1. Rompamos la trampa
Grandes luchas obreras, campesinas, estudiantiles y populares han desenmascarado el doble discurso mentiroso del kirchnerismo: verso “nacional y popular” y una política de derecha en los hechos que descarga brutalmente la crisis sobre el pueblo.
Con los K, hay más de 500.000 despedidos en el primer trimestre de este año: 350.000 trabajadores “en blanco” a los que las patronales “ya no les aportan”, y una cifra mayor “en negro” (200.000 dice La Nación, 222.000 Crítica). La pobreza crece aceleradamente: castiga al 49,1% en el segundo y tercer cordón del Conurbano Bonaerense, ahí donde el oficialismo concentró su artillería electoral (La Nación, 20/6). El gas ya aumentó el 100%, y a partir del 29 se vienen los tarifazos en electricidad y transporte. Crece el hambre en los trabajadores rurales y campesinos pobres, se endeudan los chacareros y no pueden sembrar. La salud y la educación públicas han colapsado.
Mientras tanto, en los últimos dos años el gobierno miró para otro lado mientras se fugaban 40.000 millones de dólares (3.627 millones de dólares en el primer trimestre del 2009); y el superávit fiscal cayó un 85%, lo que el gobierno “compensa” con el robo de los fondos del Anses a los jubilados, a los que mantiene con jubilaciones de miseria.
No hay voto útil con la boleta del kirchnerismo. Es un voto para peor de lo mismo.
2. Las derechas rivales
Se ha instalado una oposición de derecha. De Narváez, Solá, Macri-Michetti (lo primero que hicieron cuando asumieron fue repartirse los negocios de la Capital Federal), Prat Gay, Reutemann, entre otros, son nietos de Menem y fueron socios de Kirchner cuando el viento de cola de la economía mundial empujaba el país hacia adelante.
No proponen nada frente a los despidos, por el contrario, plantean “aliviar el costo laboral de las empresas” para facilitar los despidos, suspensiones y cierres de fábricas. “Coquetean” con “el campo”, pero para ellos “el campo” no son los obreros rurales, los campesinos y los productores, sino las “roscas” de los grandes pooles, grandes terratenientes y monopolios cerealeros. Descaradamente, Macri alienta la reprivatización de Aerolíneas Argentinas. De Narváez quiere pagar a los usureros del Club de París y los fondos buitres (Prat Gay le agrega someternos a los dictados del FMI) y un pacto entre los monopolios y los jerarcas traidores para “frenar los aumentos desmedidos” (¡!).
De Angeli, convertido en acompañante de estos candidatos, llama a los estancieros a que carguen en los camiones a los rurales para votar a estos personajes, como en las épocas del “fraude patriótico” de los conservadores.
No hay voto útil con las boletas de estas derechas. Es un voto para peor de lo mismo.
3. Las “roscas”
Estas elecciones son para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Como resultado de las luchas populares que desenmascararon la mentira K, el gobierno perdería “la mayoría automática” en Diputados, y tampoco podrá renovar los senadores K que terminan su mandato, con lo que perdería el quorum propio en el Senado.
Además, en estas elecciones el kirchnerismo juega su supervivencia en el gobierno, y disputa con las derechas rivales la jefatura del PJ y la candidatura presidencial.
El kirchnerismo trata de frenar esa sangría, y reducir el balance electoral a la pelea por Buenos Aires. Las derechas rivales tratan de debilitar al kirchnerismo para controlarlo desde el Congreso; quieren que el gobierno haga el gasto del ajuste, en el que todos coinciden para descargar sobre el pueblo las nuevas oleadas de la crisis económica. Todos, por arriba, trabajan para sacar al pueblo de las calles y rutas, para poder definir entre ellos, el próximo turno presidencial.
Circulan versiones sobre fricciones entre De Narváez y Duhalde. Intendentes hasta ahora K, cortan boletas para no perder la mayoría en los Concejos Deliberantes. Fue pública la foto de Cobos con De Narváez, y habría también intendentes radicales que cortan boletas.
Atrás de estas disputas por fracciones de poder, hay en disputa grandes intereses: Telecom (entre Kirchner con sus socios y Clarín), La Serenísima (entre Kirchner y sus socios y Danone) y Canal 11 (entre Telefónica de España y Kirchner), la ley de radiodifusión (entre Kirchner y Clarín). También entre Techint (que marcha a una rebaja salarial del 15% y el gobierno), etc.
La disputa entre el kirchnerismo y las derechas rivales es por el manejo del poder y las cajas del Estado, claves para cualquier grupo poderoso ante una crisis como la actual.
4. El fraude
El centro de cómputos de votos del Gran Buenos Aires y la Capital Federal fue trasladado a un galpón de Barracas, en la Capital Federal, en donde no habrá ningún control. Ahí funcionará el IndeK de los votos. Así, el escrutinio comenzará con un 5% de votos K ya cargados, más filtros que aceleren el ingreso de las mesas ganadas por el oficialismo. El objetivo es instalar rápidamente un supuesto “triunfo K”: el kirchnerismo ya prepara una movilización a Plaza de Mayo.
El holding Clarín, fogonero de la oposición, tratará de instalar, con encuestas de boca de urna, el triunfo de los candidatos de la derecha rival que promociona.
Y unos y otros tratarán de ocultar la fuerza del voto bronca.
5. Votá con bronca
El verdadero voto útil es el voto bronca: en blanco, nulo (programático) o no voto.
Como en octubre del 2001, el voto bronca es el único que puede agrupar a amplios sectores populares para derrotar a esta política K, y mostrar la ilegitimidad del sistema. “El peronismo se ha fragmentado y la oposición (…) tampoco ha podido disimular el síndrome de la división. Esa realidad es la que plantea interrogantes sobre las formas que adquirirá la gobernabilidad en la Argentina hasta el recambio presidencial del 2011” (Clarín, 22/6).
Fueron las grandes luchas de los trabajadores chacareros y las del pueblo, las que le sacaron la careta al kirchnerismo. Son luchas que llegan hasta la mismísima jornada de las elecciones, como las de los petroleros de Santa Cruz, estatales en varias provincias, los tamberos y otros sectores agrarios. Y en todos estos años, mientras el kirchnerismo aprovechaba el viento de cola de la economía mundial para su política de “capitalismo de amigos”, por intereses o por oportunismo tenía como socios a muchos de los que ahora se presentan como “opositores”. Estos pretenden que, a partir del 28, el centro de la política nacional pase por el Congreso, sacando al pueblo de las calles que es donde pudo avanzar. En esos mismos años, una gran corriente popular se mantuvo realmente opositora, uniendo las luchas con el voto bronca, siendo el voto en blanco, nulo y el no voto la primera fuerza en las elecciones del 2007.
Ahora, con la crisis a cuestas, más que nunca hay que reivindicar esa unidad entra la lucha y el voto bronca, para derrotar a fondo esta política K, y crear las condiciones para reagrupar, a partir del 28 a la noche, a todas las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, confluyendo en las multisectoriales, para terciar en la crisis política. Pugnando para que la clase obrera, que ha ganado el centro de la política nacional con sus luchas, recuperando y reorganizando sus cuerpos de delegados, pueda jugar su rol histórico.
Desde el 28 a la noche comienza la batalla por desnudar el fraude, la compra de votos y la fuerza del mazazo de votos bronca. No para “pasar facturas”, sino para que a partir de esas fuerzas trabajemos para reagrupar a todos los sectores obreros y populares, patrióticos y democráticos, sin importar cómo hayan votado, para las grandes tormentas políticas que se avecinan.