El 16 de diciembre de 1993, el pueblo de Santiago del Estero salió a las calles, y protagonizó una pueblada en la que miles tomaron la Casa de Gobierno, la Legislatura, la sede del poder judicial y varias casas de funcionarios, hartos de una política que los condenaba al hambre. Esta pueblada pasó a la historia como el Santiagueñazo.
La provincia, en esos años, era gobernada por el ingeniero Carlos Aldo Mujica, de una corriente interna del peronismo. Había surgido en oposición al caudillo histórico que había gobernado la provincia, directa o indirectamente, por más de 50 años.
Eran los primeros años del gobierno de Menem, que avanzaba con su política de ajuste, desempleo, privatizaciones y entrega de la soberanía. En concreto, el plan de Cavallo, ministro de Economía nacional, significaba el cese de las fuentes de trabajo para miles de empleados públicos, y la disminución del salario para los que quedaban en cerca de un 50%. Para el momento de la pueblada, se les adeudaban tres meses de sueldo a los estatales.
El 16 de diciembre, al día siguiente de conocer los trabajadores de la salud y otros sectores del descuento del 50% en sus haberes, por la mañana miles se convocaron frente a la Casa de Gobierno provincial, estatales, judiciales, de vialidad. Con bronca primero quemaron una vieja camioneta, y comenzaron los enfrentamientos con la policía provincial. Los combates se generalizaron, la policía se vio desbordada y al mediodía empezaba a arder la Casa de Gobierno. El gobernador y sus ministros huyeron por una puerta trasera. Ante la masividad de la protesta, un sector de la policía depuso las armas y se sumó a los manifestantes. Allí se logró entrar al edificio, y se ven fotos que han pasado a la historia, con jóvenes asomados a los balcones de los despachos, llevándose “recuerdos” de su paso. A esa altura, a los estatales se habían sumado docentes, estudiantes, comerciantes, amas de casa y otros sectores populares.
Luego del mediodía, improvisadas columnas partieron a distintos destinos, como el Palacio de “la injusticia”, como lo llamaban los vecinos. Al poco tiempo, también ardía. De allí, se siguió hacia la Legislatura. Estallaban los vidrios y cedían las puertas. Allí se hizo sentir la bronca contra los legisladores que habían sancionado una “ley ómnibus” que consagraba el ajuste en sintonía con el gobierno nacional.
Por la tarde de ese 16 de diciembre, distintos grupos marcharon hasta las casas de varios políticos, el gobernador, exgobernadores, diputados, funcionarios. Otra de las fotos emblemáticas es la de la gente llevándose pertenencias del exgobernador Juárez y su familia.
Por la noche, fuerzas federales retomaban el control de la capital provincial, y el gobierno menemista designaba como interventor a Juan Schiaretti, el gobernador saliente de Córdoba por estos días.
La intervención, entre sus primeras medidas, tuvo que suspender el recorte salarial, pagó los meses adeudados, y otorgó planes sociales y subsidios.
El Santiagueñazo abrió un nuevo momento en las luchas populares contra el gobierno menemista, que se desarrollarían poco tiempo después con el Cutralcazo, el Tartagalazo y otros combates populares que desembocaron, ya en el gobierno de De la Rúa, en el Argentinazo de diciembre del 2001.
Hoy N° 1991 13/12/2023