En nombre del puesto de lucha del Túnel quiero darles a los protagonistas del inmenso grito agrario y popular que se ha desarrollado en la Argentina, la bienvenida a este puesto de lucha.
En conjunto, después de haber puesto sobre el tapete los temarios de la política nacional que tenía que discutir la riqueza argentina, tenemos que tomar el compromiso de continuar esta pelea hasta que consigamos las reivindicaciones específicas de los productores agropecuarios, pero que también consigamos el bienestar de todo el conjunto del pueblo argentino que nos acompañó orgullosamente en esta lucha.
El 97% de los productores de la Argentina hacemos el 40% de la producción, el otro 60% lo hacen los fideicomisos, los pooles de siembra, esos grupos financieros concentrados que nos empezaron a copar en el 76 y que siguen imponiendo la política hasta hoy día.
Si con el 40% de la producción que generamos en la Argentina generamos semejante despelote, porque se generó la recesión más importante desde el 2001 hasta hoy, se cayeron miles de puestos de trabajo que funcionaban gracias a este 40%; toda la industria metalmecánica funcionaba gracias a ese 40%, funcionaban los pueblos del interior, las provincias y gran parte de la nación argentina. Pensemos, muchachos, con un millón de chacras haríamos el cien por ciento de la producción argentina.
Imaginemos una Argentina, el 100% de la producción, con un millón de chacareros haciendo esa producción, que nos multipliquemos pueblo por pueblo; que compremos maquinarias ese millón de chacareros y no lo poquito que hoy estamos comprando, que gastemos ese 100% de la producción en nuestros pueblos: seríamos un pueblo inmensamente feliz. Tendríamos para nuestros empleados los sueldos que realmente se merecen de 3.600 pesos, tendríamos para salud, para educación, para seguridad. Esos dignos salarios harían posible comprar nuestros productos a precios de rentabilidad, que vendamos nuestra leche a $1.30 para que en vez de tener 10 mil millones de litros de leche, tengamos 20 mil millones de litros y podamos exportar nuestro excedente, que en vez de los 50 millones de cabezas de ganado, tengamos 140 millones de cabezas de ganado para poder exportar libremente y que consuma nuestro pueblo nuestros productos.
Por eso compañeros, tenemos que pelear por una distribución de la riqueza en serio, no por la inmensa concentración de la riqueza que nos proponen. Tenemos que pelear por que los subsidios lleguen a los productores de lácteos, a los consumidores y no a Sancor, La Serenísima y Williner. Tenemos que pelear para que los cortes populares lleguen a la población en su conjunto y no que los subsidios lleguen a los siete frigoríficos concentrados.
Es por eso que tenemos que asumir desde acá el compromiso de pelear lo que dijimos el 2 de abril en la asamblea federal agropecuaria en Gualeguaychú. Tenemos que pelear por un federalismo auténtico, tenemos que pelear por voltear esa ley de superpoderes, tenemos que luchar por una ley de coparticipación federal en serio que democratice desde las intendencias hacia arriba y no como es en este momento.
Habiendo convocado a este puesto de lucha del Tunel, es que tenemos de nuevo que nacionalizar esta lucha, llevarla a los lugares donde logramos el éxito de la primera etapa con la derogación de la 125, con ese Congreso resucitado por la histórica lucha agraria, ese Congreso que tuvo el rating más alto de la televisión a las 5 de la mañana, le ganamos a Tinelli. Eso gracias a la lucha agropecuaria.
Gracias a la intransigencia de algunos legisladores, por ahí encontremos algunos caminos para meter un paquete de cuatro o cinco leyes que resuelvan la segmentación de las retenciones hasta que logremos una reforma impositiva total, que nos resuelvan el precio de la leche, de la carne y el problema de las economías regionales. Que haga realidad que nuestra juventud cumpla su deseo de quedarse en el campo y de multiplicar las chacras hasta llegar a un millón. No queremos una juventud contaminada por aquellos que le aportan a la campaña financiera como los Forza de Cristina Kirchner y compañía.
Por eso vamos a defender la dignidad que comenzó con el grito agropecuario. Quería darles la bienvenida y reivindicar todo lo que hemos hecho hasta este momento, pero también asumir el compromiso absoluto, porque esta pelea no terminó, ya que vamos por todo por lo que le falta al pueblo argentino”.
02 de octubre de 2010