A un paso de la tragedia. El viernes 10 de mayo a las 10.31, se produjo un choque de trenes en Palermo del ramal San Martín. Una formación, con alrededor de cien pasajeros, había salido poco antes de la terminal Retiro en dirección a Pilar, y estaba por arribar a la estación Palermo. No llegó. En el puente que cruza la avenida Figueroa Alcorta, a metros de Dorrego, el tren se topó en la misma vía con un furgón con locomotora detenido, sin pasajeros, que cargaba materiales ferroviarios.
El accidente causó más de 90 heridos, 30 de ellos de gravedad. Y ningún fallecido «de milagro». Las señales que habilitan el paso de los trenes no funcionaban porque meses atrás se habían robado los cables. El choque se produjo en una zona de curvas previo a la entrada al puente.
El sistema de señalización automática del tramo Retiro – Palermo funciona hace años con falencias. La situación, sin embargo, se agravó desde hace dos meses, cuando el Gobierno nacional directamente dejó de reponer los cables robados y otros insumos necesarios para el funcionamiento. Además como parte del ajuste despidió a trabajadores de seguridad que eran quienes que cuidaban esos sectores. A eso hay que agregarle la escasez de locomotoras en la línea: de 24 funcionan 12. Los trabajadores ferroviarios venían alertando sobre esta situación.
El choque de trenes en Palermo desnudó la inacción del gobierno y la falta de mantenimiento e inversión en los ferrocarriles. El principal programa de aportes del Tesoro para el funcionamiento de los trenes es el de Asistencia Financiera a Empresas del Sector Ferroviario, tuvo un recorte del hasta el 92% en algunas áreas, además de despido de personal. En el caso de ADIF (Administradora de Infraestructura Ferroviaria) más de 150 trabajadores despedidos de una planta de 600, y más de 1000 despidos en todas las áreas que representan el 15% del total del personal. Incluso el gobierno nacional platea despedir otros 3000 trabajadores en los próximos meses y otros 3000 más antes de fin de año.
Ya sabemos que la desinversión mata, quedó al desnudo con la Tragedia de Once con 51 fallecidos y más de 800 heridos. Con las privatizadas se desinvirtió y se desmanteló el sistema ferroviario, TBA fue el ejemplo más sangriento. Cuando el transporte se transforma en un negocio y no en un servicio, las consecuencias para el pueblo son siniestras. A caballo de esta situación salieron los operadores del gobierno a instalar la posibilidad de privatizar el servicio, desplegando todo el repugnante aparato de redes al grito de «Privatización Ya». El plan ya lo conocemos primero desmantelar para luego privatizar. La “Ley Bases” que se debate en el Senado propone la privatización del Belgrano Cargas y de SOFSE, la operadora de los trenes.
Por eso es clave la lucha para que la Ley Bases no se apruebe, que se derogue el DNU 70/23 y no permitir más despidos. Se necesita más inversión y la estatización de todos los ramales de carga para recomponer el sistema ferroviario, con el control de sus trabajadores y usuarios, para conectar federalmente el país, reducir los costos de transporte para los pequeños y medianos productores y las economías regionales y defender nuestra soberanía.
Como denuncia el Cuerpo de Delegados del Sarmiento y las masivas asambleas de ferroviarios que se vienen realizando la falta de inversión es la antesala para el plan de privatización. Por eso llaman a movilizarse cuando se trata la Ley en el Senado.
El gobierno y sus operadores agitan la “pérdidas que ocasionan los trenes”, ocultando que además de ser un servicio público que produce un bien social como decía Scalabrini Ortiz, en un sistema ferroviario integral, la ganancia de la carga subsidia al costo del pasaje.
Escribe Ariel Carpano
hoy N° 2010 15/05/2024