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21 de enero de 2025

Gran acto y abrazo al Hospital Bonaparte contra los despidos y el cierre

Miles en la convocatoria de las y los trabajadores del Hospital Bonaparte, con la consigna “Vaciar es cerrar. Sin trabajadores no hay salud mental” el 20 de enero.

Pacientes y sus familias, gremios como ATE, CICOP, SIPREBA, trabajadoras y trabajadores del Hospital Posadas, agrupaciones sindicales, sociales, estudiantiles, de DDHH, de la cultura, APPSA Corriente Pichoniana, y políticas, entre ellas el PCR, estuvimos presentes en solidaridad con esta lucha y repudiando la política de ajuste de Milei.

Desde el escenario con la consigna central “Vaciar es cerrar. Sin trabajadores no hay salud mental” los trabajadores leyeron un documento donde relatan la situación hoy del Hospital (ver al final de esta nota). Hubo intervenciones artísticas y se leyeron numerosas adhesiones de solidaridad.

Desde octubre del año pasado cuando fue el primer intento de cierre los trabajadores se mantuvieron en asambleas en alerta. Desde que recibieron el 15 de enero 200 telegramas de despidos que afectan a profesionales de la salud, personal administrativo que sostienen el funcionamiento del hospital, mantienen “la  permanencia en el Hospital Bonaparte enfrentando este nuevo intento vía despidos y vaciamiento”.

Un vaciamiento que implica abandono de persona porque deja sin atención profesional médica y psiquiátrica a personas que hace muchos años están siendo atendidas en el Hospital. Esta situación, como lo expresaron una paciente que habló y la lectura de una carta de otra paciente, implica una enorme crueldad, que es característico del accionar de este gobierno. No solo es un golpe para la vida de los trabajadores, de los pacientes, de las familias, que se desestructuran y están en una situación de riesgo. Además teniendo en cuenta que los pacientes tienen recursos económicos limitados se le agrega al hambre y desocupación  que ya sufren un elemento más.

Este carácter integral que pretende dar el gobierno con los despidos explica el carácter masivo y multisectorial de lo que se suma a las medidas de lucha organizadas por los trabajadores del Hospital, que están decididos a que no se puedan concretar estos despidos. Si se tiene en cuenta a la vez que los despedidos son un tercio del personal, el gobierno no puede ocultar más que es el cierre del establecimiento.

Esto es parte de un golpe sistemático a la salud pública que muestra que Milei está dispuesto a llevar a la práctica lo que ha dicho en su campaña electoral: privatizar todos los servicios de salud que dependen del Estado, que todo servicio del Estado debe ser pago.

Para frenar esta política de ajuste de Milei se hace necesario la convocatoria a un paro nacional activo y multisectorial que permita la confluencia de todas las luchas.

 

 

Documento leído en el abrazo del lunes 20 de enero

 El miércoles pasado, a partir de las 20hs a los/as trabajadores del Hospital Laura Bonaparte, masivamente empezamos a recibir notificaciones de despidos que en minutos llegaron a 200 de nosotros.

Esto se suma a los 40 despidos ocurridos en 2024, y a las múltiples renuncias debido a las precarias condiciones laborales, representando una reducción total del 50% de los trabajadores del Hospital.

El Bonaparte es el único Hospital Nacional especializado en Salud Mental y Consumos Problemáticos del país.

Entre los despidos se encuentran casos de trabajadoras embarazadas, personas con licencia por maternidad y compañeras atravesando tratamientos oncológicos que hoy se quedan sin atención. También se ve afectada la continuidad de niños y niñas en el Jardín de los abrazos, porque sus madres y padres (Trabajadores del hospital) están siendo despedidas.

Al día de hoy el resto de los trabajadores del hospital están sin contrato. Como en Octubre, cuando defendimos el hospital y evitamos el cierre, volvimos a organizarnos en asambleas y comisiones, entre vecinos, compañeros despedidos de otros organismos, delegados sindicales, trabajadores de ddhh, para enfrentar lo que estaba pasando. Allí nuestra compañera Claudia dijo: “Les pido a todas las autoridades que tengan en cuenta a los pacientes. Yo amo trabajar en este hospital, yo dejo todo en este Hospital. Somos muchos los que trabajamos acá para poder asistir a esta población que está vulnerable”.

 Y el Bonaparte es eso: es pensar primero en los pacientes, es preocuparse porque se están quedando sin sus equipos tratantes, sin espacios donde ser recibidos, sin trabajadores que los puedan escuchar, contener, acompañar en sus trayectorias terapéuticas, en la gestión de recursos, en la red afectiva familiar y comunitaria.

El Bonaparte es un espacio de recepción, de encuentro, de profesionalismo. Un lugar donde se alojan los padecimientos subjetivos desde la complejidad de los mismos. ¿Qué significa para nosotros abordar las problemáticas de salud desde la complejidad? Es trabajar con otros, en red con otras instituciones y organizaciones, interdisciplinariamente, en los barrios, con la comunidad, con la familia y los vínculos. Brindando una atención de calidad.

El Bonaparte es más que un hospital, es un proyecto institucional fundado en la perspectiva de Derechos. A partir de ahí construye su propia identidad. Un Hospital con un nombre que lleva en la sangre la lucha y el compromiso por la restitución de estos derechos. Esta identidad se manifiesta en el modo en el que los trabajadores y los usuarios nos sentimos referenciados con este lugar, siendo para muchos nuestra segunda casa. Es donde ejercemos nuestra labor diaria, donde muchos dimos nuestros primeros pasos como profesionales de la salud, donde nos formamos y conformamos lazos de pertenencia con la comunidad.

Paradójicamente el vaciamiento del Hospital se presenta en el momento de mayor crisis de salud mental. En un contexto en el que la pandemia incrementó los padecimientos y consultas: con cuadros de depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastornos de la conducta alimentaria, consumo problemático de sustancias, ludopatía, secuelas de situaciones de violencia de género y abuso sexual, y el aumento exponencial de la tasa de suicidios, cuya estadística supera a las muertes por accidentes de tránsito, entre los que se encuentran afectados niños y niñas de entre 10 y 14 años a quienes hoy dejan sin tratamiento. Por lo que resulta evidente que la atención en salud mental debe ser un eje fundamental en la agenda política. Y eso hoy NO pasa.

Un día después de enterarnos de los despidos de cientos de nosotros, comenzaron a llegar nuestros pacientes en su horario de tratamiento en un estado de mucha angustia y desborde. Habían visto las noticias y a lo largo del día se fueron acercando al Hospital, rogando que no se tratase de los equipos que los acompañan. Muchos de ellos se descompensaron emocionalmente al enterarse que ya no contaban con profesionales tratantes, o en otros casos que su equipo completo había sido despedido, como también situaciones en donde tanto padres e hijos concurren al hospital, quedando todo el núcleo familiar sin tratamiento.

Es muy difícil contener ese momento porque no le podemos dar ningún tipo de respuesta a esas personas que se encuentran en situaciones de extrema vulneración y que en este contexto se encuentran aún más desamparadas. Porque cuando se construye un vínculo terapéutico a lo largo del tratamiento, su interrupción abrupta genera efectos graves en la salud. En este caso NO hay profesionales, ya no hay trabajadores en el Hospital que puedan garantizar la atención que se venía brindando. Y sin trabajadores NO hay atención en salud mental.

 Todos los servicios del hospital fueron diezmados: la guardia, consultorios externos, Demanda Espontánea, internación, Hospital de Día, Niñeces y adolescencia, farmacia, odontología, nutrición, salud integral, abordaje territorial, comunicación, formación y docencia, investigación, mantenimiento, gestión de pacientes, administración, recursos humanos y el 0800 de urgencias. Al día de hoy, ninguno de estos servicios puede funcionar debido a los despidos.

El Gobierno nacional desconoce el lazo que construimos entre los profesionales y la comunidad, entre los pacientes y las personas que escuchan sus dolencias y padecimiento. Las personas que acuden por este motivo al Hospital, reciben una atención que dignifica y los reconoce como sujetos de derecho de una vida vivible.

Es por eso que les preguntamos a los funcionarios, los responsables de este recorte masivo, con sus políticas de vaciamiento ¿Qué hacemos con esas vidas?, ¿qué hacemos con los miles de pacientes que se quedan sin sus espacios terapéuticos? ¿Qué hacemos con los niños que ya no contarán con su tratamiento?

 Los 200 despidos que sufre hoy nuestra institución no tienen ninguna relación con la forma en la que desempeñamos nuestras actividades. Los trabajadores nos vimos sometidos a un examen que no se corresponde con las tareas que desempeñamos y aún así ese examen de “idoneidad” fue aprobado 96%. Hoy esos trabajadores están despedidos.

El despido masivo significa que el Hospital deje de funcionar y brindar atención a la comunidad. Porque estas medidas afectan a la sociedad en su totalidad, en el contexto de la crisis socio-económica que precariza, ajusta y deteriora la salud de toda la población. El Hospital es de los trabajadores y de los usuarios. El Hospital es de todos y para todos.

Les agradecemos a todos por estar acá. Pero sobre todo les pedimos que no nos dejen de acompañar. Nosotros vamos a seguir acá firmes y los necesitamos. Seguimos en permanencia hasta revertir esta situación.

Hoy más que nunca afirmamos que la salida es colectiva, con todos los sectores y organismos que se ven afectados por estas medidas, para entre todos construir una unidad y plan de lucha, con todos los sectores que están siendo vaciados y amedrentados por la amenaza de despidos masivos inminentes.

Desde octubre del año pasado, aprendimos que el “sí tocan a uno, tocan a todos”, se transformó en consigna de lucha: UNIDAD Y ORGANIZACIÓN DEMOCRÁTICAS. El compromiso de toda la comunidad, de cada uno de nosotros es inquebrantable. No podemos ser todos, sin cada uno de nosotros.

 Por eso exigimos la reincorporación de los 200 trabajadores despedidos. Y decimos: VACIAR LOS HOSPITALES ES CERRARLOS. Reincorporación de todos los trabajadores ya. Sin trabajadores no hay salud mental.