Hoy nos convoca despedir a nuestra entrañable compañera y camarada Mariana Zeballos: “La Nana”.
Vaya este homenaje, compartiendo nuestro profundo sentimiento en una sencilla semblanza. Tal como era ella, sencilla y generosa.
Recorriendo los caminos compartidos desde hace tantos años, la encontramos siempre protagonizando a «todo terreno» por las causas esenciales colectivas, desde muy temprana edad.
Con su sensibilidad y firmeza, su profundo humanismo, su rebeldía, y desde una justa y permanente búsqueda del conocimiento para afirmarse en la dialéctica de este mundo y de la vida, allí la vimos y la vemos: en la amorosidad en su querida familia; en la amplia diversidad “amistosa” que la rodeaba; en la militancia política y social; en el mundo de la cultura, la educación y las ciencias sociales; en las calles.
Portaba el orgullo de su pertenencia a la clase trabajadora. Luchadora siempre comprometida con su pueblo, con su patria y su Partido, Mariana transitó una larga historia entre Capitán Bermúdez y San Lorenzo, en pleno corazón de la Zona Norte del Cordón Industrial del Gran Rosario.
Protagonista de las luchas de los ‘90 ante la desocupación y el hambre en el infierno menemista; en el movimiento de mujeres, siempre; en su práctica y sus aportes desde la psicología social; en la educación de adultos; y en la etapa actual en la batalla contra la nueva y fuerte oleada oscurantista que pretenden imponer en la Argentina de estos tiempos.
Tan reflexiva como ingeniosa y divertida, amaba el arte. Y la música, el baile, y la actuación teatral ininterrumpidamente, en la que se destacaba por su creatividad y despliegue desde cualquier personaje que eligiera llevar a escena.
Con su calidez y solidaridad características, se preocupaba por alejar pensamientos y sentimientos nocivos que pudieran o pretendieran “afectar el entendimiento”. Se asentaba en la “grupalidad” y en el cuidado de los vínculos.
Se destacó en su dignidad toda su vida, se destacó en su dignidad también en la partida, rodeada de un amoroso acompañamiento. Inmenso agradecimiento, a quienes la rodearon y acompañaron.
Abrazamos fuertemente a su familia, amigos y amigas, camaradas, y a todos quienes la quisieron, compartieron con ella, ¡y la acompañaron tanto!
La profunda y dolorosa pérdida que hoy sufrimos encuentra su reparación en la certeza de que la llevamos para siempre “prendida en el pelo, el alma, el vientre y los ojos”.
¡Nana querida! Más temprano que tarde… ¡llevaremos al triunfo las causas pendientes compartidas!
¡Hasta la victoria siempre!
Corresponsal
hoy N° 2045 05/02/2025
