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06 de diciembre de 2023

Otto Vargas, primer secretario general del PCR

“A la juventud hay que ganarla sobre la base de que luche por ideales claros”

El siguiente es el texto de la respuesta del camarada Vargas a un joven que preguntó por las diferencias de la situación actual con la de los años ‘70, durante un almuerzo de campaña financiera en Quilmes, el 9 de julio de 2013. Publicado en el hoy 1478, del 24 de julio de 2013.

En los 70 hubo una generación muy engañada con la idea del foco, que quería hacer la revolución para las masas. Los cubanos decían que con treinta hombres armados la revolución se hacía hasta en Berlín Occidental. Pero no es así. La revolución la hacen las masas. Los yanquis y las clases dominantes aprendieron luego de la revolución cubana, se descubrieron los infrarrojos, los satélites fotografiaron el “horno vietnamita” que hizo el Che en Bolivia para instalar la guerrilla.

Nosotros, el camino que tenemos para la revolución en un país como la Argentina, es con centro en las ciudades, porque lo fundamental de la población de nuestro país está en las ciudades y no en el campo. Hay algunas zonas como las del Impenetrable en Chaco que son el eslabón débil para Argentina y para Latinoamérica. La revolución no es hacer la insurrección en la Capital Federal, repican las campanas del Cabildo y la revolución triunfa en toda la Argentina. Es muy difícil que se haga una insurrección de una parte avanzada y no se vaya a una guerra civil. Hay 981 zonas de conflictos en el campo en este momento, sobre todo de originarios, campesinos pobres, que luchan por la tierra.

El movimiento sindical argentino lo desarrolló Perón y liquidó lo que tenía el PC, en la construcción, la carne, etc. Y montó una estructura sindical dirigida desde el gobierno, que giraba de arriba para abajo. Apareció la Santísima Trinidad: a un obrero que encabezaba la lucha lo detenía la policía, lo expulsaba el sindicato y la fábrica lo echaba.

Cuando Perón se fue, recuerdo que un obrero ferroviario, en un restaurante de Villa Lynch donde comían muchos obreros ferroviarios, me dijo “ahora vamos a tener que defender los sindicatos”. Mirá vos que lección. Y ese mecanismo que antes giraba de arriba para abajo, comenzó a girar de abajo para arriba. Por eso, cuando se produjo lo de Perdriel frente al secuestro del cónsul paraguayo que algunos, de la dictadura de entonces, nos adjudicaron, nosotros dijimos “más vale un Perdriel que cien secuestros”. Nuestro camino está trazado por el Segundo Congreso del PCR, y lo repite el último informe sindical. Es lo que nos enseñó la experiencia del Smata Córdoba.

Cuando nosotros ganamos la Comisión Interna de Perdriel y la quisieron ningunear en el Smata, los compañeros, como había hecho antes en La Plata la Comisión Interna de Petroquímica Panamericana que nosotros dirigimos, ocuparon la fábrica, rodearon la planta con barriles de combustibles e hicieron hocicar al gobierno y al Smata y tuvieron que darle la Comisión Interna a esos 4 compañeros.

A partir de esto, y lo que veíamos mundialmente, incluso luego de la ocupación soviética a Hungría, dijimos que, en la recuperación de los comités de fábrica de esas empresas, que en la recuperación de esos organismos de masas está la clave. En una situación revolucionaria (como fue la del 2001, que debemos diferenciar con una situación revolucionaria directa), son fundamentales los comités de empresa que en esas condiciones se transformen en la práctica en soviets o consejos populares que pueden ser la base de la organización. Supónganse acá en Quilmes que sea Rigolleau o Ducilo.

Entonces desde ahí podemos garantizar la hegemonía del proletariado, que es el único que puede garantizar que se haga una revolución verdaderamente profunda, que pueda hacer la reforma agraria, que pueda romper con el imperialismo, que pueda comenzar la marcha hacia el socialismo por el que nosotros luchamos.

La diferencia con los trotskistas es que ellos consideran que la revolución comienza por el socialismo, entonces yo comienzo expropiándole el boliche al quiosquero de la esquina, me explico. Y no como nosotros consideramos que primero vamos a voltear a los terratenientes (acá tenemos a Benetton, con 900.000 hectáreas en la Patagonia), vamos a entregar la tierra a los originarios y campesinos pobres, y romper la dependencia con los imperialismos, estableciendo un gobierno popular sobre la base de la hegemonía obrera, para lo cual esos comités de fábrica tienen que ser la clave; van a ser la clave. Sobre esa base vamos a garantizar el tránsito al socialismo.

Así vemos nosotros que esta situación es muy diferente a las de los 70, porque allí había una lucha descarnada entre rusos y yanquis, y los primeros pasaron a controlar las palancas claves del ejército. Videla y Viola hegemonizaron esa dictadura luego de 1976.

Nuestro camino es el camino de transformar una situación revolucionaria en una situación revolucionaria directa. Se puede abrir, como se abrió en el 2001, con una gran crisis económica, con una situación angustiosa de las masas, pero no vamos a coronar con el desborde, como han sido esos grandes desbordes de masas como las puebladas.

Eso puede ser el inicio de una situación revolucionaria. Se puede transformar en una situación revolucionaria directa si existe un partido capaz de encabezar ese movimiento. ¿Difícil no? Hay que trabajar mucho, pero vale la pena. Hay que animarse y tener siempre presente esos lugares de concentración. Con el PTP hay experiencias muy buenas de afiliación, con las cámaras de seguridad en la puerta.

Ahora han surgido en casi todo el movimiento obrero, con esta situación de superexplotación, corrientes de jóvenes obreros que se organizan, y están silenciosos. Se organizan con los métodos propios, con los celulares, hay que descubrir lo que existe en cada lugar de trabajo, porque esta rebeldía, esta situación de bronca está en todos lados. Acá están los ex combatientes de Malvinas, que pueden enseñarnos a manejar otras cosas, pero ese es otro tema.

A la juventud yo creo que hay que ganarla sobre la base de que luche por ideales claros, la juventud siempre está inspirada en altos valores, no en mezquindades. La juventud por la que nosotros combatimos.

Yo me fui a afiliar al Partido Comunista, teniendo 19 años, y no conocía ningún comunista, me investigaron, yo era morochito y del interior. En esa época cualquiera sabía que el mundo estaba dividido en dos: comunistas y anticomunistas. Lo que se llamó la guerra fría.

Hoy no es así, hoy la juventud no tiene el faro que teníamos nosotros, el del Che Guevara, de Vietnam, etc. Por eso hay una corriente pesimista muy fuerte que ha crecido también, y a la que hay que darle batalla, y la forma en que hay que darle batalla es fundiéndose con las masas explotadas y oprimidas que son las que pueden ayudar a la juventud en su conjunto a encontrar el camino correcto para los ideales que tienen, ya que como todo joven tiene ideales, quiere otro tipo de mundo, no quiere seguir viviendo en este mundo corrupto, la referencia la tienen que sacar de adentro y con el contacto con las masas más explotadas que son las que los van a ayudar a encontrar el rumbo.

 

Hoy N° 1990 06/12/2023