Castigados por la inflación y el aumento de los alimentos, con grandes dificultades en el acceso al trabajo en blanco, la vivienda y la tierra. Venimos de dar una gran batalla para dar vuelta las elecciones presidenciales. El triunfo de Milei-Villarroel y su socio Macri, fue un duro golpe, porque sabemos que estos fascistas vienen por más ajuste, que se traduce en hambre y sufrimiento para el pueblo, quieren arrebatarnos lo conquistado y entregar en bandeja nuestra soberanía que solo lo pueden hacer pasar con represión. Para eso necesitan terminar con la organización popular y dividir al pueblo. Desde el Movimiento Ni un Pibe Menos por la Droga, marchamos a un plenario nacional para prepararnos para los tiempos que se vienen.
La situación económica y social nos castiga. En nuestros barrios aumenta la violencia y la inseguridad. Nos meten la droga como salida fácil frente a tanta miseria. Nos persiguen por tener una gorra. Cuando nos rebelamos, nos reprimen, nos meten en cana y nos mata la policía.
En la Argentina no sólo aumentó el consumo de drogas y alcohol, sino la edad en la iniciación. Se profundizó la estructura del narcotráfico en nuestro país. Pasamos de ser un país de tránsito y luego de consumo, a producir y exportar. En los barrios se ofrece la droga como salida, como “un trabajo”. Distintas bandas cooptan a los pibes para que sean “soldaditos”, echan familias de sus casas para armar bunkers o cocinas. Es tal el grado de connivencia, que se dirige el negocio desde la cárcel y las comisarías.
El consumo de «paco», marihuana y alcohol, se presenta cada vez más fuerte y en edades más tempranas, encontrando niños y niñas que están consumiendo. Argentina es el país donde más creció el consumo de cocaína en los últimos diez años.
Las clases dominantes de la Argentina han avanzado en naturalizar el consumo de drogas y alcohol, haciendo base en las libertades individuales, fomentando política y teóricamente la «reducción de daños» y el «consumo problemático». Parten de que no se van a resolver las necesidades más urgentes. Dan por hecho que no se pueden cambiar las condiciones de vida y explotación, y que lo mejor que se puede hacer es adaptarse, aceptarlas y/o regularlas.
Nosotros peleamos por seguir desarrollando un gran movimiento que luche contra la droga, que tome como bandera las reivindicaciones juveniles por deporte, cultura, salud y educación.
Es importante que discutamos como es nuestro trabajo en las CAAC. ¿Cuál es su función como herramienta de un movimiento de lucha?, ¿Dónde se toman las decisiones?, ¿Dónde se discute y quiénes deciden?
Vamos a discutir temas muy difíciles, como el sufrimiento de las jóvenes mujeres y la relación entra las adicciones, la violencia, la prostitución y la trata.
El 2 y 3 de diciembre, marchamos a un gran plenario nacional. Con delegados y delegadas de todo el país que, junto a muchos compañeros y compañeras, han sido protagonistas en lucha contra la pandemia, han peleado por la unidad en las calles y en las urnas, y han dado una fuerte batalla contra la derecha más reaccionaria. Vamos a dos días de mucho debate donde los compañeros y compañeras desde el norte hasta el sur, podemos analizar y discutir nuestra práctica, partir de nuestras experiencias y aprender de aquellas que nos han permitido avanzar en nuestras conquistas. Vamos a un plenario nacional para escuchar, discutir, analizar nuestros aciertos y también nuestros errores. Porque hoy más que nunca es necesario pelear por unir al pueblo en la lucha, para defender lo conquistado, seguir peleando por lo que falta, para impedir los planes de esta derecha reaccionaria y fascista. Para avanzar en la lucha para que en la Argentina no quede ni un pibe ni una piba sin tierra, techo, trabajo, deporte, salud y educación.
Corresponsal
Hoy N° 1989 29/11/2023