Luego de semanas de duros combates internos en Siria y una guerra civil prolongada por 13 años, fue derrocado el presidente Bashar Al Assad, que gobernaba el país desde el año 2000, sucediendo a su padre Háfez al-Ássad que gobernó desde 1971.
Bashar Al Assad huyó en avión y solicitó asilo político en Rusia, potencia imperialista dominante dentro de Siria con una base aérea y otra naval sobre el Mediterráneo, claves para sus intereses estratégicos en Medio Oriente y África. A nivel internacional, además de la dependencia de Rusia, Al Assad fue un aliado político de Irán y el Hezbolá libanés contra Israel, que mantiene ocupado parte del territorio sirio en las Alturas del Golán desde 1967. Los principales aliados del régimen sirio quedaron en gran medida neutralizados: Rusia, empantanada en Ucrania e Irán, debilitado por los ataques de Israel.
A nivel interno el gobierno de Bashar Al Assad se caracterizó por una brutal represión y falta de democracia, con miles de muertos, encarcelados y torturados. El nuevo gobierno liberó a los presos políticos de las cárceles, anunció la disolución de las antiguas fuerzas armadas y prometió juicio y castigo a los responsables de crímenes contra el pueblo. Desde el Kongra Star, organización de mujeres del Norte y el Este de Siria, se alerta que el “HTS y el SNA (Ejército Nacional Sirio) no son una ‘alternativa democrática’ al régimen de Bashar al Asad, sino que ha comenzado un resurgimiento del Estado Islámico y de su ideología”.
La guerra civil y los grupos armados
La guerra civil en Siria comenzó en el 2011 con la primavera árabe, cuando las masas se volcaron a las calles contra los gobiernos dictatoriales y fueron ferozmente reprimidas y asesinadas. En estos 13 años murieron más de 600 mil sirios, más de 100 mil permanecen desaparecidos, más de 5 millones de sirios se exiliaron. El país aún se mantiene dividido entre diferentes milicias que gobiernan ciudades y regiones autónomas mientras entran en combate.
Luego de la caída de Alepo, el 8 de diciembre de 2024 el Ejército sirio de Al Assad fue derrotado y tomó la capital Damasco una coalición heterogénea encabezada por Hayat Tahrir al Shar (HTS) quienes proponen un “Gobierno de Salvación de Siria”.
Parte importante del territorio sirio en la frontera con Turquía está gobernado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), combatientes kurdos socialistas y feministas que luchan por su autonomía enfrentando al ejército turco y a las fuerzas yihadistas como Estado Islámico y al Qaeda, también combatidas por Estados Unidos.
La agresión turca es continua, con blanco en obras de infraestructura esenciales para el suministro de agua y energía en la región. Turquía y sus aliados pretenden imponer un castigo colectivo a los kurdos de Rojava y a la población siria en general. Tienen como objetivo socavar la fuerza más cohesionada y organizada de Siria, impidiendo que los kurdos desempeñen un papel en el futuro del país.
Israel ataca a Siria y amenaza a Irán
Aprovechando la situación de anarquía y la debilidad del nuevo gobierno, Israel (enemigo histórico de Siria) atacó gran cantidad de bases militares, navales y aéreas dentro de Siria, presionando con nuevos ataques al nuevo gobierno sirio por si decide sostener la alianza con Irán. Además, avanzó sobre la zona de exclusión militar fijada por Naciones Unidas más allá de los territorios ocupados a Siria en las alturas del Golán. Luego de la invasión a Gaza y el Líbano y sus ataques a Irán, Israel mantiene su ofensiva expansionista y anexionista en Medio Oriente. También se mantienen las amenazas de intervención de Turquía, gobernada por el fascista Erdogan, que ya opera internamente en Siria para eliminar a la resistencia kurda, al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), y demás fuerzas revolucionarias de Turquía y Kurdistán.
Escribe Francisco Rossi
hoy N° 2040 18/12/2024