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08 de diciembre de 2021

La eterna deuda externa

Suspender los pagos e investigar

Tras las elecciones, Alberto Fernández anunció en cadena nacional que redoblaría los esfuerzos para llegar rápidamente a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El sábado 4/12 viajó otra misión argentina a Washington para continuar negociando.

Se trata de una deuda por 44.500 millones de dólares, contraída durante la gestión macrista, cuyos vencimientos de capital e intereses comienzan a precipitarse en los próximos meses, en un contexto de acuciante escasez de reservas en el Banco Central (BCRA).

Recordemos que el año pasado el gobierno reestructuró deuda en moneda extranjera con bonistas privados por 66.185 millones de dólares (legislación extranjera) y 41.715 millones de dólares (legislación nacional), obteniendo una quita total nominal en torno al 20%, y de alrededor del 30% en valor presente, a la vez que pateó la mayor parte de los vencimientos hacia adelante.

Actualmente, según cálculos del grupo Geres, las reservas “netas” (propias) del BCRA se ubican en unos 6.100 millones de dólares (descontando el swap con China, los encajes de los depósitos en dólares y otros pasivos), mientras que las reservas “netas líquidas” (divisas) alcanzaban a apenas 540 millones de dólares (descontando las tenencias de oro y los DEG).

Sólo con el FMI, en diciembre vencen 1.890 millones de dólares, que serán abonados con parte de los DEG que asignó el propio Fondo. En enero-febrero son 1.103 millones de dólares y en marzo otros 2.873 millones. Desde su asunción en diciembre de 2019, el gobierno ha pagado al FMI 2.282 millones de dólares de intereses y 1.884 millones de dólares de capital (también con DEG).

Por otro lado, ya en enero existen obligaciones por alrededor de 700 millones de dólares con bonistas privados. En total, en enero-marzo, vence deuda en moneda extranjera por 6.754 millones de dólares, incluyendo la referida al FMI. Adicionalmente, a fin de marzo culmina el “período puente” que acordó el gobierno con el Club de París para lograr un programa con el FMI, como condición previa a la renegociación de esa deuda; de lo contrario deberá abonar en mayo 1.900 millones de dólares a ese grupo de países.

Todo esto explica el apuro del gobierno por lograr un acuerdo con el FMI.

 

El ciclópeo endeudamiento macrista

Durante la gestión de Macri, la deuda pública de la Administración Pública Nacional (APN) pasó de 240.665 millones de dólares a 323.065 millones, con un incremento de 82.400 millones de dólares (+34%), dinámica que fue explicada íntegramente por la deuda en moneda extranjera (84.500 millones de dólares. Como porcentaje del PIB, aumentó del 52,6% a un 88,8%.

No es ocioso remarcar que no es el total de la deuda pública, ya que no incluye la correspondiente a CABA y provincias, ni la deuda consolidada de empresas del Estado, organismos nacionales y fondos fiduciarios; tampoco incluye las letras de liquidez (Leliq) y pases pasivos del BCRA.

 

¿Para qué se usó la plata?

El fenomenal endeudamiento no fue en beneficio de los sectores populares y la producción nacional. Los penosos indicadores sociales hablan por sí solos. La gestión macrista no sólo entregó un país quebrado y asolado por una deuda impagable, sino también con una tasa de pobreza del 41% y 9% de indigencia, según la UCA. El PIB cayó 3,9% durante su gestión (2019 vs 2015) y 7,8% medido por habitante. Se aceleró notablemente la desindustrialización del país, en perjuicio centralmente de las pequeñas y medianas empresas.

En una primera etapa del gobierno macrista, la deuda fue contraída en el mercado voluntario con el sector privado. Pero la crisis cambiaria desatada en abril de 2018, que puso de manifiesto la extremada fragilidad de la economía argentina, provocó la virtual interrupción del financiamiento externo. El gobierno macrista apeló entonces al FMI, acordando un colosal préstamo a cambio de un severo programa de ajuste fiscal y monetario, descargando aún más todo el peso la crisis sobre los sectores populares.

Por otra parte, mientras que el gasto interno del Estado se realiza en pesos (al igual que la recaudación), se apeló a un ciclópeo endeudamiento en moneda extranjera. ¿A dónde fueron a parar esos dólares?

El grueso de esos dólares los adquirió un reducido número de agentes económicos (bancos, empresas monopólicas) para la “fuga de capitales”, que ascendió a 88.400 millones de dólares, monto casi idéntico al incremento de la deuda en moneda extranjera. Según el BCRA, sobre los agentes que realizaron compras netas de moneda extranjera, el 1% de las empresas (852) adquirió 41.124 millones de dólares, mientras que el 1% de las personas físicas (66.639) se llevó 16.206 millones de dólares.

 

A confesión de parte…

El FMI desembolsó el mayor préstamo de su historia a nivel mundial a la Argentina durante la gestión macrista, muy superior al que le correspondía al país por su cuota en el Fondo. Violó asimismo su propio Estatuto, que impide el uso de los créditos para financiar salida de capitales.Este préstamo fue gestionado por EEUU, de peso decisivo en el FMI, para facilitar la reelección de Macri, según reconoció el ex funcionario yanqui Mauricio Clever. Más recientemente, sin sonrojarse, Macri sostuvo en una entrevista que «la plata del FMI la usamos para pagarles a los bancos comerciales que se querían ir”.

 

No al pago de la deuda al FMI. Suspensión e investigación de toda la deuda

La popularmente denominada “deuda externa” ha sido una permanente bomba de succión de nuestras riquezas y del esfuerzo productivo del pueblo argentino. Además, el FMI y las potencias imperialistas utilizan el endeudamiento por ellos mismos promovido como herramienta de sometimiento y chantaje.

Los economistas y grandes medios del sistema dan por sentado que hay que llegar a un acuerdo con el FMI, porque si no “nos caemos del mundo, es insostenible, etc., etc.”. Pero lo insostenible es seguir pagando estas deudas a costa del sacrificio y el esfuerzo productivo del pueblo argentino sin investigarlas. Durante la crisis de 2001, fue justamente el default (deuda con el sector privado), conquistado por el pueblo argentino durante el breve mandato de Adolfo Rodríguez Saá tras el Argentinazo, una de las causas fundamentales que permitió la recuperación económica posterior.

La investigación del patriota Alejandro Olmos y el juicio promovido por él demostró que lo fundamental del endeudamiento externo iniciado durante la última dictadura era ilegítimo y fraudulento, lo cual fue confirmado por el fallo del juez Ballestero del año 2000, que pasó a dormir en los cajones del Congreso.

Se trata de continuar ese camino, investigando globalmente el proceso de endeudamiento, en particular el más reciente del macrismo, para determinar la porción de la deuda ilegítima y fraudulenta que debe ser repudiada, incluido el endeudamiento con el FMI. Como corresponde, la parte legítima debe ser afrontada, pero poniendo también por delante la deuda con el pueblo, que no puede esperar. Más temprano que tarde, los responsables del endeudamiento y los beneficiarios del saqueo tendrán que rendir cuentas ante el pueblo argentino.

Escribe Ramiro Suarez

Hoy N° 1893 08/12/2021