El triunfo electoral de Javier Milei, aliado al macrismo, le abrió la puerta de entrada al gobierno nacional al sector más reaccionario y fascista de las clases dominantes, que venía en dura disputa con otras partes de la rosca dominante alineados con uno u otro imperialismo.
Hoy, el sector representado por Milei-Macri tiene una fuerte presencia en los medios de comunicación, las redes sociales y controlan lo fundamental de la mal llamada Justicia.
Ahora se quedaron, también, con el gobierno nacional y se aprestan a ejecutar un plan de hambre, ajuste, entrega y represión contra el pueblo.
¿Cuáles serían las principales medidas económicas, sociales que se proponen llevar adelante?
Megadevaluación
Existe objetivamente una debilidad extrema de nuestra moneda nacional debido a la falta de respaldo de la misma por la pérdida de las divisas obtenidas, que pasaron por las arcas del Banco Central (BCRA), con base en el saldo comercial favorable (diferencia entre el valor de exportado restándole el valor de lo importado) de 45.000 millones de dólares durante tres años: 2020, 2021 y 2022.
Ese saldo comercial favorable se dilapidó, usando lo principal, 25.000 millones de dólares, para pagos de intereses y préstamos privados.
El nuevo gobierno se propone, aprovechando la situación descripta, empujar la primera y fundamental medida: llevar al dólar oficial lo más cerca posible del dólar paralelo, llamado dólar blue, que se cotiza actualmente en unos $1.000 para luego, dejarlo flotar “libremente” en el juego del mercado, o sea según lo defina el poder económico dominante y acomodar los demás precios relativos en función de esa devaluación.
En buen romance: por un lado, dejar a los salarios, jubilaciones, pensiones y otros ingresos populares por el piso y desactualizados, mientras que, por otro lado, los grandes oligopolios y terratenientes, quienes deciden qué se produce, de qué modo se produce y, luego, cómo se distribuye lo producido, seguirán, en una escala aún mayor, levantándola con pala; haciéndonos pagar el tributo que exige la dependencia y el latifundio que reina todopoderoso en el campo; éstos son los verdaderos causantes de la crisis que paga el pueblo.
Además de afectar el flujo de ingresos populares que caerán cuanto más caiga el peso argentino frente al dólar estadounidense, la fuerte devaluación busca licuar otros recursos poniéndolos en la mira de un ajuste brutal.
Licuando Leliqs, Notaliqs y Pases Pasivos
Las Leliqs, Notaliqs y Pases Pasivos que, previamente a cualquier canje o “solución” basada en un supuesto crédito externo (FMI u otros) con base en empeñar las acciones de YPF, Vaca Muerta y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses, se desvalorizarán, en términos de dólares, al mismo nivel en que caiga nuestra moneda. Estos activos que tienen los bancos como respaldo a los pesos depositados por ahorristas tienen un valor actual de 24 billones de pesos y crecen a razón de dos billones por mes y, por otro lado, las tenencias monetarias en pesos en circulación representan un monto de 8 billones de pesos (cada billón es un 1 seguido de doce ceros) Por tanto, en base a la hipótesis de que el peso se devaluara en un 100% o más medido en dólares, la misma suerte correrán todos los activos y pasivos, las deudas del estado y, desde ya, los costos de las grandes empresas monopólicas que, ellos sí, tienen el privilegio de seguir aumentando indiscriminadamente los precios sin ningún tipo de control estatal.
Achicar el déficit fiscal, estrangular la actividad productiva y generar una brutal recesión
Lo más destacado que se proponen frenar, abruptamente, es el gasto (para nosotros inversión) en todas las obras públicas; no sólo las venideras sino también las que están en ejecución. Quieren hacerlo para achicar el déficit fiscal usando para tal fin, entre otras razones, la falsa bandera de luchar contra la corrupción que existe en dicho rubro.
Según las declaraciones públicas de Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción, ya se están produciendo despidos masivos previendo el parate total del conjunto de las obras públicas y en Vaca Muerta.
Actualmente, sobre un total de 443.000 trabajadores registrados en la industria de la construcción, hay unos 300.000 (el 68% del total) puestos de trabajo directos afectados a la obra pública; desde ya, semejante freno en la actividad implicaría también otro parate que dejaría sin empleo a miles de trabajadores que producen materiales e insumos para la construcción.
Recortar subsidios a los sectores populares y achicar impuestos a monopolios, terratenientes y capital financiero
El plan, siguiendo las directrices que establece el FMI e incluso sobrecumpliendo las duras metas que pretenden imponernos, es eliminar o recortar sustancialmente todos los subsidios en distintos rubros que tendrán un impacto negativo en los ingresos populares y en el nivel de actividad productiva.
- a) Los subsidios al transporte público. Pretenden que todo el costo de los trenes y colectivos recaigan exclusivamente en el bolsillo de los usuarios.
- b) Liberar el precio de los combustibles haciendo que, de hecho, paguemos el precio internacional de los combustibles que se producen en el país a un costo local mucho menor.
- c) Aumento de precios en las tarifas públicas tales como la luz, el gas y el agua, entre otras.
Dentro del plan general está el objetivo de reducir impuestos a distintos sectores del privilegio; algo que ya había hecho Macri apenas asumió en el año 2015, reduciendo o directamente anulando los derechos de exportación o retenciones, siguiendo el programa histórico de los grandes terratenientes: Precio internacional completo, renta íntegra. Ningún gravamen impositivo, ninguna retención, dólar único y libre. Hay que tener en cuenta que las retenciones, cuando son segmentadas y coparticipables, son justas y necesarias. Necesarias para, en primer lugar, recaudar las divisas que necesitamos para hacer frente a las importaciones y, en segundo lugar, para desacoplar el precio interno de la producción de alimentos del valor al que se exporta. Si se suma a la devaluación la eliminación de las retenciones, el precio que iríamos a pagar por los alimentos sería mucho más alto agudizando el problema del hambre y la pobreza.
Reforma laboral: eliminar derechos y abaratar costos salariales
Este plan expuesto es incompatible con el bienestar popular y se propone “liberar los precios” mientras quieren aplastar el precio fundamental de todo el sistema productivo que es el salario, expresión en dinero del valor de fuerza de trabajo siendo ésta la única que genera la riqueza social y es la fuente de las ganancias capitalistas, la renta terrateniente y la usura del capital financiero. La desocupación antes mencionada refuerza este objetivo de depreciar los salarios.
Blanqueo de capitales, proyecto de país y aumento del endeudamiento
Ya hemos señalado que el plan y el proyecto de país que se propone el próximo gobierno no es nuevo, sino que recoge una línea que va de la dictadura militar, el menemismo y su ministro Cavallo y, desde ya, el macrismo, que ha desembarcado sus fuerzas en el gobierno peleando puestos claves como el ministerio de Economía y otras áreas.
Buscan producir un mayor endeudamiento y un blanqueo de capitales, similar al que hizo Macri en el año 2017, que alcanzó la enorme suma de 116.800 millones de dólares, cuyos beneficiarios pagaron la insignificante penalidad de del 8%, dejando, incluso, parte de esas tenencias en el exterior y sin que nadie les pida explicación alguna sobre el origen de esos activos.
El hombre propone, pero Dios dispone
Los planes del gobierno de Milei-Macri de hambre, marginación y sumisión nacional requieren represión al pueblo y tratar de anular las libertades democráticas conseguidas en dura lucha contra la dictadura. Incluyen, desde ya, privatizar un sinnúmero de empresas y proyectos como, por ejemplo, ARSAT, Aerolíneas Argentinas, centrales nucleares, la reprivatización del curso del río Paraná, YPF y Vaca Muerta entre otras empresas claves que hacen a la seguridad nacional.
Esto es, sintéticamente, lo que se proponen, pero, según la Biblia, quien dispone es Dios y, ese Dios, para nosotros, son las masas populares que nunca se rindieron ni se darán por vencidas y, con la unidad, el protagonismo, la organización y la lucha, enfrentaremos estos planes hasta derrotarlos; sumando fuerza para abrir así un nuevo cauce para una salida popular a la crisis que atravesamos, en dirección a un cambio revolucionario.
Escribe Carlos Ríos
Hoy N° 1990 06/12/2023