En el mismo accidente, sufrieron heridas la camarada Teresa, de las que mayormente se repuso, y la camarada Elena, que le sigue peleando a las secuelas con valentía y entereza.
El “Flaco”, Ferré en el PCR, y María, “Josefina” para sus camaradas, fueron dos destacados dirigentes revolucionarios. Al momento del accidente, el “Flaco” Gigli era el responsable agrario de nuestro Partido, y María integraba la Comisión de Mujeres del PCR.
Desde estas páginas queremos brindarles el homenaje de todos los camaradas y luchadores. Su ausencia se ha sentido en este tiempo, particularmente la del “Flaco” en estos meses de intensa rebelión agraria, y la de la “Jose” en los preparativos del 23 Encuentro Nacional de Mujeres, tan próximo.
Reproducimos en estas líneas parte de las palabras con que los despidió el viernes 3 de agosto de 2007, en nombre del Comité Central del PCR, el camarada Jorge Rocha, en el homenaje que les rendimos en el cementerio de Chacarita ante sus familiares y centenares de camaradas y amigos llegados desde todo el país, de Paraguay y Uruguay. Publicamos además extractos de una charla de Rafael sobre la actuación del PCR en la dictadura de Videla y su visión como preso político de la misma por más de siete años, y un trabajo de María “La violencia en la familia, un duro aspecto de la opresión” publicado en el número 57 de Política y Teoría, firmado con su seudónimo de “Josefina Rincón”.
Jorge Rocha
“Para el Partido, un sentido golpe al corazón”
La muerte de Rafael y de María es una pérdida enorme para la causa revolucionaria de los trabajadores y para los maoístas, para el Partido un sentido golpe al corazón… Rafael y María fueron parte de la generación del Cordobazo, y de la generación que fundó el Partido; de la parte más joven de esa generación. Son compañeros que están entrañablemente unidos a la historia de las luchas de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo desde fines de la década del ’60 hasta nuestros días. Y están entrañablemente unidos a la historia de nuestro Partido.
Rafael fue un destacado dirigente del Correntinazo, junto a su querido “Vasco” Paillole, desde el bastión que significó en aquel entonces el Faudi de Agronomía, el Centro de Estudiantes de Agronomía y la Federación Universitaria del Nordeste. Posteriormente impulsó con firmeza como secretario del Partido del Chaco la línea antigolpista. Fue preso y estuvo detenido por más de siete años. Junto a Normita Nassif, fueron los compañeros que simbolizaron siempre a nuestros presos, porque encarnaron una conducta ejemplar frente a nuestros enemigos y frente a los siniestros asesinos de la dictadura.
Cuando salió de la cárcel, fue secretario del Partido de San Nicolás, y posteriormente pasó a desempeñar, como miembro del Comité Central, la responsabilidad nacional del trabajo campesino. Siempre muy estudioso y viajero incansable, fue en esa tarea en la que desarrolló un valioso trabajo político, teórico y práctico.
En los últimos tiempos, junto al trabajo en el campesinado medio de la pampa húmeda, logró avances muy importantes en el trabajo revolucionario en el campesinado pobre y entre los pueblos originarios.
Rafael desarrolló, con enorme pasión nuestras relaciones con las luchas campesinas, con las luchas del pueblo paraguayo y con el partido hermano Piahurá… Rafael fue miembro también de la dirección del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta. María se incorporó a la lucha desde su adolescencia. Militó en el movimiento estudiantil secundario en su querido Santa Fe natal.
Posteriormente fue parte del Partido que en Córdoba construyó Gody Alvarez. Fue Antonio quien la envió a colaborar, junto con Norma [Nassif], con el aparato técnico que organizó en 1971 el Segundo Congreso de nuestro Partido, en medio del rastrillaje de las fuerzas represivas de la dictadura. Fue ya en ese entonces que junto a su lucidez política, mostró aquellos rasgos que la iban a distinguir a lo largo de su vida: su valentía y humildad, su entrega a la lucha revolucionaria, su serenidad y su sentido práctico en la resolución de los problemas.
Ya en Buenos Aires, fue luego por años miembro del frente de enlace y funcionamiento del Comité Central, para pasar luego al trabajo femenino por el cual actualmente hoy es vastamente conocida. Protagonista fundamental en los Encuentros Nacionales de Mujeres, integrante de la dirección de Amas de Casa del País, su nombre quedará grabado por siempre también entre quienes impulsaron el movimiento por la libertad de Romina Tejerina. Movimiento que ha marcado una huella profunda en la lucha contra la doble opresión de la mujer en el país. María fue también en los últimos años, miembro de la Comisión de Control de nuestro Partido.
Rafael y María fueron parte de una generación que tras la derrota del socialismo en el mundo, en la Unión Soviética y China, mantuvieron en alto las banderas del marxismo-leninismo-maoísmo. Del Partido que se esforzó por impulsar el auge de luchas populares que emergió con el Santiagueñazo del ’93 por un camino liberador. De quienes impulsaron y protagonizaron el histórico Argentinazo del 2001.
Y fueron parte de quienes analizaron y formularon con claridad los grandes desafíos que tiene planteada nuestra clase obrera y nuestro pueblo para llevar al triunfo la lucha por la liberación nacional y social y el socialismo en nuestra Patria.
Queridos Flaco y Josefina: los vamos a extrañar mucho, los vamos a llevar siempre en nuestros corazones, los vamos a recordar siempre por esa alegría por la lucha que ustedes irradiaban, porque ustedes encarnaban lo que Marx nos enseñó, que la felicidad es la lucha.
Nos vamos a esforzar por transformar tanto dolor en fuerza y mantendremos en alto las gloriosas banderas por las cuales ustedes lucharon y vivieron. Queridos Flaco y Josefina: ¡Hasta la victoria siempre!
Rafael Gigli
El PCR y la dictadura
Extractos de una charla brindada por el camarada Gigli en el año 1998, en la facultad de Humanidades de La Plata. Qué tiene de parecido este golpe del año 76 con los anteriores?: era una necesidad para los terratenientes y la gran burguesía intermediaria con ellos asociada. Porque estos sectores tenían miedo, en las alturas, a los “soviets de fábrica”, como llamaban ellos a los cuerpos de delegados que funcionaban a pleno; miedo a los reclamos y las luchas en ascenso de las masas. Por eso todos acordaron con el golpe.
El golpe del 76 se diferenció de los anteriores, centralmente, por dos cuestiones. Primero, por el grado del terror impuesto por la dictadura. A pesar de que en la Argentina ya habían habido muertos, detenidos, asesinados, lo que hizo el régimen socialfascista de Videla-Viola no ha tenido ningún parangón con ninguna experiencia anterior del pueblo argentino ni de América Latina en este siglo.
La otra característica distintiva es que, a diferencia de otras veces, el gobierno de la dictadura expresaba un frente golpista muy heterogéneo, pero la hegemonía la tenía el sector de Videla-Viola [Jorge Rafael Videla se constituyó en “presidente” del “Proceso de Reorganización Nacional”, como llamaron a su golpe de Estado, durante el primer período, y Eduardo Viola, era el comandante en jefe del Ejército], referentes de una corriente prosoviética, prorrusa. Como se decía en aquella época, las tres V: Videla, Viola, Villareal. Esta corriente, expresión interna de un imperialismo nuevo, había pasado a ser hegemónica en la Argentina con la asunción del general Lanusse como presidente en 1971.
En este frente disputaban con poderosas fuerzas proyanquis y preeuropeas (en Córdoba dirigía el Gral Menéndez y Saint Jean en Buenos Aires), y también con otras fuerzas antiyanquis y corrientes nacionalistas en las Fuerzas Armadas, que estaban agazapadas con la idea de que esta gente hiciera los trabajos sucios para después pasar ellos a tener el control.
El socialimperialismo ruso (socialista de palabra, imperialista en los hechos), como todos los imperialismos, tenía sus socios y afines aquí: generales, terratenientes, ministros, grandes empresarios. Pero, al aparecer como socialista, tenía un peso muy grande en la izquierda argentina, producto de muchos años de trabajo. Este sector tenía una quinta columna poderosísima, y en ella contaba con el Partido Comunista prosoviético. Y hegemonizaba o influía, en distinto grado y medida, en numerosas corrientes de izquierda, particularmente lo que se conocía como Montoneros y el ERP. Como consecuencia, el peso del socialimperialismo en los sectores populares era muy grande.
Por eso, el golpe de Estado no solo contó con el apoyo de las clases dominantes, sino que se trabajó para que una parte importante del pueblo fuera ganada por la idea de que cualquier cosa era mejor que Isabel Perón. El “general progresista”
Yo puedo contar una anécdota: cómo estando encarcelado en el Penal de Rawson (en el Pabellón Nº 1), me enteré del golpe a las 7 de la mañana del 24 de marzo, por los gritos de alegría de los presos políticos. Eramos allí 400 en ese momento. Estaban los principales dirigentes detenidos de Montoneros, del ERP. ¿Por qué, aunque parezca un contrasentido, se alegraban los presos políticos? Porque estaban ganados para la idea de que Isabel Perón era el enemigo principal. Que Videla, en realidad, era un general progresista, “peruanista” [Con “peruanista” se hacía alusión al general Juan Velasco Alvarado, presidente de Perú ungido por un golpe militar antiyanqui en el 69, que había iniciado una serie de reformas del sistema social y económico], como decían los montoneros. Creían que Videla iba a subir, al poco tiempo iba a decretar una tregua militar entre las Fuerzas Armadas y las organizaciones terroristas, y luego, en un proceso, producto de la negociación iba a ir liberando a los presos políticos. Yo he visto confeccionar listas, las tandas de cómo iban a ir saliendo los presos. Está claro lo que ocurrió luego. Pero en ese momento pensaban así.
Alguno puede creer que estos presos estaban desinformados. No. Expresaban la instrumentación de que habían sido objeto las organizaciones a las que pertenecían, reflejando en realidad uno de los planes posibles que tenían los rusos para la Argentina.
Un golpe donde ellos enganchaban a todos para voltear a Isabel Perón, y luego iban a una segunda vuelta rápida. El PC había tirado ya la fecha de un discurso que iba a dar Videla, donde llamaría al diálogo. Iba a tratar de ser un Velasco Alvarado en la Argentina.
Videla habló el 30 de marzo del 76. Pero no sucedió lo que predecían. Porque producto de la disputa que había en ese frente heterogéneo que expresaba el golpe, los sectores prosoviéticos, para mantener su hegemonía, tuvieron que cambiar los planes muy rápidamente: se pusieron a la cabeza del terror fascista, y de un Videla peruanista pasaron a un plan estratégico mucho más largo, donde se planteaban la “convergencia cívico-militar” a varios años.
En ese viraje, que se dio en unos pocos meses, se desprendieron de las organizaciones que habían usado, que les habían servido para justificar el golpe, a la vez que fueron instrumento del mismo. Es como dice ese aforismo: mejor ser cabeza de un ratón que la cola de león. En este caso, para afinar la figura, cola de oso. Porque cuando el sector prosoviético necesitó ponerse a la cabeza de los militares y demostrar que eran los primeros también en la aplicación del terror fascista, no les tembló la mano y en poco tiempo, desde mediados a fin de año, fue una tropelía tras otra, asesinato tras asesinato, cadáveres por todas partes.
Ni amo viejo, ni amo nuevo
Esto revive también la polémica que tuvieron los patriotas de 1810 cuando un sector antiespañol quería apoyarse en los ingleses. Hay una película muy buena, Queimada, que transcurre en una isla del Caribe y muestra lo que estamos señalando, y también cómo esta historia siempre termina mal. Pero además de la película, hay testimonios tremendos de cómo los ingleses, hace dos siglos, aprovecharon las luchas liberadoras de nuestros pueblos para avanzar en su opresión. Hombres como Mariano Moreno escribieron sobre esto. Y fueron los patriotas de Mayo quienes lanzaron aquella consigna que nosotros tomamos por estos años de los que estamos hablando: “Ni amo viejo, ni amo nuevo”.
María Conti
La violencia en la familia, un duro aspecto de la opresión
Extractos del artículo publicado en revista Política y Teoría Nº 57, con la firma de Josefina Rincón.
Abordamos nuestro trabajo entre las mujeres teniendo en cuenta la doble opresión que sufrimos en esta sociedad dividida en clases. Explotación de clase y opresión de género. Ambas están estrechamente ligadas, y se manifiestan en cada una de nosotras. Las mujeres compartimos con nuestros compañeros de vida y de trabajo, con nuestros compañeros de clase, los sufrimientos que la feroz explotación capitalista impone a los pueblos, el hambre, la desocupación, la falta de salud y educación. Y luchamos juntos para terminar con esa opresión.
Las mujeres vivimos además una opresión específica, opresión de género, por ser mujeres en esta sociedad. Tenemos doble jornada, porque cuando trabajamos afuera, estamos encargadas además de las tareas de la casa. Por el mismo trabajo cobramos menos; tenemos que ocultar los hijos para poder conseguir trabajo; si quedamos embarazadas, flexibilización laboral mediante, somos despedidas. Si los hijos se enferman, somos las responsables, y para eso no hay licencia. Sufrimos el acoso de los patrones en la fábrica y de los señores en el campo.
Esta opresión de género, específica, que sufrimos las mujeres, tiene además un lado más oscuro y muchísimo más doloroso, que hasta a veces resulta incomprensible. Proviene de nuestros compañeros de vida, de trabajo, de clase. Está en el hogar, en la fábrica, en la escuela, en el taller, en el barrio, en la vuelta de la esquina, a la salida del baile, en una relación de pareja.
Se expresa como violencia física, psicológica, descalificación, humillación. Y aún más gravemente como abuso sobre el cuerpo de la mujer, sobre la sexualidad. Se establece una relación dominador-dominada, opresor-oprimida. Esta violencia que se da en un gran porcentaje de familias no es natural, sino que se instala desde el orden social, en una familia que, a su vez, sostiene ese orden y del cual es parte. Esta familia es la encargada de reproducir ese orden social, como así también la especie humana. Las clases dominantes necesitan una familia capaz de educar trabajadores dóciles y esposas obedientes para que las cosas sigan como están. Se establecen así relaciones de propiedad, de poder, entre sus miembros.
Las contradicciones
Las contradicciones de clase y de género, expresadas en la doble opresión de la que hablamos, son de distinto carácter. La contradicción de clase es la principal, entendiendo como tal a la que enfrenta a las clases y sectores dominantes en la sociedad, con el pueblo en su conjunto. La de género es secundaria, pero se establece entre ellas una relación dialéctica y requiere esta última de un abordaje específico. Cuando una mujer es golpeada o abusada sexualmente requiere de una contención que no resuelve la política general solamente. Hace falta una política destinada a abordar ese tema en particular, una contención y un tratamiento específicos. Entendemos que en el momento en el que una mujer está siendo golpeada o abusada sexualmente, esto pasa a ser la contradicción principal a resolver en ese momento concreto.
Hemos tenido muchos debates sobre si esto nos divide en los movimientos, en los barrios, teniendo en cuenta que todos, hombres y mujeres, estamos involucrados en la lucha política contra nuestros enemigos de clase, por pan, trabajo, salud y educación, por un mundo mejor para todos. Entendemos, a partir de nuestra práctica, que esta cuestión no divide, por el contrario fortalece nuestra lucha, nos crea mejores condiciones para participar. Una mujer golpeada, descalificada, subestimada por su compañero, por su familia, no tiene buenas condiciones para avanzar en la lucha y participar decidida en la actividad política. Un hombre golpeador, que denigra y humilla a su mujer, su novia, su compañera, que la considera un mueble más de la casa, un objeto de su propiedad, no será un buen dirigente de un proceso revolucionario. Puntos de vista de clase
Cada clase mira el problema de la violencia en la familia desde su punto de vista. Las clases dominantes, los gobiernos, tienen una política hacia este flagelo porque erosiona gravemente las bases de su estructura social de dominación. “Se pierden horas de trabajo”, “se invierte en gastos médicos”. Se desestructura esta familia que le es útil. Naturalizan la violencia y la opresión, convierten a la víctima en culpable, recomiendan resignación…
Fuimos elaborando, a partir de la práctica de muchas compañeras/os, una línea específica de trabajo en el abordaje de la violencia en la familia. Esto se extiende también, con las características de cada situación, a las relaciones de noviazgo, parejas u ocasionales.
…Las siguientes son algunas de las conclusiones y están todavía abiertas: > Tomar el problema en nuestras manos… > No ir a la comisaría… > Recurrir al juzgado para hacer la denuncia y poder establecer la exclusión del hogar del golpeador… > Sanción social para el golpeador… > Para los violadores, sin duda, la cárcel. > Capacitar grupos de mujeres en los barrios que trabajen para prevenir esta tragedia que sufren muchas, y se preparen también para resolver la emergencia cuando una mujer está siendo maltratada. > Disponer de refugios para que pueda alojarse la mujer que está sufriendo episodios graves de violencia.