En Perú el Poder Legislativo es unicameral: no tiene dos cámaras (Diputados y Senadores) como en Argentina. Esto es así desde 2011, y fue refrendado por un plebiscito en 2018 con una aprobación mayor al 90%. En ese plebiscito también se votó si se permitía la reelección, y también el pueblo decidió que no.
Perú vive tiempos muy turbulentos. Luego de que Castillo (un gremialista docente de origen campesino) fuese elegido presidente, la derecha se abroqueló y realizó maniobra tras maniobra hasta lograr destituirlo. La asesina Dina Boluarte fue nombrada presidente, y el pueblo se manifestó en contra, llegando hasta la masiva “Tercera toma de Lima”. Pero Boluarte sigue en el poder, implementado políticas vendepatria, intensificando las relaciones con los yanquis, en contra de los pueblos originarios y campesinos, y con políticas xenófobas en cuanto a migración (particularmente con el pueblo venezolano).
En este contexto, el Congreso aprobó, en primera instancia, un cambio a la Constitución que plantea volver a tener dos cámaras y que elimina el artículo que hace mención a la imposibilidad de reelección parlamentaria inmediata. Fueron 93 votos a favor, 28 votos en contra y una abstención. Por ser un cambio a la carta magna, la legislación se tiene que someter a una segunda votación (se prevé sea en enero). La modificación crea una Cámara de Diputados con 130 miembros, y una de Senadores con 60. El pueblo entiende esto como la creación de 60 nuevos puestos de corrupción. Este Congreso cuenta con menos del 6% de aprobación popular y una imagen negativa por encima del 90%.
Todo este entramado se da en medio de un juego sucio, pues la posibilidad de reelección queda “escondida” en el nuevo texto. De hecho, los fuyimoristas (derecha reaccionaria en Perú) presentaron un texto para que la reelección de legisladores esté con “nombre y apellido y no entrelíneas”. Posiciones intermedias plantean que se apruebe la posibilidad de reelección, pero excluyendo a los actuales congresales. Esta posición fue desechada, mostrando que el interés de la mayoría del actual Congreso es votar su propia eternización en el cargo. Al mismo tiempo, se aprobó la reelección “por única vez” para alcaldes y gobernadores regionales.
Algunos sectores intentaron denunciar estas maniobras ante el Tribunal Constitucional, pero recibieron por respuesta que el Congreso posee la potestad de realizar estos cambios. El pueblo acusa al Congreso de querer copar los espacios dentro del Estado (Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y la Fiscalía) para tener el control en las próximas elecciones y más allá.
Pedro Castillo, presidente destituido, publicó en X (ex Twitter): “El pueblo repudia al Congreso golpista que, en contra de la voluntad popular, aprobó en primera votación la reelección de gobiernos regionales y municipales, la bicameralidad y la reelección de congresistas. Y rechaza a congresistas traidores de algunas bancadas de “izquierda” que votaron a favor de su propia reelección, aspirando a ser los únicos candidatos del pueblo al Senado. Se equivocan”.
El pueblo prepara la lucha contra estas medidas, y sindicatos, agrupaciones vecinales y ronderos (organizaciones rurales de autodefensa, integradas principalmente por campesinos y originarios) convocaron a movilizaciones para diciembre.
Escribe Rodrigo Cruz
Hoy N° 1989 29/11/2023