El 23 de julio se realizaron las elecciones generales en España. El Partido Popular obtuvo el 32,64% de los votos y el Partido Socialista Obrero Español, el 31,95% del PSOE. Es decir, un empate técnico.
España tiene un sistema de monarquía parlamentaria, por lo que, tras las elecciones generales, los dirigentes del partido o coalición que más diputados obtiene son convocados por el rey, en este caso Felipe VI para sugerir un aspirante a la presidencia del Gobierno, dando comienzo a la Sesión de Investidura. Esto existe desde 1978. El nominado por el monarca debe obtener el respaldo de al menos 176 congresistas (mayoría absoluta del Congreso) para ser validado. Si no se alcanza este respaldo, se activa un lapso de dos meses en los que se pueden presentar nuevas candidaturas. Si al final de este intervalo no se alcanza la mayoría requerida, se cita a nuevas elecciones, que deben efectuarse por lo menos 54 días después de la disolución.
Pese a ganar las elecciones, el Partido Popular, de derecha, su candidato, Alberto Núñez Feijóo no logró la mayoría para formar Gobierno, a pesar de haber sumado 47 diputados con respecto a las elecciones anteriores. Feijóo solo obtuvo 136 diputados y con los 33 de Vox no llegan a la mayoría absoluta.
Vox es un partido abiertamente fascista, misógino (que odia a las mujeres) que retrocedió notablemente con respecto a algunas elecciones locales realizadas anteriormente. Pasó de 52 a 33 parlamentarios. Su principal dirigente es Abascal. Pretenden derogar la Ley Integral de Violencia de Género y toda legislación de género. También la de Memoria Democrática. Después de las elecciones dijo que, si Pedro Sánchez sigue al frente del Ejecutivo, será investido por “comunistas y por los enemigos de España”.
Núñez Feijóo declaró que si el rey se lo pide intentará alcanzar la presidencia, ya que es su responsabilidad, a pesar de la “dificultad numérica” para lograr una mayoría. Sólo tendría a Vox y un voto de los regionalistas de Navarra. Algunos suponen que se trata más de una jugada interna en su partido para no ser desplazado.
El PSOE, de centro, encabezado por Pedro Sánchez, actual primer ministro, va a poder armar un gobierno que cuente con el apoyo de varias otras fuerzas. Han sacado incluso mejor resultado que en 2019, pasando de 120 diputados a 122 y ganado unos 600.000 votos. Ahora necesitaría llegar a 176: sus 122, los 31 de Sumar, y los 19 que suman Esquerra, Bildu (quiere decir reunirse en vasco), Partido Nacionalista Vasco y Bloque Nacionalista Gallego. El Movimiento Sumar, fundado por Yolanda Díaz, se sitúa como cuarta fuerza política del país por detrás de Vox. Yolanda Díaz se postuló como presidenta de gobierno. Los otros se corresponden con fuerzas locales.
El problema es Juntos por Cataluña, que tiene siete diputados y que en su campaña ha vuelto a exigir el referéndum secesionista de Cataluña. Bastaría con la abstención para formar gobierno.
En el gobierno de Sánchez hay una ministra de Igualdad, Irene Montero, que elaboró dos leyes importantes para las mujeres: la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual también conocida como «Ley solo sí es sí», que elimina la distinción entre abuso y agresión sexual y la ley para la igualdad real y efectiva para las personas trans y la garantía de los derechos LGTBI. La ley “solo sí es sí” ha dado lugar a algunas confusiones legales por lo que algunos violadores pidieron reducción de penas. Esto dará lugar a algunas modificaciones.
Cuando todo parecía encaminarse a un gobierno de España de la coalición encabezada por el PSOE, el voto en el exterior le dio un diputado más al Partido Popular, lo que obligará a Pedro Sánchez a negociar con Juntos por Cataluña, que ya ha reclamado una ley de amnistía y hasta un referéndum de autodeterminación de Cataluña. Estas exigencias son rechazadas por Sánchez por estar fuera de la Constitución. La situación sigue abierta.
Por Alicia Sourges
Hoy N° 1972 02/08/2023