Somos docentes de todo el país, nucleadxs en la Agrupación Nacional Docente «Ana Sosa» en la Lista Azul y Blanca Nacional.
Tenemos propósitos claros y planteos de cara a docentes y comunidades educativas.
No tenemos una formación corporativa, tenemos la firme convicción que la escuela tiene que ser de calidad, científica, laica, obligatoria, gratuita y estar al alcance de todos los niños y niñas de nuestro querido país.
En este momento estamos atravesando una de las peores crisis, con millones de compatriotas cuyos ingresos están por debajo de la línea de la pobreza y la indigencia.
Es éste el marco en que se están discutiendo salarios y paritarias.
Y una de las premisas que enarbolamos con orgullo, es que los docentes debemos ganar en un cargo el equivalente a la canasta familiar.
Esto ¿es contradictorio con el hambre que sufren nuestros alumnos, alumnas y sus familias?
No. Porque el hambre, la pobreza y la depresión de nuestros salarios están íntimamente ligadas al reconocimiento de una deuda espuria (que contrajo y fugó Macri) y al pago de la misma al Fondo Monetario Internacional.
El salario no es ganancia por eso exigimos la eliminación de la 4ta categoría.
Seguramente habrá un conjunto de docentes que trabajan muchas más horas de lo que deben, que con el máximo de antigüedad son alcanzados por ese maldito impuesto al trabajo, cuyo monto fija el gobierno y recauda la AFIP.
Pero hay también gran cantidad de docentes jóvenes sin trabajo, miles y miles de docentes en cada rincón del país que no tienen el puntaje necesario para tomar más cargos o módulos para incrementar sus ingresos.
Tenemos docentes en provincias con sueldos de hambre, con gastos enormes de viáticos para llegar a una escuela.
Siempre junto a las comunidades educativas, sosteniendo la escuela pública.
Por la ausencia de provisión de útiles escolares o zapatillas, las y los docentes nos organizamos para llevarle a los y las estudiantes las cosas de las que carecen, máxime cuando 2 de cada 3 niños y niñas están inmersos en la pobreza.
Así que no, Sr. presidente, no es nuestra preocupación el impuesto a las ganancias como dijo, sino cómo hacemos para que los chicos y chicas lleguen a la escuela, coman, tengan una correcta atención médica y aprendan.
Y también tenemos preocupación sobre cómo sobreviven nuestras familias.
En Argentina, la plata sobra, los alimentos sobran, los recursos naturales sobran. El problema es que hay que ponerse los pantalones largos, dejar de pagar la deuda que contrajo y fugó Macri, investigarla, plantarse en la defensa de que los recursos propios vayan al pueblo.
Crear fábricas, desarrollar la industria nacional, dejar de importar tornillos, y obligar a todos los que ganan fortunas con el infortunio de las grandes mayorías a pagar los platos rotos de una crisis que no generamos, de la cual no somos responsables, y que NO queremos pagar.
Seguiremos luchando hasta conseguirlo.
¡Viva la lucha docente en cada una de las provincias!
Viva la lucha del pueblo argentino por una vida con techo, tierra y trabajo.
La deuda es con la educación.
Hoy N° 1953 08/03/2023