En los últimos días tanto el presidente yanqui Joe Biden, la candidata demócrata y vicepresidenta Kamala Harris, y el candidato republicano y expresidente, Donald Trump, coincidieron en oponerse a la compra de la siderúrgica más antigua de Estados Unidos, United States Steel (US Steel), por parte de la japonesa Nippon Steel.
La empresa US Steel había anunciado hace pocos días esta fusión, aprobada por su directorio, ya que los japoneses aseguran que invertirían una suma multimillonaria en dólares, tras la compra, estimada en 15 mil millones de dólares.
US Steel es una de las más importantes acerías de Estados Unidos, con base en la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania. Por esto está considerada por el Estado yanqui como una empresa “estratégica”, y su venta depende de que sea aprobada por el Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés).
US Steel fue fundada por JP Morgan a comienzos del siglo 20, con la fusión de varias acerías, y es uno de los ejemplos que daba Lenin en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, del proceso por el que se pasó de un capitalismo “de libre competencia” al sistema imperialista (ver capítulo 1: La concentración de la producción y los monopolios).
De aprobarse la fusión, que los japoneses de Nippon Steel consideran “viable” ya que Estados Unidos y Japón son aliados, y en particular tienen en la China imperialista un enemigo común, la empresa resultante sería la segunda o la tercera siderúrgica más grande del mundo.
Biden ha tomado como argumento para oponerse a la venta la oposición por parte del sindicato United Steelworkers, que ha denunciado que tras la fusión peligran miles de puestos de trabajo.
Para que quede claro lo que está en juego, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, hablando en nombre de Biden, aseguró que “las compañías siderúrgicas estadounidenses deberían ser propiedad de estadounidenses”.
hoy N° 2026 11/09/2024