El lunes 8 de septiembre decenas de miles de jóvenes se movilizaron por las calles de Katmandú, capital de Nepal. Es poca la información confiable de los sucesos. Mientras los medios occidentales remarcan el protagonismo de la “generación Z”, jóvenes que desbordaron las calles frente a la prohibición del gobierno de utilizar redes sociales, hay otros sectores que plantean un panorama distinto. En el trasfondo de la protesta está el avance de la corrupción en el gobierno y el empeoramiento de la situación económica.
Nepal es un país de 30 millones de habitantes al Sur de Asia, que limita con China y la India. Tras diez años de guerra popular y un gran movimiento democrático encabezado por el Partido Comunista de Nepal- Maoísta, PCN (m), fue derrocado el régimen monárquico feudal en el 2006.
Hoy es una democracia parlamentaria, en la que el gobierno estaba a cargo del primer ministro Sharma Oli, del Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado), hasta su renuncia tras el estallido del 8 de septiembre
Durante las semanas previas se habían viralizado videos donde los hijos de los principales funcionarios ostentaban un estilo de vida lujoso. Los jóvenes identificados con la Generación Z denunciaron en las redes sociales a estos «niños nepo», que mostraban sus autos de lujo, ropa de diseñador, dispositivos electrónicos y viajes al extranjero, a menudo acompañados por sus padres que publicaban con orgullo fotos de sus hijos estudiando en el extranjero.
En un intento por frenar la movilización, el gobierno de Sharma Oli bloqueó las redes sociales pero esta medida sólo sirvió para multiplicar el odio de los sectores populares, con miles de jóvenes barricando las calles y rodeando el Parlamento. La policía reprimió salvajemente a los manifestantes asesinando a 19 jóvenes.
Al día siguiente continuaron los combates y las masas incendiaron el parlamento, la Corte Suprema, los principales edificios del gobierno, la prensa oficialista y la residencia del primer ministro Sharma Oli, que huyó y entregó el poder. Entre lunes y martes fueron asesinados 51 personas y 1.300 sufrieron heridas. La ex presidenta de la Corte Suprema Sushila Karki fue nombrada el viernes 12 como primera ministra interina.
Pushpa Kamal Dahal (más conocido como Prachanda), líder del Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta), ex primer ministro de Nepal en varias oportunidades se expresó en nombre de su partido repudiando la represión, y apoyando las demandas de la Generación Z. Prachanda ya venía criticando medidas del gobierno de Sharma Oli, como la suspensión del subsidio a productores agrícolas.
“Prachanda también distanció a los manifestantes de la Generación Z de los actos generalizados de incendios y vandalismo que siguieron, incluidos los ataques a Singha Durbar, la Corte Suprema y oficinas políticas, argumentando que tales incidentes fueron obra de ‘elementos no deseados’ que se infiltraron en el movimiento.
“Criticó la alianza Congreso-UML como una «coalición antinatural» que no logró implementar reformas de gobernanza y, en cambio, impuso restricciones a las redes sociales y un desgobierno impulsado por la corrupción. Según él, esto creó las condiciones para un levantamiento juvenil” (https://thehimalayantimes.com/nepal/maoist-centre-extends-support-to-gen-z-protests-demands-judicial-probe).
Otros sectores advierten del aprovechamiento de las justas protestas de los sectores juveniles en Nepal por parte de fuerzas reaccionarias e incluso monárquicas, y también de la intromisión de los gobiernos de la India y de la China socialimperialista, que se disputan por aumentar su injerencia en Nepal.
hoy N° 2077 17/09/2025