La marcha del 30 de agosto al Polo Científico y Tecnológico, convocada por Raicyt (Red de Instituciones de Ciencia y Tecnología), que entregó un petitorio con más de 12.000 firmas, expresa una respuesta a las pretensiones del gobierno de Milei-Villarruel que quiere destruir el desarrollo científico y tecnológico fruto de años de lucha, no de evolución natural y tranquila.
Es parte de lo mismo el estrangulamiento de las universidades públicas, donde también se gesta el desarrollo anterior. Se desfinancia al Carem (reactor modular pequeño que pone al país entre los principales desarrolladores y líderes mundiales de esta clase de tecnología) que, en nuestros astilleros, nos permitiría construir un submarino atómico para controlar nuestras áreas marítimas. Se pretende vender nuestro desarrollo satelital de Arsat (del cual fue impulsor el Dr. Mario Gulich, fallecido en 1994, que concibió el primer satélite argentino de aplicaciones científicas SAC-B) y al Invap, ejemplos de Sociedades del Estado necesarias. Se impulsa, insólitamente, que Fabricaciones Militares sea sociedad anónima y que, con capitales estadounidenses, fabrique materiales para la OTAN (que incluye a los ingleses que usurpan nuestras Malvinas).
En el proyecto gubernamental no hay lugar para Sociedades del Estado que han demostrado su capacidad y competencia en petróleo, gas, energía atómica, industria aeroespacial, fabricaciones militares, etc. Tampoco para la educación y el desarrollo científico y tecnológico. Se desfinancia a la Universidad pública y gratuita y se congelan salarios que, en algunos niveles de escalafón, quedan debajo de índices de pobreza e indigencia.
El gobierno se propone una Argentina sin industrias y sin ciencia y tecnología. Quiere que Argentina retroceda al siglo 19, con 94% de pobres y 6% de ricos, modelo de país dependiente, y paraíso del latifundio, con campesinos sin tierra. Sólo se extraerían materias primas que serán procesadas en otros lugares: petróleo, gas, litio, tierras raras, cereales, carne, cuero, etc. Se permitirá, con la ley RIGI, que nada quede en el país. Millones de dólares enriquecerán a monopolios y países imperialistas de distinto pelaje. Nos quieren aliar con uno de los bandos imperialistas (EEUU., Inglaterra, OTAN, Israel) rompiendo la tradición no alineada de las corrientes nacionales y populares. Nos implican en el genocidio de Gaza.
Distintos documentos fueron hechos públicos por instituciones del sistema científico-tecnológico y universitario. La destrucción planeada, sostienen algunos de ellos, no tiene parangón en los últimos 40 años. Se paraliza la inversión en proyectos de investigación, se pauperizan los salarios del sector, y la precariedad laboral del personal ha iniciado un proceso de éxodo masivo de investigadores jóvenes y pérdida de personal de apoyo. Muchos becarios planean irse a países como Uruguay y Chile, donde tendrían mejores condiciones. Esto está desarticulando grupos de investigación que ha costado años integrar. El Conicet, la institución científica de mayor jerarquía en América Latina, no ha incorporado nuevos/as investigadores/as. Centenares de jóvenes abandonan su carrera científica o emigran para poder continuarla. Se destruyen las capacidades del sistema científico tecnológico nacional, una herramienta básica para aportar a una Argentina independiente, con soberanía popular.
Los salarios universitarios son tan bajos que el cargo testigo, ayudante de primera (o ayudante diplomado en otras universidades) con dedicación exclusiva, con $560.000 cayó, en junio de 2024, por debajo del índice de pobreza para los tres tipos de composición de familia tipo del INDEC. Y un Profesor Adjunto con dedicación exclusiva, con $780.000 en el mismo mes, queda debajo del índice de pobreza de dos de los tres modelos de familia tipo mencionados.
La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, comunicó que no se abrirán nuevas convocatorias para proyectos de investigación en 2024. Esta Agencia había sido fundamental para desarrollar insumos esenciales durante la pandemia de COVID-19, como respiradores, sueros, vacunas, pruebas de detección del virus y dispositivos de desinfección hospitalaria. No se lanzarán convocatorias para proyectos de investigación, y no hay garantías sobre las futuras convocatorias ni sobre la disponibilidad de fondos. Los fondos del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología sólo alcanzaron para pagar servicios de limpieza, seguridad y otros servicios básicos. De las 1.300 Becas CONICET de doctorado anunciadas en la convocatoria en 2023, sólo se asignaron 950 y de las 800 becas posdoctorales, sólo se otorgaron 500.
En las universidades hay emergencia presupuestaria porque se está funcionando con el presupuesto de 2023, emergencia salarial porque los salarios perdieron 55% del poder adquisitivo en 7 meses de gobierno y emergencia estudiantil porque cada vez son menos los que pueden seguir estudiando por el costo alimentario, de transporte, alquiler, materiales de estudio, etc.
Estas cuestiones, (y no son las únicas) exigen respuestas de lucha ahora y no son sólo de interés sectorial. Son multisectoriales, como lo fue la gran movilización en defensa de la educación y la universidad pública y gratuita de abril o la de los estatales de Misiones. La posibilidad de agrupar se vuelve a manifestar en Entre Ríos, donde estudiantes no fueron a clase y las madres no enviaron a los chicos a la escuela, en apoyo a los docentes. El gobierno quiere declarar la actividad docente como esencial (limitando el derecho constitucional de huelga) para dividir a éstos de los padres que necesitan dejar a los niños en la escuela para ir al trabajo. Si el gobierno quiere dividir, el pueblo debe intensificar la unidad multisectorial. Esto vale para la docencia y también para ciencia y técnica. En el país primarizado que se impulsa, sobran 20 millones de habitantes.
La lucha por continuar nuestro desarrollo en áreas estratégicas y proteger y defender al sistema científico-tecnológico y a la universidad pública del ataque de Milei-Villarruel es multisectorial. En el camino de una gran multisectorial como lo fue la Primera Junta de 1810, precedida por los sucesos históricos de 1806 y 1807 y abriendo una huella para lograr un Argentina Independiente de toda dominación extranjera, como reza el Acta de nuestra Independencia.
hoy N° 2025 04/09/2024