Este triple femicidio nos llenó de bronca y dolor, pero la respuesta colectiva no se hizo esperar: transformamos ese dolor en lucha. Desde que se confirmó la tragedia, a lo largo y ancho del país nos movilizamos reclamando justicia.
Entre el miércoles y el sábado se realizaron marchas y actividades en Capital Federal, en localidades del Gran Buenos Aires como La Matanza, Florencio Varela, Quilmes, Solano, Tigre, y en ciudades bonaerenses como La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca y San Nicolás.
También se salió a las calles y plazas en distintas ciudades de las provincias de San Juan, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Jujuy, Salta, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, La Pampa, Río Negro, Neuquén, Catamarca, Chaco y Santa Fe.
El sábado 27 de septiembre, las calles volvieron a llenarse desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso en una masiva movilización encabezada por las familias y vecinos de Morena, Brenda y Lara. Además de los nombres de las chicas, se pudo ver una bandera que decía: “Justicia, a las pibas no se las mata”.
Desde el PCR, la JCR y la CCC participamos en la marcha, como lo hicimos en las actividades de todo el país, junto con otras organizaciones sociales, feministas, sindicatos, partidos políticos y una enorme cantidad de personas autoconvocadas. Finalizada la movilización y al momento en que la familia se retiraba la Policía de la Ciudad reprimió a parte de la familia, hecho que repudiamos y denunciamos. Esa es la respuesta de este gobierno ante el pedido de justicia.
El ajuste de Milei y el avance del hambre, la droga y la violencia
La violencia machista no se detiene: en Argentina, cada 36 horas una mujer es asesinada. El reciente triple femicidio volvió a exponer la crudeza de una realidad que se profundiza en contextos de ajuste. Ser mujer hoy constituye un factor de riesgo; serlo en barrios atravesados por la pobreza lo agrava aún más.
El gobierno de Javier Milei con su política hunde en el hambre y la pobreza a millones en las barriadas populares y en el campo. El barrio en el que vivían Lara, Brenda y Morena, en La Tablada, supo ser protagonista en 1973/74 de una gran lucha en el “Complejo 17”, que con su Junta Vecinal y un Cuerpo de Delegados conquistó la adjudicación de los terrenos y la conexión del agua potable. La dictadura genocida barrió con esta organización, y la degradación de las condiciones de vida del barrio continúan hasta hoy.
El gobierno avanzó en el desfinanciamiento de organismos clave como la Sedronar, lo que deja sin respuesta a miles de jóvenes que atraviesan situaciones de consumo. Sin programas de prevención, acompañamiento ni dispositivos comunitarios, crece la presencia del narcotráfico en los territorios. La droga, lejos de ser abordada como un problema de salud pública, aparece cada vez más, para todos esos pibes y pibas que el gobierno piensa que son “descartables” como un recurso de escape ante la falta de trabajo, oportunidades y futuro. Eso al mismo tiempo que ampara a los grandes narcos, que son los que financian las campañas de los candidatos a las elecciones, como vemos con Espert en la provincia de Buenos Aires.
El gobierno de Milei desde el inicio cerró el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y cerró o recortó fondos para programas de asistencia a víctimas de violencia de género, refugios y líneas de atención. Afirmó que los organismos o programas eran “ideológicos” y que no tenían resultados concretos. Al mismo tiempo, su ministro de “Justicia” Cúneo Libarona impulsó sacar la figura de femicidio del Código Penal.
En este marco, las movilizaciones que se multiplican en todo el país ponen de relieve la persistencia de un tejido social que se organiza frente a un gobierno que sólo tiene políticas estatales para reprimir y hambrear. La ecuación es clara: el ajuste económico y la desfinanciación de políticas públicas agravan las condiciones de vida de las mayorías, así la violencia de género y los dramas de las pibas se entrelazan y cobran vidas.
La intersección entre pobreza, el crecimiento de los narcos en los barrios la y violencia machista revela un panorama alarmante, con una política que condena a nuestras pibas a no tener futuro.
La única salida posible es reforzar la red comunitaria y sostener la lucha en las calles. los derechos se conquistan y se defienden, más ahora frente a un gobierno como el de Milei, que buscan desarmarlos.
Más que nunca gritamos que las mujeres y diversidades estamos en emergencia. Las vidas y familias destrozadas nos duelen profundamente. Ese dolor lo transformamos en lucha colectiva, y por eso resulta imprescindible que se declare la emergencia nacional en violencia de género, garantizando presupuesto para prevenir la violencia.
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hoy N° 2079 01/10/2025