Repudiamos en las plazas de todo el país a la dictadura, los vuelos de la muerte, la tortura, la apropiación de bebés. Y la política oligárquica y proimperialista, de saqueo y entrega, de explotación y liquidación de conquistas obreras, de brutal endeudamiento externo, de violación de todos los derechos democráticos.
Desde el PCR, como lo hacemos siempre, estaremos presentes denunciando la brutal represión dictatorial, rindiendo homenaje a los 30.000 compañeros y compañeras detenidas/os desaparecidos, y a los mártires de la lucha antigolpista y de todas las luchas populares.
Seguimos exigiendo el avance de las causas a los genocidas, la apertura y difusión de todos los archivos de la dictadura y la restitución de la identidad de todas y todos los hijos apropiados. Y también los derechos democráticos del presente: libertad de las y los presos políticos; terminar con la criminalización de la protesta; desmontar los aparatos de espionaje al movimiento popular, tomar todas las medidas para acabar con el flagelo del gatillo fácil y la violencia institucional.
Así como expresamos nuestro repudio a la dictadura, recordamos la heroica resistencia antidictatorial, encabezada por las Madres de Plaza de Mayo. La lucha de las Madres fue un modelo para la lucha contra la impunidad y para los movimientos de respuesta a múltiples violaciones de derechos humanos. También el pañuelo blanco fue retomado en el pañuelo verde y en la lucha de las mujeres contra la violencia de género y el sistema patriarcal.
El 24 de Marzo es un momento que nos llama a la reflexión sobre el pasado y el presente en términos más generales, dado que la lucha por los derechos democráticos está indisolublemente ligada a la lucha por la emancipación y soberanía nacional, y a la lucha social y política, a la defensa de todos los derechos del pueblo y de la patria.
Atravesamos en estos tiempos una situación inédita, cuyas consecuencias son imprevisibles. La pandemia, la inflación y las penurias económicas para nuestro pueblo, el acuerdo con el FMI, la invasión rusa a Ucrania, son todos hechos que plantean un panorama extremadamente complejo y difícil de afrontar.
La pandemia puso en descubierto la inequidad, la brutal desigualdad entre los de arriba y los de abajo y también entre las potencias imperialistas y los países llamados “en desarrollo”. La incertidumbre acerca del final de este tsunami imprevisto que nos inundó, aún está presente.
También, como en otros tiempos, las prácticas populares de solidaridad para enfrentar sus efectos recorrieron el país. Muy especialmente por parte de jóvenes y mujeres.
Enfrentamos las consecuencias del gobierno de Macri, que nos dejó un país devastado, con un endeudamiento brutal para beneficio de unos pocos y hambre para los más amplios sectores populares. Este endeudamiento nos recuerda la deuda externa contraída por la dictadura, con la estatización de la deuda privada.
La inflación se come los bolsillos de los trabajadores, de los jubilados, del conjunto de nuestro pueblo. Es una exigencia inmediata que se tomen las medidas necesarias para afrontar la emergencia económica a favor de las mayorías. En un camino inverso, se acaba de aprobar el acuerdo con el FMI, que intenta legitimar la deuda mafiosa que contrajo Macri y que sólo traerá más padecimientos para nuestro pueblo. Por eso reafirmamos: la deuda sigue siendo con el pueblo. No al FMI.
Para enfrentar esa poderosa derecha oligárquica y proimperialista es necesario, y comprometemos todo nuestro esfuerzo en ello, e impulsar la más amplia unidad del campo popular. Las concesiones a los enemigos internos y externos, lejos de generar logros, aumentan la avidez de los poderosos. La lucha contra la impunidad de los genocidas, desplegada incesantemente durante muchos años, que obtuvo el logro histórico de los juicios a los genocidas, es un ejemplo de que, con la unidad popular, es posible enfrentar y frenar a esos enemigos. En nuestra perspectiva, cada batalla que damos en esa dirección es un paso en la acumulación de las fuerzas necesarias para conquistar cambios revolucionarios.
Hoy también la situación del mundo nos conmueve. La invasión rusa a Ucrania, avasallando el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la integridad territorial de los países, es una criminal violación de los derechos humanos. El pueblo de Ucrania resiste heroicamente y este 24 nuestra solidaridad debe hacerse presente. Denunciamos a Putin y sus aspiraciones de recuperar el gran imperio zarista y decimos No a los yanquis y a la OTAN. Denunciamos la guerra imperialista y la utilización de nuestras naciones y pueblos en función de la disputa interimperialista.
Más que nunca, este 24 de marzo, cumpliremos con la cita que nos demanda la memoria colectiva.
30.000 compañeros detenidos- desaparecidos ¡Presente. Ahora y Siempre! ¡No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos!
Hoy N° 1906 23/03/2022
