María Eugenia es un ejemplo para todos los comunistas revolucionarios. En su detención, donde fue bárbaramente torturada, no reveló ninguno de los secretos que conocía del Partido, salvando con su heroica actitud muchas vidas de compañeros y resguardó el mimeógrafo del Partido, que siguió funcionando en el mismo lugar varios años más.
En 2010, su caso fue tratado en la causa “UP1”, por el que se juzgó y condenó a Videla, Menéndez y otros imputados.
Su historia y su ejemplo siguen vivos y llegan a nosotros por quienes la conocieron y nos invitan a conocerla.
Con el sol de otoño tiñendo las Sierras Chicas nos recibió en su casa Cristina, quien cuenta pausada y amable sobre su entrañable amiga, María Eugenia Irazusta.
Se conocieron promediando los ‘60, eran jóvenes que cursando Introducción a la Literatura en Filosofía y Letras se volvieron amigas. Organizaron un viaje impulsadas por el afán de María Eugenia de aprender inglés. Fueron a Europa, eran tiempos del Mayo Francés.
“Cuando conocí a su familia me encantó, porque en mi familia no discutíamos política: ¡era de una chatura! Conocí a esta gente y comencé a conocer la Facultad, entonces me empecé a enamorar de estas cosas; surge una inquietud diferente”.
Ivonne, como le decían a Eugenia en la familia cariñosamente, era la única mujer de 6 hermanos, de padre vasco y madre con ascendencia francesa. Cristina recuerda a Niní, la madre, como “una mujer excepcional, cariñosa”. Y a su amiga Ivonne como de la misma madera: “¿qué te puedo decir de ella? Era una persona buena, era sobre todo buena gente”. “Sencilla” y “sensible” son los adjetivos que vuelven a lo largo de la charla para describirla.
Cristina cuenta que ya vueltas de Europa, Ivonne empieza a cursar inglés en la Escuela de Lenguas. Era una apasionada del idioma, se perfeccionaba. “Yo comienzo a cursar Cine en el ’70 y al poco tiempo empecé a militar en el PRT. Después, una vez cada tanto nos volvíamos a ver, e Ivonne me cuenta que estaba en el PCR”.
Le contamos que sabemos que durante la tortura derrotó a sus asesinos con el silencio, porque el mimeógrafo del Partido continuó funcionando en el mismo lugar. Ella se conmueve profundamente.
Como una red que nunca se desanuda y nos hilvana en las luchas actuales, con Cristina tomamos contacto a partir de varias hebras que se fueron cruzando:
Ella integra el espacio “Bordando luchas de ayer y de hoy” y publicó por redes hace un tiempo el rosto icónico de María Eugenia, bordado con sus propias manos. Esta imagen nos llegó a las pantallas, y al corazón.
Luego, menciona la alegría de escuchar hace más de un año el nombre de María Eugenia en las palabras de nuestra compañera del PTP, el día de su asunción como concejal.
Finalmente, la emoción de saber que el Centro Cultural Juvenil de Agua de Oro lleva el nombre de su amiga María Eugenia Ivonne Irazusta.
Nos cuenta que a fines del ’76, rumbo al exilio, embarcándose clandestinamente con su pequeña hija, le informan que a María Eugenia la habían asesinado en el Departamento de Policía de Córdoba. Su vista se llena de tristeza al contarlo. Un sueño recurrente la acompañó hasta que años más tarde, cuando volvió a ver a los padres de Eugenia (hoy fallecidos), compartieron la historia de su muerte a manos de los genocidas. Recién entonces Cristina pudo dejar de verla en sueños. El sueño de encontrarse con la Ivonne de la sonrisa transparente. Sonrisa que plasmó con su laborioso bordado hace un tiempo, y dio origen a esta nota.
Corresponsal
hoy N° 2057 29/04/2025