El 1 de agosto el expresidente yanqui Donald Trump fue acusado por los esfuerzos realizados para anular las elecciones del 2020 y negar la victoria del presidente actual, Joe Biden. Este es el tercer proceso contra Trump, Los otros son por conspiración para obstruir, retención deliberada de documentos y por privar a las personas de los derechos civiles.
La primera de causa se basa en la desconfianza que Trump estaba creando a través de “mentiras generalizadas y desestabilizadoras sobre el fraude electoral” que atentaban sobre la función de certificar los resultados de las elecciones presidenciales. Estos cargos son también contra tres cómplices que no fueron identificados.
Esto no ha ocurrido nunca en EEUU, con un expresidente que está en campaña para volver a serlo en el 2024.
Recordemos que la acusación está referida a los hechos ocurridos cuando una turba de ultra nacionalistas a favor de Trump asaltó el Capitolio (el edificio de las dos cámaras del Congreso), en un intento de golpe, con muertos y heridos, para desconocer el triunfo de Biden.
En cuanto a la retención deliberada de documentos, la acusación se remonta al final del mandato de Trump, en 2021, cuando documentos relacionados con “programas nucleares de Estados Unidos; vulnerabilidades potenciales de Estados Unidos y sus aliados frente a un ataque militar, y planes para posibles represalias en respuesta a un ataque extranjero” se empaquetaron en cajas junto con ropa, regalos, fotografías y fueron enviados a su residencia en Florida. Como coconspirador aparece uno de sus asistentes personales, Waltine Nauta. Además, entre los documentos había un “plan de ataque” contra Irán, que Trump mostró a visitantes de su club de golf, y mapas militares “altamente secretos”. Trump calificó la acusación como la “cacería de brujas más grande de todos los tiempos”,
En Georgia los aliados de Trump también intentaron presionar a los funcionarios estatales para que cambiaran los resultados y trataron de armar una lista de electores falsos para enviarlos a Washington, para que votaran en el Colegio Electoral a favor del presidente derrotado en lugar de Biden, que había ganado.
Los cargos representan un momento extraordinario en la historia estadounidense: un expresidente, que está en campaña para regresar a la Casa Blanca, ha sido imputado por sus intentos de usar los mecanismos del poder gubernamental con el fin de trastocar un resultado electoral y quedarse en el cargo contra la voluntad de los votantes.
La acusación se produjo más de dos años y medio después de que una turba favorable a Trump -alentada por los discursos incendiarios del exmandatario y sus aliados- irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021.
Simultáneamente Trump es el favorito para la nominación a presidente por el Partido Republicano, a quien las encuestas sitúan muy cerca del presidente Joe Biden, que a su vez va por la reelección.
Una declaración de campaña llegó a decir: «La anarquía de estas persecuciones contra el presidente Trump y sus partidarios recuerda a la Alemania nazi de los años 30 y a otros regímenes autoritarios y dictatoriales».
Los republicanos contraatacaron sobre las actividades empresariales del hijo de Biden, Hunter, pero no aportaron ninguna prueba.
También Trump fue acusado de pagar a la estrella porno Stormey Daniels, para que no hablara sobre sus relaciones antes de las elecciones del 2016. Pero la comisión que lo investigaba fue disuelta cuando los republicanos obtuvieron mayoría en la Cámara. Tiene también acusaciones anteriores a su presidencia en el rubro construcción.
Si Trump ganara, podría tratar de utilizar su nuevo Departamento de Justicia para barrer su responsabilidad penal. Si perdiera las elecciones y fuera condenado, podría enfrentarse a penas de cárcel.
Trump tiene una gran fortuna, acrecentada con los voluminosos aportes de campaña, pero está gastando grandes sumas en abogados en los juicios en marcha.
El retraso es la principal estrategia legal de Trump. Su equipo de abogados trabaja para retrasar y desmontar los casos en su contra.
Sin embargo, la posición de Trump a la cabeza de las primarias republicanas para la pelea presidencial de 2024 es muy segura y sus posibilidades contra Biden son muy competitivas. Este a su vez tiene el problema de su avanzada edad y se ha equivocado varias veces al hablar en público.
Recordemos que durante su campaña electoral se denunciaron las conexiones de Rusia con Trump. Efectivamente, mientras que Trump ponía sólo como enemigo a China, los demócratas consideraban enemigos a Rusia y China.
Escribe Alicia Sourges
Hoy N° 1973 09/08/2023