El pasado 9 de junio miles de docentes convocados por la seccional local del Suteba protagonizaron una histórica movilización en Esteban Echeverría. La movida contó con un gran impulso de la Agrupación Azul y Blanca. La marcha, que superó las expectativas, no solo puso de manifiesto el descontento con las políticas nacionales, sino que también evidenció una revitalización de la participación de las bases, que reclaman un rol protagónico en las decisiones políticas y gremiales. Desde la asunción de Milei, el debate interno en los sindicatos sobre cómo enfrentar el nuevo escenario ha sido una constante. Desde ATE ya habían movilizado al Acceso de la Autopista Ricchieri convocando más de 600 auxiliares en reclamo por los bajos salarios en diciembre pasado.
Este clima sentó las bases para una primera movilización el 13 de marzo, que congregó a unas 1.200 compañeras. La marcha del 9 de junio fue resultado de un proceso de diálogo y una creciente presión desde las escuelas por las condiciones laborales y el impacto del ajuste. La movilización tuvo tres reclamos centrales, surgidos directamente de las necesidades de las escuelas: la creación de la figura del preceptor en el nivel primario, la asignación de horas institucionales para el nivel secundario —esenciales para la planificación tras el nuevo régimen académico— y un aumento de emergencia para los preceptores de secundaria.
La columna de casi 3.000 personas, en un clima de organización que contrastaba con las protestas más caóticas de otras épocas, trazó un extenso circuito por el centro de Monte Grande. Se dirigió a la clínica Monte Grande para denunciar los cobros indebidos a los afiliados a IOMA. También se pasó frente a un local de La Libertad Avanza, que se encontraba cerrado, y fue empapelado con reclamos sin que se produjeran tensiones internas entre los docentes. «Nadie dijo nada. Fueron 3.000 compañeras y se le plantaron en la puerta», afirmó un dirigente local. El trayecto continuó hasta el Consejo Escolar, donde se realizó el acto central. Las intervenciones fueron muy aplaudidas por las compañeras. Finalmente, allí se entregaron los petitorios con los reclamos específicos mencionados. Como también se había hecho en el Juzgado de Paz. donde se exigió celeridad en las causas que involucran los derechos de las infancias y mayor protección frente a la violencia en las escuelas, un reflejo de la agudización del conflicto social que «se mete adentro de la escuela».
La gente adoptó los carteles provistos por el gremio, que incluían consignas como «Devuelvan el Fonid» y «Basta de maltratos en las escuelas». La marcha del 9 de junio nos dejó una certeza en el aire: «Si vos abrís la puerta y das la oportunidad, la gente sale y se expresa», afirma un compañero de la Azul y Blanca. En tiempos de incertidumbre, las y los docentes de Echeverría demostraron que la calle sigue siendo el escenario fundamental para la defensa de sus derechos y de la educación pública.
Corresponsal
Hoy N° 2064 18/06/2025