El gobierno nacional decidió, hace pocos días, una suba del 2% en las retenciones, al momento de exportar, al aceite de soja y la harina, llevando el total de retenciones al 33%, lo mismo que paga el poroto de soja. Esta definición, en el marco de una estampida inflacionaria que se ha sentido en los alimentos y en particular en el pan, desató una oleada de protestas de sectores de las clases dominantes alineados con los grandes terratenientes y los monopolios agroexportadores.
El director del distrito 6 de FAA Pablo Paillole, dirigente de la Corriente Bases Federadas, nos decía: “Nosotros con la medida estamos de acuerdo. Esta suba de retenciones del 2% no es al productor. En realidad se estaba dando un subsidio a las agroexportadoras.
“En la Argentina, cinco monopolios exportan el 70% de la harina: Dreyfus, Cargill, Bunge, Cofco y Aceitera General Deheza. Estas grandes exportadoras le descuentan 33% por retenciones al productor que le compran, y ellos pagan 31% de retenciones cuando venden. Por lo tanto el gobierno lo que hace es sacarle ese 2% que le había dejado, en concepto de impulsar el valor agregado.
“Estos monopolios agroexportadores han hecho fortunas. Compraron la materia prima para hacer la harina y el aceite antes del aumento de precios, y ahora la harina y el aceite aumentó entre un 30 y un 40% en los últimos meses producto de la guerra. Ese aumento va todo para ellos. Compraron barato y venden caro.
“Lo bueno de esta medida del gobierno es que va sobre los grupos concentrados, no sobre todos los productores. Y otro aspecto positivo, es que se dice con claridad cuál es el destino de este 2%. Si fuera a rentas generales, para pagar intereses de la deuda externa, no estaríamos de acuerdo. Pero este dinero va a un fideicomiso que ayude a bajar el precio de la harina. Obviamente, no es que con esto van a bajar la inflación y las penurias de millones de argentinos, para eso deberían profundizar en esta dirección, dándole continuidad al impuesto a las riquezas, impuesto especial a lo que se fugaron y se beneficiaron con préstamos del FMI y una verdadera segmentación de las retenciones, donde los grupos concentrados paguen y se libere de este tributo a los pequeños y medianos productores agropecuarios que representan el 80% del total de los productores y sólo el 20% de la producción de commodities . Si no se avanza en esta dirección es difícil que podamos resolver los grandes problemas que hoy tenemos.
“Nosotros como productores no vamos a acompañar la medida que impulsan la Mesa de Enlace y los llamados autoconvocados para el 23 de abril, que van a salir a protestar porque se le aumentó un 2% de retenciones a los agroexportadores.
“Hay un debate entre los productores, que expresan preocupación porque dicen que estos grandes monopolios van a descargar este aumento de retenciones sobre los productores, pagando menos la soja. Si es así, impulsaremos movilizar a las sedes de estas agroexportadoras.
El planteo de la Mesa de Enlace y de Autoconvocados no es el programa de los pequeños productores.
“Nosotros vamos a seguir peleando para que haya una fuerte segmentación de las retenciones. Que los que más tienen, paguen más. Vamos a seguir reclamando por una ley de arrendamiento, que le dé estabilidad al pequeño productor y ponga límites a la cantidad de hectáreas que se pueden arrendar. Una política de colonización, créditos a largo plazo y tasas subsidiadas para acceder a un peso de tierras, una política activa tendiente a cambiar la matriz primarizante de la producción agropecuaria por una que le dé valor agregado, generando miles de puestos de trabajo, finaliza Paillole.
Nos debemos la discusión de la política agraria nacional
En el mismo sentido, Mario Fabro, también dirigente de Bases Federadas y productor de Maciel, en declaraciones al sitio elciudadano.web, denunciaba que estos sectores que “ponen el grito en el cielo” por este aumento de las retenciones a la exportación, son los vinculados a los grandes latifundios que, con la décima parte de las explotaciones registradas, poseen el 60% de la tierra producida. “El campo argentino es total y absolutamente heterogéneo en su conformación” y agrega que “está absolutamente concentrado en todos sus aspectos: producción, tenencia de la tierra, comercialización, industrialización, comercio exterior, sistema financiero. Por lo tanto, yo creo que la gran discusión que nos debemos es la política agraria nacional”.
Fabro agrega que los pequeños productores son 42 mil, sobre 55 mil productores de soja. Productores chicos que “tenemos una estructura de retenciones igualitarias, por un lado, y por el otro una estructura de costos con un dólar oficial, y costos e insumos a un dólar libre, por lo cual, en términos de capacidad de compra, hay una fuerte exclusión de las estructuras económicas de productores más chicos que lo que antes compraban con mil quintales de soja, hoy necesitan 2 mil”. Esta situación viene llevando a que desaparezcan los pequeños productores, y se concentre la propiedad de la tierra en pocas manos. En el 2015, con la última etapa de la devolución de exportaciones, recuerda Fabro, había 75 mil explotaciones, que vendían los 5 principales cereales en la Argentina, de la cuales menos de 3 mil hacían el 65% de la producción general. Es decir, el 80% de los productores no llegaba al 20% de la producción.
El sitio elciudadano.web agrega que “De los censos agropecuarios realizados por el Indec entre los años 2002 y 2018 -último año del que se tiene registro-, se desprende que la cantidad de explotaciones agropecuarias se redujeron en un 25%: en sólo 16 años, 83.870 explotaciones desaparecieron”, recordando que con relación a las estadísticas del Indec de 1988, cuando consignó 378.000 explotaciones con límites definidos con alambrados, hoy hay 151.000 explotaciones menos.
Sobre la concentración de la propiedad de la tierra, hoy el 11,82% de las explotaciones agropecuarias (aquellas de más de mil hectáreas de extensión) explican el 80% de las hectáreas productivas.
Hoy N° 1907 30/03/2022