Noticias

05 de enero de 2022

SOBRE LA CUMBRE CLIMÁTICA DE GLASGOW

Una perspectiva soberana de los pueblos para enfrentar el cambio climático

Después de regresar de la (COP) de la Conferencia de las Partes sobre el Clima de las Naciones Unidas, la número 26 desde su creación en Berlín en 1995, lamentablemente se puede afirmar una vez más que no se alcanzó una solución a la crisis existencial para la humanidad creada por una amenaza climática y ambiental desenfrenada. Situación que converge con la crisis energética que sacude a toda Europa.

A pesar de todas las reuniones de la COP y las advertencias del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) durante 30 años, las emisiones de gases de efecto invernadero y la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad solo han seguido acelerándose sin obstáculos. Desde 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado en aproximadamente un 60 por ciento a pesar de todas las promesas y acuerdos. Una clara señal de esto en los últimos años en forma de grandes incendios, tormentas, lluvias torrenciales, inundaciones y sequías.

Son principalmente los pueblos oprimidos del mundo (sus trabajadores, mujeres, niños) los que se han visto gravemente afectados por el cambio climático y ambiental. El cambio climático crea y aumenta la pobreza. Para 2050, se estima que más de 140 millones de personas serán desplazadas de sus hogares debido al cambio climático, y solo en América Latina, el sur de Asia y el África subsahariana.

Acuerdos del “capitalismo verde”

El “gran Acuerdo de la COP” se inscribe en el “ecocapitalismo” o “capitalismo verde”. Sin embargo, podemos repasar los acuerdos concretos que se firmaron con la participación argentina, para luego iniciar un análisis de las implicancias de los mismos.

Uno de ellos, que  fue firmado por 141 países es la Declaración sobre Bosques y Usos de la Tierra. “Fortalecer los esfuerzos de los países para proteger los bosques y las áreas terrestres y facilitar el comercio que contribuya al consumo y la producción sostenibles que no aumenten la deforestación y la degradación de la tierra”.

Otra iniciativa firmada por unos cuarenta países con el objetivo de trabajar juntos para reducir el impacto climático en áreas como la energía, la agricultura, el transporte, el acero y el hidrógeno. Solo para dar un ejemplo, la empresa sueca “H2 Green Steel” y el gigante energético español Iberdrola anunciaron una asociación para construir una planta de energía con una capacidad de electrólisis de 1 GW para producir hidrógeno verde. Alimentará una torre de reducción directa de mineral (DRI) para producir al menos 2 millones de toneladas por año de acero. Acero “verde”.

Una tercera iniciativa ligada a la producción agropecuaria se llamó “Compromiso Global de Metano”, que incluye a los países que se han inscrito prometiendo reducir las emisiones de gas metano en un 30 por ciento para 2030. El metano, que es cien veces más potente gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono durante un período de 10 años. Hay grandes emisiones de metano por fugas de producción, pero principalmente por uso de la tierra y la agricultura. El impulso a las carnes vegetales y sintéticas toma impulso en este acuerdo.

La Unión Europea declaró a la energía nuclear como una “inversión sostenible”. Eso explica la participación del argentino Rafael Grossi, director general del organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA). En este sentido las Naciones Unidas en su último informe indican que la energía nuclear es la que menos CO2 emite en todo su ciclo de vida. Esto último es tan verdadero como ocultado hace decenas de años, pero es una novedad en las cumbres climáticas. La combinación complementaria de energía nuclear con energías renovables es la convergencia buscada por el capitalismo verde para iniciar un proceso de mitigación de gases de efecto invernadero. En este sentido se puede destacar que el quinto reactor nuclear de Finlandia, Olkiluoto 3 (OL3), comenzó a generar energía aportando alrededor del 14% de la electricidad del país y este EPR (European Pressurised Water Reactor) es la primera nueva unidad nuclear que se pone en marcha en Finlandia en más de 40 años.

Sin embargo la estrella del ecocapitalismo fue el hidrógeno verde, con grandes carteles de propaganda desde el mismo aeropuerto. Sumado a esto el otro punto de atracción por el cual se eligió Glasgow para la COP26 fue la energía eólica, tanto por los buenos campos de vientos en Escocia como en el propio Canal de la Mancha. Esto explica la propuesta del grupo Fortescue al gobierno argentino sobre hidrógeno verde, como a un emprendimiento similar en la región Magallanes de Chile. Los inmejorables campos de viento de nuestra Patagonia generan las condiciones naturales para utilizar los molinos de viento en la electrólisis del agua, separando hidrógeno “verde”, para luego generar potencia eléctrica, con las celdas combustible de óxido sólido, con mayor eficiencia y generando como subproducto agua. También se inscriben en este paquete de “energías renovables” el litio de nuestros seis salares del NOA, que junto al salar de Uyuni en Bolivia y el de Atacama, concentran la mayor reserva de litio en salmueras.

Diversificación energética con soberanía tecnológica con la participación protagónica de los miles de investigadores e investigadoras en el sistema de Ciencia y Tecnología debe ser el eje de nuestras luchas para estos tres nuevos enclaves, la energía nuclear, el hidrógeno verde y el litio.

La unidad de los pueblos en la lucha contra el cambio climático

Los debates ambientales nacen en la década del 60 del siglo 20. En ese marco, el Che Guevara daba uno de sus memorables discursos, en el II Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática, realizado en Argel, en febrero de 1965.

Un caso concreto donde esta mirada volvió a emerger y convergen los cuatro indicadores mencionados es el del litio. Clave para las tecnologías de almacenamiento energético, amortiguando el rasgo intermitente de las energías renovables, también en la movilidad eléctrica. A diferencia de Chile y Argentina, el gobierno de Evo Morales en Bolivia estatizó los yacimientos de litio, creó una empresa estatal para conducir el proceso de explotación e investigación y estableció la producción en plantas piloto. Para el escalamiento industrial, inició acuerdos con Alemania y China, que no tuvieran como eje único e indiscutible el valor de cambio. De esa manera se permitía resolver necesidades populares sin intercambio mercantil, a partir de dispositivos en los cuales el litio cumple un rol clave. El golpe truncó ese proceso. La recuperación popular fue muy rápida y potente. Pero al día de hoy la derecha sigue amenazando con un nuevo golpe. Es imposible separar esta situación del magnate Elon Musk, quien ya amenazó con un golpe por el control del litio, a un representante de un pueblo indígena que desafía el poderío de un buen amigo de Trump y Biden como lo es el dueño de la automotriz Tesla. Este es el cuadro que muestra las contradicciones para entender la lucha contra el cambio climático y por el control soberano de la energía.

La industrialización del litio en territorio de origen debe servir como forma de incorporar a las comunidades originarias, con participación plena en las decisiones, en el control y en la regulación. Asimismo, este es un modo de poner en discusión las legislaciones mineras neoliberales y elaborar democráticamente su modificación.

Ahora con el triunfo popular en Chile esta perspectiva de industrialización del Litio planteada por Evo Morales en Bolivia se transforma en iniciativa política lanzada por la CNTI en el último congreso de la CTA A convergiendo con los sindicatos agrupados en TUED. Perspectiva de desarrollo para el caso del Litio pero repetible conceptualmente para el caso del Hidrógeno Verde como en la energía nuclear y otras áreas que cimente nuestra soberanía tecnológica es una línea a desplegar en todo el continente.

Aunque el mundo no es el mismo que en 1965, la lucha por la propiedad pública del suelo y del conjunto de los bienes comunes, la disputa por la planificación democrática centralizada de la energía, la perspectiva del desarrollo en términos socialistas (es decir, sin privilegios ni desigualdades), implica tener injerencia sobre los términos de intercambio entre naciones y entre empresas. Retomar la senda del Che implica recuperar la síntesis concreta de la forma en la cual se despliega la lucha de clases en Nuestramérica, frente a las contradicciones que hoy ponen al planeta y a la enorme mayoría de la humanidad al filo del abismo.

Tal cual como se cantaba en la jornada de acción global ambiental en Glasgow “Rebelión o extinción”. Y vuelve el Che cuando decía “si el presente es de lucha el futuro es nuestro”.

Escribe Rodolfo Kempf

Hoy N° 1895  05/01/2022