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10 de mayo de 2023

13° Congreso del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina

El bloque dominante

Reproducimos extractos del Programa del PCR, aprobado en su 13° Congreso, realizado en octubre del 2022.

Partiendo siempre de la contradicción fundamental que hay que resolver en la actual etapa histórica es necesario determinar cuáles son las contradicciones entre los distintos sectores de las clases dominantes y entre las distintas potencias imperialistas que se disputan el control de la Argentina y de América Latina. Esto es fundamental para determinar el blanco táctico de la lucha popular.

Como ha enseñado Lenin, para avanzar hacia la revolución, no basta con que se agudice al extremo la contradicción fundamental entre los de arriba y los de abajo, sino que, además, “es preciso que las clases gobernantes atraviesen una crisis gubernamental que arrastre a la política a las masas más atrasadas”, y que el enfrentamiento entre los de arriba produzca “una brecha” por la que “irrumpa” el proletariado y las masas populares. Esto exige determinar cuáles son los sectores predominantes en el seno de las clases enemigas, como se asocian y disputan los diferentes sectores y grupos que detentan el poder y que constituyen lo que llamamos el bloque dominante, que es el blanco a golpear por la lucha popular. Luchando contra esos enemigos, ubicamos dentro del bloque dominante, cuál es el principal soporte de la política reaccionaria, en cada momento, contra el cual se debe dirigir el golpe principal de la lucha popular para hacer avanzar el proceso revolucionario.

Con los Kirchner en el gobierno, se produjeron cambios profundos en el bloque dominante. Irrumpieron o tomaron más fuerza diferentes grupos de burguesía intermediaria con un peso creciente del imperialismo chino. En él se expresaban también sectores de burguesía nacional Una particularidad fue que tuvo como alianza estratégica principal al imperialismo chino.

Con el triunfo de Macri y durante su gobierno, se han producido cambios profundos en la alianza de monopolios imperialistas, sectores de burguesía intermediaria y grandes terratenientes que constituyen el sector hegemónico del bloque dominante. Son cambios que profundizaron la dependencia, la concentración y la extranjerización de la tierra, y la condición de la Argentina como un país en disputa entre varias potencias imperialistas, siendo EE.UU. el de mayor incidencia.

Con la derrota del macrismo asumió el gobierno de Alberto Fernández hegemonizados por distintos sectores de burguesía intermediara que son parte del bloque de las clases dominantes.

En él se expresan también la mayoría de la burguesía nacional, sectores patrióticos, dirigentes y corrientes sindicales populares y nacionales.

El sector de burguesía intermediaria que expresa el presidente Alberto Fernández es partidario de la diversificación de la dependencia (buenas relaciones con todos los imperialismos) y se recuesta principalmente en imperialismos de Europa.

El sector de burguesía intermediaria que expresa Cristina Kirchner fue hegemónico, en alianza con otros sectores, entre las clases dominantes hasta el triunfo de Macri en 2015. Dirige un importante sector del peronismo, donde expresa una corriente real y se recuesta principalmente en los imperialismos chino y ruso. Junto a estos y otros sectores, que hegemonizan el gobierno, hay otros sectores de burguesía intermediaria como socios menores en el gobierno. También está el sector de burguesía intermediaria que representa Sergio Massa y que ha ganado posiciones en el gobierno.

Durante este período seguimos dirigiendo el golpe principal de la lucha popular al sector que expresa políticamente el macrismo, que hegemoniza el bloque de las clases dominantes.

La situación del mundo y de la Argentina es muy inestable, lo que exige actuar con flexibilidad frente a los cambios que se producen.

Por ser la Argentina un país dependiente disputado por varios imperialismos, en ocasiones hemos tenido y tendremos que golpear juntos con fuerzas que estratégicamente son enemigas para enfrentar aquellas que constituyen el enemigo más peligroso y el sostén principal de la política reaccionaria.

Así pasó cuando golpeamos durante la dictadura junto a la Iglesia y los yanquis para impedir la guerra con Chile; y en Malvinas cuando golpeamos con los sectores prorrusos contra la agresión anglo-yanqui. (En este caso la agresión del imperialismo inglés cambió la contradicción principal). Así pasó cuando golpeamos con el kirchnerismo contra Bush y el ALCA en Mar del Plata, o en la lucha contra gobiernos como el de Sobisch, o con la reaparición de grupos fascistas como el que secuestró a Julio López. Esto no debe mellar el filo de nuestra línea principal, sino que debe articularse con ella.

Al golpear junto a estos sectores debemos tener claro que lo hacemos con fuerzas que estratégicamente son enemigas, lo que nos permite tener flexibilidad táctica con independencia programática y política. Por lo general, atrás de estas contradicciones entre grupos de burguesía intermediaria y entre grupos de terratenientes, está la subordinación de estos a diferentes imperialismos.

Diluir el golpe principal a la política del sector más peligroso de las clases dominantes desguarnece a las masas y cede el terreno a la ofensiva de la derecha. No incluir en el blanco a sectores de las clases dominantes al que no dirigimos el golpe principal, lleva a confundir alianzas con golpear juntos, lo que también desguarnece a las masas. Al producirse fracturas de sectores de las clases dominantes aplicamos la política de terciar.

Terciar quiere decir que en medio de las oleadas de lucha, y de la fractura y el enfrentamiento de los de arriba, pugnamos por dirigir a la clase obrera y a las masas populares en una acción política independiente con un programa para la unidad popular, patriótica y democrática, concentrando el fuego sobre aquél que es el principal soporte de la política reaccionaria en ese momento.

Y que debemos aprovechar las contradicciones entre los de arriba, golpeando juntos en determinados momentos –con independencia política y programática– con aquellos sectores de las clases dominantes que se oponen a las fuerzas que hay que derrotar. Esto es así porque expresan en determinado momento el obstáculo principal para el avance de la lucha revolucionaria.

Teniendo en cuenta la inestabilidad de la situación mundial, regional y nacional, nos preparamos para cambios bruscos de escenario, que exigirán determinar cuál es el enemigo táctico más peligroso en cada momento, sobre el que es necesario concentrar el fuego. Sin perder de vista al bloque dominante que es el blanco de la lucha popular y el carácter de enemigos de la revolución del conjunto de las clases dominantes.

Tenemos que tener en cuenta, a su vez, que los yanquis por su fuerza global siguen siendo el principal enemigo estratégico en América Latina, a la que consideran su patio trasero. Esto no obstante que el auge de lucha de los pueblos, la presencia de gobiernos antiyanquis y la creciente penetración de otras potencias imperialistas, han debilitado relativamente al imperialismo yanqui en América Latina.

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Tenemos que tener en cuenta, a su vez, que los yanquis por su fuerza global siguen siendo el principal enemigo estratégico en América Latina, a la que consideran su patio trasero. Esto no obstante que el auge de lucha de los pueblos, la presencia de gobiernos antiyanquis y la creciente penetración de otras potencias imperialistas, han debilitado relativamente al imperialismo yanqui en América Latina.

Hoy N° 1961 10/05/2023