1. La lucha de los trabajadores de Terrabusi
Alrededor de la heroica lucha de los trabajadores de Terrabusi se concentra hoy una batalla desigual: la segunda oleada de despidos de las patronales, en particular los monopolios imperialistas. Para imponer los despidos, la diabólica trinidad –patronales–gobierno kirchnerista–jerarcas sindicales traidores–, se han lanzado a aplastar a los contingentes más combativos de la clase obrera, a sus cuerpos de delegados y comisiones internas, de los que los obreros de Terrabusi son un emblema nacional.
La primera oleada de despidos golpeó a 1.200.000 trabajadores. Con las elecciones por delante, el gobierno negoció con las patronales que esos despidos golpearan principalmente a los que estaban en negro o con contratos basura, que no aparecen en los índices del Indec. Mediante las suspensiones y los subsidios de $ 600 (y en algunos casos el salario completo como a los petroleros), postergó las cesantías de los efectivos (y parte de los contratados en los lugares donde lo impuso la lucha), preparando el terreno para esta segunda oleada; y para una tercera en el verano. Esa preparación se completó con el chantaje de las cláusulas de “paz social”, (en los petroleros es de $ 720 mensuales) que se pierden si hay medidas de lucha.
Esta segunda oleada va a dejar en la calle a cientos de miles de trabajadores efectivos y contratados que no pudieron cesantear antes.
La oleada viene en el marco de una infernal campaña de desinformación sobre la crisis, destinada a desguarnecer al movimiento obrero para dividirlo y que acepte “el mal menor”. La realidad es que los gobiernos imperialistas y sus monopolios prolongan las medidas anticrisis “hasta mediados del 2010” (por lo menos) tomando nota de hechos reales como la continuación de la caída del empleo en Estados Unidos (242.000 despidos en agosto) y la situación real de la economía china que se evidenció con la caída de la Bolsa de Shangai. Mientras su propaganda dice que “el mundo está saliendo de la crisis”, los Estados y monopolios imperialistas, establecen economías de guerra, descargando su crisis sobre los países oprimidos como el nuestro provocando en sus filiales despidos masivos, rebajas salariales y aumento de la superexplotación. La crisis y los K
En la Argentina el gobierno fabula que el país está estabilizado y a fin de año sale de la crisis. Lo dice sobre la base de los datos truchos del Indec, negando lo que se palpa en cualquier barrio o pueblo: el brutal crecimiento de la desocupación, el hambre y la pobreza. La realidad es que sigue cayendo la producción industrial, se derrumbó la producción agraria, y las mercaderías chinas (y de otros países) nos inundan. No se habla de las consecuencias del aumento de la producción de soja en China y la India, y sus planes de mayor producción de ese grano (en China con una contrarreforma agraria basada en la liquidación de los productores y su reemplazo por pooles).
El gobierno kirchnerista, derrotado políticamente, es débil y peligroso. Está golpeado por la crisis en la “caja” (que es su corazón y su cerebro). No enfrenta la política imperialista de descargar sus crisis sobre la Argentina. Todo lo contrario, negocia la vuelta al FMI, el pago de la deuda al Club de París, el arreglo con los bonistas que no entraron en el canje, a cambio de préstamos para su “caja”, para llegar al 2011 y buscar su reelección, y para los negocios del “capitalismo de amigos”. Y en sociedad con los jerarcas propatronales, hace pasar los planes de ajuste de los monopolios imperialistas, profundizando la crisis.
Terrabusi es hoy una cárcel yanqui, con alambre de púas. Pero es la policía del “felpudo” kirchnerista Scioli la que actúa de guardiacárcel al servicio del monopolio imperialista yanqui Kraft Food para que viole las leyes argentinas. Y los trabajadores son los que defienden su trabajo, la producción, los derechos democráticos y la soberanía nacional. 2. La rebelión agraria y la del hambre
Hace 40 días que comenzó la segunda vuelta de la rebelión agraria. Esta vuelta arrancó desde los campesinos pobres y originarios del Chaco, a la cabeza de una multisectorial muy amplia que protagonizó la marcha y el acampe.
Federación Agraria Argentina (FAA) ha protagonizado, junto con los autoconvocados, el paro agrario con piquetes y asambleas; y al cierre de esta edición marcha a actos en varios lugares, y un camionetazo hasta el Chaco, para un acto con la Federación Nacional Campesina y los demás acampantes de Resistencia, por los reclamos de ambos sectores en el día del agricultor.
No siempre se da con tanta claridad la división en dos trincheras: en una los campesinos pobres y medios y el pueblo; y en la otra Kirchner, Capitanich y el mayor oligarca de la provincia, Eurnekián. Al cierre de esta edición se realizan negociaciones en las que los 40 días de acampe podrían “abrirle la mano” al gobierno.
La situación de obreros rurales, campesinos, chacareros y los pueblos de las provincias es peor que cuando la 125. Es peor porque la política kirchnerta descarga sobre el pueblo agrario las consecuencias de la crisis y la sequía. Pero esta segunda vuelta de la rebelión agraria avanza y se profundiza, desbordando el callejón sin salida en la que algunos la quieren embretar.
El hambre crece brutalmente en el pueblo, con más de un millón de familias de nuevos desocupados, sin changas, con la construcción parada, y con el bajón del cartón y los metales.
La sordera del gobierno frente al hambre es infame. Ni siquiera derogó los tarifazos. Maniobra para volver a meterlos de alguna manera, porque en la negociación con sus compinches de las petroleras, los K ya les concedieron –y se concedieron porque ellos están de los dos lados de la mesa de negociación–, un aumento en el gas del 100% ahora y del 300% en enero próximo (el gas es lo que más interesa a Repsol-YPF, empresa de la que son socios Kirchner-Eskenazi). Son medidas que llenan los bolsillos de los monopolios imperialistas y de los K, que pretenden hacerle pagar al pueblo, disfrazando el tarifazo hasta donde puedan, ¿y con un aumento de las retenciones a los granos ocultado hasta después la siembra de la soja?
Arderá la bronca contra tanta provocación. 4. Fiestas en el Titanic
El país, timoneado por los Kirchner, se estremece con la crisis como el Titanic después de chocar con el témpano.
El kirchnerismo redobla el parche con el discurso “nacional y popular” mientras aprovecha hasta diciembre para hacer negocios gigantescos. El del “fútbol para todos” debutó con el la derrota de la selección de Kirchner-Grondona; la ley de radios y TV para quebrar monopolios rivales como el de Clarín y montar uno propio con las telefónicas, entre muchos otros. Al mismo tiempo, el gobierno acuerda con las petroleras, mineras, y lo más concentrado de la rosca sojera y los chinos, tratando de armar un “consorcio” de los de arriba que lo sostenga hasta el 2011, y si puede, apoye su reelección. Los K hacen una fiesta en la cubierta del Titanic.
Las derechas opositoras también hacen su fiesta sobre el Titanic. Van corriendo la orquesta para que no la salpique el agua: ocultando sus planes de ajuste y devaluación, prometieron ponerle un chaleco de fuerza al kirchnerismo el 28 de junio. Fracasaron con los superpoderes. Ahora vuelven a prometer lo mismo para el 10 de diciembre, cuando cambie el Congreso (que recién comenzará a funcionar en marzo). Volverán a fracasar frente a los vetos de CK y sus decretos “de necesitad y urgencia”.
La crisis agudiza la disputa entre los imperialismos y entre los monopolios. Y también, va dando paso a nuevos reagrupamientos el mundo, en Latinoamérica y en la Argentina. Acá, quieren sacar de la calle a los trabajadores y el pueblo mientras ellos definen la suerte de esa Argentina devorada por la crisis. Van a fracasar. No lo lograron en el 2001, menos lo van a lograr ahora. 5. Lucha y confluencia
La lucha de los trabajadores de Terrabusi está hoy en el centro del combate obrero y popular contra la política kirchnerista que lleva a que los países imperialistas descarguen su crisis sobre las espaldas del pueblo argentino.
Es el centro de un reguero de luchas obreras que recorre todo el país: Mahle, Massuh, los petroleros patagónicos, químicos y petroquímicos de Bahía Blanca, portuarios, Subte y el Indec en la Capital Federal, rurales de Río Negro y Neuquén, estatales de Tierra del Fuego y muchas provincias, y muchísimas más. Son luchas profundas, prolongadas, en las que frente a la represión y las provocaciones los trabajadores hacen sentir su fuerza, en las que se busca aprovechar todas las contradicciones por arriba que puedan servir a la lucha, y en las que se busca la confluencia con los sectores obreros y populares golpeados por la crisis, a través de multisectoriales. Son luchas duras que logran triunfos o derrotas parciales; pero en la medida en que persisten en el combate, y confluyen con otros contingentes en lucha y con todos los golpeados por la crisis en una amplia unidad multisectorial, pueden triunfar.
El acampe multisectorial del Chaco encabezado por la FNC es un faro, fortalecido ahora por la confluencia con FAA; así como la confluencia con el acampe fortalece la lucha campesina y chacarera de FAA. Se han creado así nuevas condiciones para la rebelión agraria.
Mientras el gobierno y las derechas opositoras se sacan los ojos por una Argentina devorada por la crisis, los de abajo apuestan a la lucha. Apuestan a la confluencia de las luchas de los trabajadores, los ocupados y los empujados al hambre, con la rebelión agraria y el estallido de las masas estudiantiles. Ese camino del Argentinazo, enriquecido por el combate agrario, es el único que permite acabar con sus sufrimientos y conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que recupere la dignidad nacional y las conquistas populares y democráticas y abrir el camino a la liberación nacional y social.
02 de octubre de 2010