Los trabajadores de Arcor de la localidad de Salto vienen en conflicto desde mayo, reclamando entre otros puntos un aumento salarial por encima del vergonzoso acuerdo de la dirección del sindicato con las cámaras empresarias. La empresa, a los reclamos, contestó con despidos a partir del 19 de mayo, y pese a que se lograron algunas reincorporaciones, están fuera de la fábrica algunos compañeros efectivos y contratados. Los trabajadores vienen denunciando cómo el grupo encabezado por Luis Pagani, con 42 plantas en todo el país, se viene enriqueciendo a costa de la superexplotación, con la complicidad del gobierno y los jerarcas sindicales, incluida la Comisión Interna.
El 1° de mayo comenzaron un quite de colaboración, por cuatro puntos principales: 1) aumento salarial, por $ 1.900 de básico, 2) falta de representación gremial verdadera, 3) contra la tercerización, y 4) reclamo de información gremial. Este movimiento de autoconvocados se desarrolló durante todo el mes, pese a los aprietes de la patronal y de los de la Interna cómplices, con asambleas masivas de hasta 500 compañeros, viajes a Buenos Aires, actividades solidarias con la lucha agraria, festivales en el acampe, etc.
Algunos compañeros han denunciado que en medio del conflicto, y llegando a suspender el 95% del personal con la excusa de falta de materias primas, la empresa está construyendo un centro de distribución zonal con inversiones millonarias, y subsidios del Estado.
Una joven trabajadora eventual, manifestaba su indignación, afirmando que “si hoy sigo en lucha es porque todavía nada está perdido y porque tengo una familia que me apoya y me da fuerza día a día para seguir con todo esto, y esta manga de chupasangres no me van a derribar así tan fácil”.
Mostrando la esencia negrera de la patronal, otra compañera relataba que “hace un tiempo leí un artículo donde Pagani decía que había que apostar a la educación. De esto me acordé viendo un envoltorio de los turrones de Arcor, en el cual subsidia a Unicef y otros programas que hay, siendo que muchos de sus empleados muchas veces no llegan a comprar los útiles necesarios para sus hijos”.
02 de octubre de 2010