Continuando con las reflexiones del artículo del hoy 2019, un tema actual es la inteligencia artificial (IA). Está en desarrollo una gran “mitología” que sostiene la idea de que máquinas con inteligencia artificial reemplazarán al humano. Incluso la inteligencia artificial será más inteligente que él. Podría pensarse que se trata que el humano se libre de las tareas rutinarias y de la explotación del trabajo para dedicar todo su tiempo a la creación y a su recreación. Pero no. Se esconde detrás de esta nube ideológica el sueño burgués del reemplazo del humano que resiste la explotación. Es decir, que la máquina llegará a superar al humano y trabajará sin protestar, aumentando la ganancia del dueño de ella.
Marx, en El Capital, escribe: “En sus Principios de Economía política, dice John Stuart Mill: ‘Cabría preguntarse si todos los inventos mecánicos aplicados hasta el presente han facilitado en algo los esfuerzos cotidianos de algún hombre’. Pero la maquinaria empleada por el capitalismo no persigue ni mucho menos, semejante objetivo. Su finalidad, como la de todo otro desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, es simplemente abaratar las mercancías y acortar la parte de la jornada en que el obrero necesita trabajar para sí, y, de ese modo, alargar la parte de la jornada que entrega gratis al capitalista. Es, sencillamente, un medio para la producción de plusvalía… La maquinaria, como todo lo que forma parte del capital constante, no crea valor, se limita a transferir el valor que ella encierra al producto que contribuye a fabricar”.
Es el humano que trabaja, el que produce plusvalía. La maquinaria “no añade nunca más valor que el que pierde por término medio mediante el desgaste”. Pero “al hacer inútil la fuerza del músculo, permite emplear obreros sin fuerza muscular o sin un desarrollo físico completo, que posean, en cambio, una gran flexibilidad en sus miembros. El trabajo de la mujer y del niño fue, por tanto, el primer grito de la aplicación capitalista de la maquinaria… Lo que hace, por tanto, es depreciar la fuerza de trabajo del individuo… La maquinaria amplía desde el primer momento, no sólo el material humano de explotación, la verdadera cantera del capital, sino también su grado de explotación”. Demuestra Marx que la máquina produce la prolongación de la jornada de trabajo y la intensificación del mismo. Y aumenta la masa de desocupados y la miseria de las familias.
¿Ludismo o revolución?
El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses que protestaron entre los años 1811 y 1816 contra las nuevas máquinas que los remplazaban en el trabajo. Los telares industriales y la máquina de hilar industrial introducidos durante la Revolución Industrial amenazaban con reemplazar a los artesanos con trabajadores menos calificados y que cobraban salarios más bajos, dejándolos sin trabajo. Ante las nuevas tecnologías están quienes plantean un nuevo ludismo. En el Manifiesto Comunista se escribe: “Al principio son obreros aislados; luego, los de una fábrica; luego, los de toda una rama de trabajo, los que se enfrentan, en una localidad, con el burgués que personalmente los explota. Sus ataques no van sólo contra el régimen burgués de producción, van también contra los propios instrumentos de la producción; los obreros, sublevados, destruyen las mercancías ajenas que les hacen la competencia, destrozan las máquinas, pegan fuego a las fábricas, pugnan por volver a la situación, ya enterrada, del obrero medieval.… Sin embargo, el desarrollo de la industria no sólo nutre las filas del proletariado, sino que las aprieta y concentra; sus fuerzas crecen, y crece también la conciencia de ellas”. Entienden al final que no se trata de destruir las máquinas sino de hacerse dueños de ellas. Es decir, descubren que hace falta una revolución. Vale para la Inteligencia Artificial.
La IA que razona mejor que el ser humano
Bill Gates ha dicho que las IA como las conocemos tienen fecha de caducidad, porque solo pueden reproducir información según lo recopilado previamente. Podríamos agregar, información desde el punto de vista de la concepción del imperialismo, y según la visión de cada uno de los bloques en formación hacia la próxima guerra en incubación. Según él, el futuro está en la “metacognición” que consiste en que la máquina tenga la habilidad de generar un pensamiento propio. “Esta consciencia de autonomía intelectual es el motor del cerebro humano para adquirir conocimientos nuevos y aplicarlos para llegar a diferentes resultados. Según el magnate, va a ser necesario que la inteligencia artificial sea capaz de desgranar un problema de forma amplia para ver todas sus variables y volver a recomponerlo para ofrecer una nueva solución creativa que nadie le enseñó” escribe Ámbito del 25 de julio. Y así llegamos a la ciencia ficción, porque entonces tal vez esa máquina elija resistir como lo haría el humano a quien reemplaza. Porque a lo mejor elige la variable de la revolución. El mismo Bill Gates encorseta su sueño a la vigencia eterna del imperialismo, última fase del capitalismo.
Pero lo anterior es en países imperialistas porque ¿qué pasa en países dependientes como el nuestro, parte del mundo oprimido y disputado por las distintas potencias?
Destrucción de la industria nacional, desempleo, primarización, miseria
Lo vemos en Milei: ¿qué Inteligencia Artificial en un país dónde se destruye la producción nacional o las pymes que emplean el 80% de la mano de obra? Que propone exportar petróleo, gas, litio sin industrializar. Que extiende el latifundio, que destruye el pequeño y mediano comercio urbano y rural. ¿Qué Inteligencia Artificial en un país que aniquila lo que se produjo con mucha lucha como el desarrollo atómico y espacial o la ciencia y la tecnología?
Nos dicen que con “inversiones” e “ingreso de capitales”. O con desarrollo sin destruir lo que lo traba. Pero esa es otra historia a la que se responderá en futuros artículos. Necesitaremos a Lenin. Y a Mao.
Escribe José Vínsus
hoy N° 2020 31/07/2024
