Durante mucho tiempo se sostuvo que esta jornada se realiza en todo el mundo el 8 de marzo, en memoria del incendio de la fábrica Cotton de Nueva York, en la que murieron quemadas 128 obreras, encerradas por el patrón durante una huelga. Hoy está en duda esta afirmación, y varias investigaciones afirman que se la confunde con el incendio ocurrido el 25 de marzo de 1911, en la fábrica Triangle Shirtwaist Factory de Nueva York, en el que murieron calcinados 146 obreras y obreros.
Múltiples luchas encabezadas por las obreras, o donde ellas tuvieron un papel destacado en Europa y Estados Unidos, desde mediados del siglo 19 se vinculan al origen del Día de la Mujer Trabajadora, ya que sucedieron un 8 de marzo: en 1857 una marcha de costureras en Nueva York, que marchó reclamando por una jornada de trabajo de 10 horas, y fue reprimida con muertas y heridas entre las manifestantes. Otros remiten a 1867, cuando se realiza una huelga de planchadoras de cuellos de la ciudad de Troy en Nueva York. También se habla de un 8 de marzo de 1907, cuando en Nueva York marcharon las obreras textiles reclamando ‘¡Salarios dignos!’, ‘Jornada de diez horas’, guarderías y el derecho al voto”.
Antes que existiera esta jornada como “Día Internacional”, en Estados Unidos las socialistas impulsaban la celebración de un “Día de la Mujer” (Woman’s Day), en 1908.
Dos años después, se realizó la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, capital de Dinamarca, entre el 25 y el 27 de agosto de 1910. Esta Conferencia se dio en el marco de un Congreso de la Internacional Socialista realizado en esa ciudad, participaron cerca de 100 delegadas de partidos socialistas de 16 países, y estuvo presidida por la revolucionaria alemana Clara Zetkin, quien propuso una “jornada especial” de las mujeres “siguiendo el ejemplo de las compañeras americanas”, en la que el tema principal fuera el sufragio femenino según el diario Die Gleichheit, de 28/08/1910.
Hasta donde se conoce, no se puso una fecha fija para este día, y los primeros años su realización varió según los países. Según algunos autores que citan a la revolucionaria rusa Alejandra Kollontai, la primera vez que el día de la mujer se conmemoró un 8 de marzo fue en 1913, sin establecer los motivos. Por nuestro lado, tenemos constancias documentales de manifestaciones de miles de mujeres, reclamando por sus derechos y oponiéndose a la guerra, a partir del 8 de marzo de 1914, en Alemania, Dinamarca, Suecia y otros países europeos.
El mérito de difundir en todo el mundo esta jornada el 8 de marzo corresponde a las mujeres comunistas. El naciente Estado soviético, en 1922, decretó que en la URSS el 8 de marzo era “el día de la obrera”, recordando el levantamiento de las mujeres de Petrogrado el 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el antiguo calendario ruso) –que salieron a las calles demandando “pan para nuestros niños” y “el retorno de nuestros esposos de las trincheras”– que dio inicio a la Revolución de Febrero de 1917.
Con ese carácter, los partidos comunistas de todo el mundo, al menos durante las décadas del 20 y del 30, impulsaron la realización de jornadas por los derechos de las mujeres en distintos países.
Cabe agregar, para ver la diversidad de versiones sobre el 8 de marzo, que una publicación de la Sección Femenina del Partido Comunista de la Argentina, (La Obrera, Año II N°9), fechado el 8 de marzo de 1930, conmemorando la “Jornada internacional de la mujer trabajadora”, atribuía el origen de esta fecha “en recuerdo de los mártires de Chicago ahorcados el 8 de marzo de 1887”, lo que es incorrecto, pero revela el grado de imprecisión sobre el origen de esta jornada.
Sufragio y algo más
El otro debate, sobre el contenido de esta jornada, es parte de una larga batalla, primero en el propio seno del movimiento obrero, y también entre las organizaciones de mujeres. Hoy algunas investigadoras argumentan que en su origen, esta jornada tuvo como objetivo exclusivo la reivindicación del derecho al voto de las mujeres.
Esto desconoce el debate desarrollado entre las mujeres anarquistas y las socialistas, desarrollado entre fines del siglo 19 y principios del 20, que fue parte de uno más general entre anarquistas y socialistas sobre la necesidad de constituir el partido del proletariado, la participación o no en los procesos electorales, y la relación entre los sindicatos y el partido.
Dentro de las filas de los partidos socialistas, en este período, creció la división entre los revolucionarios y los reformistas. El creciente parlamentarismo y el consecuente abandono de la lucha revolucionaria fue la expresión más acabada del oportunismo de derecha, la desviación principal del movimiento socialista entre fines del siglo 19 y las primeras décadas del 20. Esto tuvo expresión en el movimiento femenino.
Por un lado, en la primera Conferencia Internacional Socialista de Mujeres, realizada en la ciudad alemana de Stuttgart en 1907, además de señalar los reclamos por derechos laborales y políticos, en particular el voto femenino, se sacó una resolución contra las alianzas de las socialistas con las sufragistas. En 1908 hubo discusiones explícitas entre las socialistas y las “sufragistas”, un movimiento femenino burgués con mucha fuerza en Estados Unidos en aquellos años. Pero ya en 1910, socialistas y sufragistas compartían tribuna en ese país.
El debate dentro de las mujeres socialistas creció, y cuando la mayoría de los partidos socialistas se pasó del lado de las burguesías de sus países con el comienzo de la guerra mundial, en 1914, las mujeres del ala revolucionaria que encabezaban los bolcheviques de Lenin (Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Alejandra Kollontai sus dirigentes más destacadas) pusieron en primer plano la lucha contra la guerra en las jornadas del día de la mujer.
Resumiendo este debate entre reformistas y revolucionarias, Alejandra Kollontai, comisaria del pueblo de Asuntos Sociales y de la Mujer en el primer gobierno soviético presidido por Lenin en 1917 afirmó: “Sólo con el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del poder soviético pueden salvarse de un mundo de sufrimiento, humillaciones y desigualdad que hace la vida de las trabajadoras en los países capitalistas muy pesada”.
Muchos años después, en 1975, las Naciones Unidas sacaron una resolución estableciendo el “Día Internacional de la Mujer”, con fundamentos que deliberadamente ocultan las reivindicaciones de clase de la mujer trabajadora, y el papel de las mujeres comunistas, en particular las soviéticas, en imponer esta jornada mundialmente.
Conocer esta historia, en estos momentos de feroces ataques por parte del gobierno de Milei a los derechos de las mujeres, como parte de todo el pueblo, sirve para que esta historia de lucha enriquezca la necesaria unidad del movimiento de mujeres y diversidades para pararle la mano a esta política reaccionaria y entreguista.
Escribe Germán Vidal
Foto: Mujeres en Rusia, 1917
hoy N° 2048 26/02/2025