Romina Prado es la encargada del comedor “Abril” de la CCC del Barrio San José, tiene 3 hijos y cuidaba niños antes de ingresar a la organización. Dice que aquí encontró su lugar en el mundo y le da mucha bronca cuando atacan a las organizaciones sociales sin conocer el trabajo que ellas hacen. Hace 9 años que está en el comedor, junto con 6 compañeras que se encargan de todas las tareas de la cocina.
El comedor funciona dos veces por semana, martes y jueves, y entregan 160 viandas por día. Hace 24 años que funciona en la ex escuela 91, en Bartolomé de las Casas 810, Isidro Casanova. También hay una Copa de Leche que funciona todos los días.
Romina comienza diciendo: “Estamos en un momento muy difícil por la suspensión de la entrega de los alimentos a los comedores comunitarios como el nuestro, por parte del Gobierno de Javier Milei. Hacemos todos los esfuerzos para que aquel que viene, se lleve su plato de comida. A veces nos pasa que tenemos menos insumos para preparar las ollas porque la gente que viene supera la cantidad que preparamos; cuando sucede eso, tratamos de racionar o le damos algo para que se lleven para cocinar en su casa como un paquete de fideo, una caja de tomates y algo de aceite o un postre si nos sobra, siempre el que viene a buscar la comida algo se lleva”.
Prado continúa relatando que “si bien recibimos ayuda de la CCC, no siempre alcanza para la demanda que tenemos. Hay días que hacemos una vaquita y ponemos nosotros de nuestro bolsillo para comprar mercadería y poder hacer la cantidad de comida necesaria para la gente que viene. Además, con el alza de los precios todo el tiempo, se hace más difícil, si llegamos para la verdura, nos falta para la carne, entonces juntamos plata entre nosotras, compramos alitas de pollo y cocinamos con eso”.
No solo concurren del barrio, agrega Romina, “cada vez se acerca más gente a preguntar si puede llevar comida y no solo de nuestro barrio, sino también de barrios próximos. Hay personas que tienen un mapa de los comedores de la zona y van alternando, un día en uno, otro día en otro, para tratar de tener un plato de comida todos los días.”
Me pongo muy triste y me dan ganas de llorar
Frente a la pregunta: qué tipo de personas concurren al comedor, responde: “viene gente discapacitada, abuelos, cartoneros que andan trabajando en la calle y también quienes hacen changas y no llegan a fin de mes. Hay una situación de necesidad tremenda, vemos que hay hambre en las familias de nuestros barrios, así como encontramos chicos con signos de desnutrición. Te digo que yo me pongo muy triste y me dan ganas de llorar los días que no nos alcanza la comida para todos los que vienen”
Ella remata que “le da bronca cuando se escucha en algunos medios las mentiras e infamias que difunden sobre los piqueteros o ‘planeros’, yo los invito que vengan y vean cómo trabajamos y los malabares que hacemos para sostener el comedor y paliar el hambre de muchas familias del barrio. Los días que funciona el comedor trabajamos 7 horas y otros días venimos a preparar o hacer compras, todo eso por 78 mil pesos por mes que es ahora el Plan Potenciar, ya que teníamos un pequeño plus por la ley Ramona que salió durante la pandemia y este gobierno lo eliminó”.
Corresponsal
hoy N° 2013 05/06/2024