chacareros; por el no pago de los 20.000 millones de dólares que el gobierno K gatilla puntualmente a los usureros por deudas que se han demostrado ilícitas y fraudulentas; por el aumento de los fondos coparticipados y el rechazo al festival de “patacones”; y las demás medidas necesarias para cargarle la crisis a los de arriba.
Con un programa que recoja las urgencias y las necesidades de fondo, discutido en asambleas y multisectoriales, es posible unir fuerzas, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, en un paro nacional activo obrero, campesino, estudiantil y popular. Y crear las condiciones para la unidad, en las multisectoriales, de las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, en condiciones para terciar en el desemboque de la crisis política que provocaría la derrota del kirchnerismo en junio. En tal situación, no habrá solución por el lado de gobiernos digitados en las usinas de poder. No hay otra solución que un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, basado en las multisectoriales, capaz de dar vuelta la tortilla frente a la crisis, y barrer con el poder oligárquico imperialista en un camino liberador.